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 Philosophers

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david

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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeTue Nov 12, 2019 2:19 pm

Good morning,

as I think it's my obligation to post the "definitive" version of the 8.3 point from my second book; I do also think it's my obligation to post this "definitive" argumentative reasoning that explains our cognitive constitution while, at once, it's explaining our differences towards the other animals and, principally, the computers.  The two important fields (the study/recognizing of the essence and the dignity of the animals, our evolutive ancestors; and the study/recognizing of the big help the computers have meant and can mean to human) are helpy to understand better our transcendent nature.
I think this is going to be a very big concentration of my first essay, at the very least, of the second part of it; advancedly in progress.
I will edit it all and I'll also post this editing.  I think I have to share the coming books on the averaged ways of anybody else, but after all I have been saying, this point, as the 8.3, I Know I have to explain well.  Just for a matter of Responsability.

This is
"Computación y racionalidad
Este trabajo tiene como objeto delimitar en forma objetiva las diferencias substanciales que se dan entre los procesos de la consciencia racional (lógica-trascendente) y los procesos de la computación informática.  A tal efecto, presentaré una relación de argumentos que tienen una plena entidad justificativa y que, a su vez, como no podía ser de otra forma, una plena complementariedad significativa.
1.-El ser vivo nace de un larguísimo proceso de Evolución (por muchos millones de años) dado en el seno de las estructuras de la realidad.  Y debemos presuponemos unas estructuras en esta realidad, porque de lo contrario no habría podido dar lugar sino al caos: la vida presupone una estabilidad, y la vida racional presupone una coherencia.
En tal sentido, cabe hablar de estructuras de la realidad, al menos, en un sentido espacio-temporal: miles de millones de años después del Big bang, nacieron las galaxias, y en su interior, los planetas: la vida que conocemos es la que ha nacido en y a partir de estas estructuras, al menos, y dichas estructuras deben poseer alguna clase de relación causal y esencial.
El ordenador, por “inteligente” que sea, nace de la mente y de las manos del ser humano, es un artefacto, un objeto tecnológico.  Esto presupone un origen bastante más delimitado (y finito) en el espacio-tiempo que el que concierne a la vida; las consecuencias de esto no son ligeras.

2.-El ordenador no es autoconsciente, ni tiene consciencia del otro.  De hecho, ni siquiera tiene plena consciencia del objeto físico.  Porque “tener consciencia de” solo puede acontecer en el seno de la vida: “estar en el mundo” significa estar en él en términos de “totalidad” de interacción.  Quiero decir, los cambios de una cierta entidad que se produzcan en  el entorno físico afectarán al ser vivo y a su consciencia (la cual también es un resultado evolutivo que nace y se desarrolla en el seno orgánico del ser y en el seno ambiental del entorno: no hay una solución de continuidad entre la inteligencia y los sentidos) en todo el espectro de su umbral perceptivo; pero la limitación cuantificable de ese espectro, como sucede, por ejemplo, en el caso del oído humano, que es incapaz de oír frecuencias de un orden por encima y por debajo de ese umbral (determinado genéticamente), no prejuzga en ningún modo racional y/o fáctico que las formas cualitativas de suceder todos los cambios posibles tengan un carácter finito a priori.  
La Naturaleza se presenta como un resorte inagotable de posibilidades físicas para nuestros sentidos y nuestro sistema de racionalidad: nadie, ni siquiera las ramas más avanzadas de la ciencia, puede predecir toda la tipología y los grados de variabilidad de los eventos susceptibles de afectar a nuestra vida, individual y colectiva, en la Tierra.  
Y cuando digo “afectar” me refiero a todos aquellos efectos dinámicos con repercusiones biológicas de cualquier tipo: desde la simple percepción más o menos funcional (en el seno del umbral perceptivo), a la génesis de los procesos evolutivos para una especie (se extinguen los que no se adaptan en modo suficiente al cambio), hasta la posible extinción.
La finitud del ser vivo debe concebirse como un resultado de lo Natural, pero no como un principio por el que definir lo Natural.  No hay un paso racional de la finitud humana a la finitud de la Naturaleza.  Desde luego, como decíamos al principio, alguna homogeneidad debe haber entre lo Natural y lo humano, pero notemos que el resultado de esto se puede ver reflejado de un modo bien distinto al que podría interesar mayormente a los partidarios de una interpretación lógica formal de la realidad: solo a título de ejemplo, entre muchos otros dilemas de la ciencia y del conocimiento en general: en el seno de nuestra consciencia “superior”, es imposible evitar preguntarse por qué había antes del Big bang.  Obviamente, esto supone una apertura cognitiva y fáctica en plena correspondencia mutua, y que trasciende la noción de finitud del objeto simple.

3.-Esto no sucede así en el caso de los ordenadores.  Obviamente, si cae un meteorito sobre una máquina computacional, ésta quedará destruida; y si se produce un cambio climático, los dispositivos del ordenador se verán más o menos afectados, pero ello no coadyuvará a formas nuevas de “vida” artificial.  Ésta solo puede tomar sentido como alguna suerte de metáfora más o menos divertida en el plano virtual, donde se desarrolle alguna clase de programario que represente lo que sucede en el mundo real.
También podría aducirse, en esta misma línea ampliada, que alguien podría crear un programa informático que preparase a un gran ordenador para fabricar otros ordenadores adaptados a una determinada temperatura.  Y esto es cierto; pero lo relevante aquí es que esa previsión tendrá un carácter limitado a un número fijo de variaciones climáticas (seguimos con el mismo ejemplo de adaptación, pero pueden tomarse muchos más), y a un grado máximo de variabilidad bien determinado para cada una de esas variaciones.
Con esto, además, se puede inferir que el ser humano, pese a su finitud, es susceptible de llegar a posiciones intelectuales que trascienden lo inmediato (entendido como el sentido de origen evolutivo animal por el que percibimos cada objeto y cada ser: y esto es clave, puesto que no es lo mismo ser capaces de asumir perceptivamente la presencia de un depredador que la de un árbol de fruta); pero también lo mismo en un sentido contrario: pese a su trascendencia, el ser humano es finito, lo cual, como lo anterior, constituye una expresión de la paradoja fundacional de la comprensión de nuestro ser, y de ese ser.
Para nosotros, comprender el ser y hablar del ser no puede diferenciarse, pero tampoco puede diferenciarse “el ser” de lo anterior.  ¿Qué es el ser?  Desde luego, no es nada a que nos podamos referir prescindiendo de las estructuras (derivadas, en la Naturaleza) de nuestro sistema cognitivo-racional.  Es por esto que Kant hablaba de una razón transcendental, dado que no hay forma de acceder de un modo directo y absoluto a ese ser ontológico, sino que ello siempre debe venir mediado por nuestro filtro perceptivo y (añado, en relación a Kant) cognitivo.  Ahí se manifiesta nuestra finitud, así como nuestra esencia especular con respecto al mundo que nos precede en modo histórico-temporal-evolutivo y en modo estructural (constituyéndonos); pero también nuestro carácter trascendente (esta complejidad va más allá del objeto, en su propia finitud)

4.- ¿Por qué existe esa paradoja constitutiva?  Pues porque nuestro desarrollo consciente en algún momento devino autoconsciente.  Los animales, en general, no gozan de esta capacidad (hay unos signos rudimentarios de esto en los simios, los delfines y los elefantes, pero hay una diferencia cualitativa entre nosotros que se manifiesta, más o menos implícitamente, a lo largo de esta exposición); ellos se atienen al objeto de su percepción, conforme al modo en que han sido genéticamente constituidos; y poco más.
El ser humano es bien consciente de su presencia en el mundo, y de las múltiples maneras en que ésta acontece o puede acontecer a lo largo de la historia de su vida, y a lo largo de la historia del mundo.  Esto constituye un simbolismo cognitivo, al igual que el lenguaje (simbolismo porque trasciende la mera presencia, el aparecerse positivizado de la cosa ante los sentidos: “belleza” es mucho más que esa conjunción de trazos lineales sobre un papel, o sobre la pantalla de un ordenador).
Gracias a ese simbolismo, que en nuestra historia evolutiva se ha desarrollado en forma consistente con nuestra capacidad lógica-analítica, somos capaces de efectuar los razonamientos presentados hasta ahora, y muchos otros más, claro, por supuesto.

5.- En la integración de este simbolismo analítico, se aparece la noción del “ser”, ya referida en el texto.  Cada cosa o entidad es, y para nosotros tal cosa resulta así, en principio, de forma nítida (absoluta: como ya decía Aristóteles, sin el principio de la identidad –y el de la contradicción y el del tercero excluido- no puede haber pensamiento ni conocimiento.
Esto es así en el plano simbólico abstracto que ahora estamos desarrollando, porque, como bien sabemos, cualquiera de nosotros que no haya estudiado nunca estas cuestiones (o que, simplemente, no esté de acuerdo con lo que digo aquí), será capaz de interactuar con los demás objetos del mundo de forma funcional y hasta exitosa.
Pero ello no desvirtúa la afirmación aristotélica.  La clave de este posibilismo aparentemente contradictorio radica en que nuestra constitución transcendental tiene su origen en los animales que nos antecedieron en la Evolución, que no necesitan de la filosofía para sobrevivir.  En clave humana, esto se traduce en que hay diferentes niveles de abstracción simbólica, y que en un plano “pre-filosófico”, no hay problemas más allá de los que incumben a nuestro sistema adaptativo.
Pero la realidad es que en el plano superior de la consciencia, sí acontece esa necesidad del “ser”.  Y hay un problema añadido: la aprehensión autodemostrada (esto, habitualmente, ha sido definido por la filosofía como intuición intelectual, pero no es solo esto: el razonamiento se basa en el análisis autorreferencial de la propia consciencia, y de sus necesidades estructurales y funcionales para operar en sí misma y en el mundo) del ser viene acompaña por la aprehensión de otra realidad quizá menos necesitada de tareas abstractivas: el cambio es continuo en nuestra realidad.
Como decía Heráclito, no te puedes bañar dos veces en el mismo río, porque las aguas ya no serán las mismas.  Esto supone un serio hándicap para el principio de identidad, en clave racional abstracta; lo cual no disminuye para nada su ubicuidad en la mente cognitiva.  
Y hay más.  Sin profundizamos en nuestra consciencia, nos daremos cuenta de que también tenemos la noción de una totalidad del conjunto del mundo, que se divide en un número innumerable de partes, visibles y no visibles.  En su simbolismo máximo, esta es la expresión más esencial del Ser.
Pero dónde establecemos el punto clave que delimita al primer río de Heráclito frente al “segundo”, y como establecemos en forma finita y bien delimitada el conjunto de la conexiones que se dan en el seno de “lo Uno y lo múltiple”.  No hay forma.  Junto a la identidad aristotélica, aparece necesariamente la metafísica del cambio, esto es, lo que trasciende la presencia del objeto físico para el animal no simbólico, y que se sitúa en un plano de una cierta indeterminación y de apertura supraobjetiva, que no irracional, en tanto que, como vimos al principio, nos constituye como seres autoconscientes y simbólicos.
Concluyentemente, se da una paradoja de perfecta ubicuidad en nuestra visión más racional del mundo, en lo que se refiere a la aprehensión del objeto mismo, y en lo que se refiere al conjunto de los objetos; lo cual se halla en correspondencia constitutiva con la paradoja de la trascendencia en la finitud.

6.-Los ordenadores no pueden apreciar estas cuestiones.  Los sistemas computacionales funcionan conforme a un conjunto de parámetros lógicos cerrados, de significados estrictamente reconducibles a “0” y a “1”, en un nivel enorme de combinaciones.
Pero este nivel de combinaciones, por enorme que sea, no puede evitar definir su esencia como una instancia finita, en un sentido categorial o cualitativo.  Quiero decir, un ordenador puede combinar y dar “sentido”  a un número ingente de datos e, incluso, generar ecuaciones por las cuales predecir el comportamiento de un sistema de in-puts insertado previamente en la máquina, a partir de un programario y de un mandato concretos; pero esto siempre acontecerá en un plano finito de modos de combinación y de explicación, que serán exactamente los mismos que haya decidido el programador, en ocasiones, incluso, en forma no completamente consciente, por causa del enorme ámbito de las relaciones entre relaciones lógico-formales que puede llegar a computar el ordenador (combinaciones de ecuaciones hasta llegar a una definitiva).
Hay un conjunto muy importante de ventajas para este sistema de “inteligencia” artificial.  Entre otras, destaca la capacidad para procesar con sentido y con rapidez conjuntos de variables no reconducibles simbólicamente a una categoría única, como sucede con las jugadas del ajedrez, por ejemplo.  
Pero, en la otra perspectiva, la máquina no dispone de la versatilidad suficiente para apreciar algunos matices situados más allá de su nivel propio y estipulado en forma finita, que tal vez el ser humano, desde su propia finitud perceptiva, sí puede ser capaz de reconducir esos matices por vías alternativas a la prevista inicialmente.  En primer lugar merced a su adaptabilidad sensitiva: las personas sordas que no nacieron así, con el tiempo afinan su oído; asimismo, en último extremo, el ser vivo dispone de mecanismos adaptativos por los cuales no hay forma de asegurar con certeza que en ningún momento será capaz de percibir el matiz; lo cual, traducido en el ámbito de la programación, viene a ser lo mismo que decir que la capacidad del ordenador dependerá, en última instancia, de la capacidad de su programador.  Solo por esta vía mediatizada puede hablarse de versatilidad de la máquina, como un carácter derivado y no en sí.
En segundo lugar, la versatilidad humana vendrá sustentada sobre la capacidad para procesar los in-puts del mundo de la vida sobre un principio no limitado a priori de combinaciones y recombinaciones analíticas hasta llegar a constituir un significado más o menos válido.  
Ciertamente, hay una mayor falibilidad en este proceso cognitivo que en el que desarrollan los ordenadores (en un sentido estructural, e idealmente, ya que las máquinas, por defectos de programación o por malas condiciones ambientales, a veces, también fallan), pero esa falibilidad constituye la contrapartida paradójica y funcional de la objetividad, en la apertura metafísica de nuestra realidad simbolizada.
7.-Es decir, en los diversos niveles del simbolismo cognitivo, la apertura del objeto y de las relaciones de los objetos propicia, al igual que la mayor posibilidad del error (natural), una aptitud sin parangón artificial para hallar “soluciones” a los problemas (la ciencia constituye un nivel de abstracción inferior al de la filosofía, desde su método objetivo, pero: a) mucho antes de la ciencia, el ser humano aprendió a hacer un hacha de mano donde antes solo había una piedra; y b) autores de la filosofía de la ciencia, como Popper, son conscientes de esta falibilidad en el seno del progreso, no siempre lineal pero igualmente nunca dado en forma de saltos absolutos de inconmensurabilidad teórica).
La capacidad para trascender de lo dado en la forma del objeto del animal presimbólico (un en sí "absolutamente" bien delimitado frente a todo lo demás, merced a nuestros sentidos perceptivos y a la emotividad que les acompaña), solo puede tomar sentido a partir del simbolismo que nos capacita para comprender lo que está más allá del “aquí” y el “ahora”  del objeto físico concebido en clave biológica-animal.   No obstante, se trata de un carácter transcendental que no precisa ser comprendido para ser funcional (recordemos el ejemplo del hombre primitivo que pule la piedra y comparte su conocimiento por medio de alguna clase de protolenguaje más o menos complejo), y por eso mismo es transcendental: nos constituye como especie racional y trascendente [a adquisición de esta capacidad de trascender, como dije, ha ido evolutiva y culturalmente acompañada de una mucho mayor capacidad para la comprensión y para la recombinación analíticas y, por tanto, para la creación de nuevas realidades y mundos: lo simbólico nos proyecta más allá del "aquí y el ahora", porque nos hace lo suficientemente libres en el plano cognitivo para el ejercicio de una capacidad de recombinación analítica casi ilimitada, por amplificar y abrir enormemente el ámbito de nuestra consciencia: no se trata solo de una cuestión lógica o metalógica explicativa, en verdad, en la vida evolutiva, podemos "salir" de la causalidad genéticamente preconfigurada de los fenómenos que domina a los animales porque podemos ver más allá de ellos, en condiciones adecuadas, obviamente].  Y su comprensión autoconsistente es la confirmación definitiva de la naturaleza que somos.
Por eso el ordenador no puede comprender nada de todo esto, ni sentir, ni vivir; porque su capacidad para procesar datos complejos representa una clave cerrada en sí misma con respecto al mundo, con la muy útil excepción de una única vía de entrada para cada caso de estudio,  delimitada apriorísticamente sobre el conjunto de las siguientes variables no informáticas: la constitución fabril del ordenador, el programario adaptable y añadido posteriormente a su fabricación, el mandato concreto del técnico humano y, finalmente, los in-puts que se haya decidido insertar en ese conjunto computacional conforme a unos criterios absolutamente bien definidos".
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeTue Nov 12, 2019 3:12 pm

Edited.
By the best hearted wishing!
As I think some People may have been able to see, this is opening the direct rational road to the ethics argument.
flower love smiley flower

Vida y racionalidad
Este trabajo tiene como objeto delimitar en forma objetiva las diferencias substanciales que se dan entre los procesos de la consciencia racional (lógica-trascendente) y los procesos de la computación informática. A tal efecto, presentaré una relación de argumentos que tienen una plena entidad justificativa y que, a su vez, como no podía ser de otra forma, una plena complementariedad significativa.
1.-El ser vivo nace de un larguísimo proceso de Evolución (por muchos millones de años) dado en el seno de las estructuras de la realidad. Y debemos presuponer unas estructuras en esta realidad, porque de lo contrario no habría podido dar lugar sino al caos: la vida presupone una estabilidad, y la vida racional presupone una coherencia.
En tal sentido, cabe hablar de estructuras de la realidad, al menos, en un sentido espacio-temporal: miles de millones de años después del Big bang, nacieron las galaxias, y en su interior, los planetas: la vida que conocemos es la que ha nacido en, y a partir de, estas estructuras (al menos), y dichas estructuras deben poseer alguna clase de relación causal y esencial.
El ordenador, por “inteligente” que sea, nace de la mente y de las manos del ser humano, es un artefacto, un objeto tecnológico. Esto presupone un origen bastante más delimitado (y finito) en el espacio-tiempo que el que concierne a la vida; las consecuencias de esto no son ligeras.

2.-El ordenador no es autoconsciente, ni tiene consciencia del otro. De hecho, ni siquiera tiene plena consciencia del objeto físico. Porque “tener consciencia de” solo puede acontecer en el seno de la vida: “estar en el mundo” significa estar en él en términos de “totalidad” de interacción.
Los cambios de una cierta entidad que se produzcan en el entorno físico afectarán al ser vivo y a su consciencia (la cual también es un resultado evolutivo que nace y se desarrolla en el seno orgánico del ser y en el seno ambiental del entorno: no hay una solución de continuidad entre la inteligencia y los sentidos) en todo el espectro de su umbral perceptivo; pero la limitación cuantificable de ese espectro, como sucede, por ejemplo, en el caso del oído humano, que es incapaz de oír frecuencias de un orden por encima y por debajo de ese umbral (más o menos determinado genéticamente), no prejuzga en ningún modo racional y/o fáctico que las formas cualitativas de suceder todos los cambios posibles tengan un carácter finito a priori.
La Naturaleza se presenta como un resorte inagotable de posibilidades físicas para nuestros sentidos y nuestro sistema de racionalidad: nadie, ni siquiera las ramas más avanzadas de la ciencia, puede predecir toda la tipología y los grados de variabilidad de los eventos susceptibles de afectar a nuestra vida, individual y colectiva, en la Tierra.
Y cuando digo “afectar” me refiero a todos aquellos efectos dinámicos con repercusiones biológicas de cualquier tipo: desde la simple percepción más o menos funcional (en el seno del umbral perceptivo), a la génesis de los procesos evolutivos para una especie (se extinguen los que no se adaptan en modo suficiente al cambio), hasta la posible extinción.
La finitud del ser vivo debe concebirse como un resultado de lo Natural, pero no como un principio por el que definir lo Natural. No hay un paso racional de la finitud humana a la finitud de la Naturaleza. Desde luego, como decíamos al principio, alguna homogeneidad debe haber entre lo Natural y lo humano, pero notemos que el resultado de esto se puede ver reflejado de un modo bien distinto al que podría interesar mayormente a los partidarios de una interpretación lógica formal de la realidad: solo a título de ejemplo, entre muchos otros dilemas de la ciencia y del conocimiento en general: en el seno de nuestra consciencia “superior”, es imposible evitar preguntarse por qué había antes del Big bang. Obviamente, esto supone una apertura cognitiva y fáctica en plena correspondencia mutua (ontoepistémica), que trasciende la noción de finitud del objeto “simple”.

3.-Esto no sucede así en el caso de los ordenadores. Obviamente, si cae un meteorito sobre una máquina computacional, ésta quedará destruida; y si se produce un cambio climático, los dispositivos del ordenador se verán más o menos afectados, pero ello no coadyuvará a formas nuevas de “vida” artificial. Ésta solo puede tomar sentido como alguna suerte de metáfora más o menos divertida en el plano virtual, donde se desarrolle alguna clase de programario que represente lo que sucede en el mundo real.
También podría aducirse, en esta misma línea ampliada, que alguien podría crear un programa informático que preparase a un gran ordenador para fabricar otros ordenadores adaptados a una determinada temperatura. Y esto es cierto; pero lo relevante aquí es que esa previsión tendrá un carácter limitado a un número fijo de variaciones climáticas (seguimos con el mismo ejemplo de adaptación, pero pueden tomarse muchos más), y a un grado máximo de variabilidad bien determinado para cada una de esas variaciones.
Con esto, además, se puede inferir que el ser humano, pese a su finitud, es susceptible de llegar a posiciones intelectuales que trascienden lo inmediato [entendido como el sentido de origen evolutivo animal por el que percibimos cada objeto y cada ser: y esto es clave, puesto que no es lo mismo ser capaces de asumir perceptivamente la presencia de un depredador que la de un árbol de fruta; y, asimismo, esto es prueba irrefutable del sentido que evolutivamente subyace, en múltiples niveles de la comprensión teórica y práctica, a nuestra inserción en el mundo]; pero también lo mismo en un sentido contrario: pese a su trascendencia, el ser humano es finito, lo cual, como lo anterior, constituye una expresión de la paradoja fundacional de la comprensión de nuestro ser, y de ese ser.
Por otra parte, para nosotros, comprender el ser y hablar del ser no puede diferenciarse, pero tampoco puede diferenciarse “el ser” de lo anterior. ¿Qué es el ser? Desde luego, no es nada a que nos podamos referir prescindiendo de las estructuras (derivadas, en la Naturaleza) de nuestro sistema cognitivo-racional. Es por esto que Kant hablaba de una razón transcendental, dado que no hay forma de acceder de un modo directo y absoluto a ese ser ontológico, sino que ello siempre debe venir mediado por nuestro filtro perceptivo y (añado, en relación a Kant) cognitivo. Ahí se manifiesta nuestra finitud, así como nuestra esencia especular con respecto al mundo que nos precede en modo histórico-temporal-evolutivo y en modo estructural (constituyéndonos); pero también nuestro carácter trascendente (dado que esta complejidad va más allá del objeto, en su propia finitud)

4.- ¿Por qué existe esa paradoja constitutiva? Pues porque nuestro desarrollo consciente en algún momento devino autoconsciente. Los animales, en general, no gozan de esta capacidad (hay unos signos rudimentarios de esto en los simios, los delfines y los elefantes, pero hay una diferencia cualitativa entre nosotros que se manifiesta, más o menos implícitamente, a lo largo de esta exposición); ellos se atienen al objeto de su percepción, conforme al modo en que han sido genéticamente constituidos; y poco más (la autoconsciencia nos sitúa de pleno frente a algo que es en sí pero que no está “ahí”, físicamente para los sentidos; por esto digo que nos “abre” el mundo objetivo típico o cartesiano de la ciencia, hecho a imagen del objeto presimbólico animal –solo en perspectiva metodológica, pues estamos hablando sobre la definición de un plano transcendental y trascendente).
El ser humano es bien consciente de su presencia en el mundo, y de las múltiples maneras en que ésta acontece o puede acontecer a lo largo de la historia de su vida, y a lo largo de la historia del mundo. Esto constituye un simbolismo cognitivo, al igual que el lenguaje (simbolismo porque trasciende la mera presencia, el aparecerse positivizado de la cosa ante los sentidos: “belleza” es mucho más que esa conjunción de trazos lineales sobre un papel, o sobre la pantalla de un ordenador).
Gracias a ese simbolismo, que en nuestra historia evolutiva se ha desarrollado en forma consistente con nuestra capacidad lógica-analítica, somos capaces de efectuar los razonamientos presentados hasta ahora, y muchos otros más, claro, por supuesto.

5.- En la integración de este simbolismo analítico, se aparece la noción del “ser”, ya referida en el texto. Cada cosa o entidad es, y para nosotros tal cosa resulta así, en principio, de forma nítida (absoluta: como ya decía Aristóteles, sin el principio de la identidad –y el de la contradicción y el del tercero excluido- no puede haber una coherencia mínima ni, por tanto, pensamiento o conocimiento).
Esto es así en la perspectiva del plano simbólico abstracto que ahora estamos desarrollando, porque, como bien sabemos, cualquiera de nosotros que no haya estudiado nunca estas cuestiones (o que, simplemente, no esté de acuerdo con lo que digo aquí), será capaz de interactuar con los demás objetos del mundo de forma funcional y hasta exitosa.
La clave de este posibilismo teórico radica en que nuestra constitución transcendental tiene su origen en los animales que nos antecedieron en la Evolución, quienes no necesitan de la filosofía para sobrevivir. En clave humana, esto se traduce en que hay diferentes niveles de abstracción simbólica, y que en un plano “pre-filosófico”, no hay problemas más allá de los que incumben a nuestro sistema adaptativo.
Pero la realidad es que en el plano superior de la consciencia, sí acontece esa necesidad del “ser”. Y hay un problema añadido: la aprehensión autodemostrada (esto, habitualmente, ha sido definido por la filosofía como intuición intelectual, pero no es solo esto: el razonamiento se basa en el análisis autorreferencial de la propia consciencia, y de sus necesidades estructurales y funcionales para operar en sí misma y en el mundo) del ser viene acompaña por la aprehensión de otra realidad quizá menos necesitada de tareas abstractivas: el cambio es continuo en nuestra realidad, al menos, desde la óptica de la identidad ontológica.
Como decía Heráclito, no te puedes bañar dos veces en el mismo río, porque las aguas ya no serán las mismas. Esto supone un serio hándicap para el principio de identidad, en clave racional abstracta; lo cual no disminuye para nada su ubicuidad en la mente cognitiva.
Y hay más. Si profundizamos en nuestra consciencia, nos daremos cuenta de que ésta también mantiene la noción de una totalidad del conjunto del mundo, que se divide en un número innumerable de partes, visibles y no visibles. En su simbolismo máximo, esta es la expresión más esencial del Ser.
Pero dónde establecemos el punto clave que delimita al “primer” río de Heráclito frente al “segundo” y “sucesivos”, y como establecemos en forma finita y bien delimitada el conjunto de la conexiones más o menos esenciales que se dan en el seno de “lo Uno y lo múltiple”. No hay forma. Junto a la identidad aristotélica, aparece necesariamente la metafísica del cambio, esto es, lo que trasciende la presencia del objeto físico propio del animal no simbólico (nosotros también “funcionamos” en esta clave: si se nos aparece un león, poco simbolismo efectivo necesita nuestra mente para impulsarnos a correr; esto tiene una correspondencia evolutiva, relativa a cómo han ido acumulándose en modo funcional las capas de nuestro cerebro), y que se sitúa en un plano de una cierta indeterminación y de apertura supraobjetiva, que no irracional, en tanto que nos constituye como seres autoconscientes y simbólicos.
Concluyentemente, se da una paradoja de perfecta ubicuidad en nuestra visión más racional del mundo, en lo que se refiere a la aprehensión del objeto mismo, y en lo que se refiere al conjunto de los objetos; lo cual se halla en correspondencia constitutiva con la paradoja de la trascendencia en la finitud.

6.-Los ordenadores no pueden apreciar estas cuestiones. Los sistemas computacionales funcionan conforme a un conjunto de parámetros lógicos cerrados, de significados estrictamente reconducibles a “0” y a “1”, en un nivel enorme de combinaciones.
Pero este nivel de combinaciones, por enorme que sea, no puede evitar definir su esencia como una instancia finita, en un sentido categorial o cualitativo. Quiero decir, un ordenador puede combinar y dar “sentido” a un número ingente de datos e, incluso, generar ecuaciones por las cuales predecir el comportamiento de un sistema de in-puts insertado previamente en la máquina, a partir de un programario y de un mandato concretos; pero esto siempre acontecerá en un plano finito de modos de combinación y de explicación, que serán exactamente los mismos que haya decidido el programador, en ocasiones, incluso, en forma no completamente consciente, por causa del enorme ámbito de las relaciones entre relaciones lógico-formales que puede llegar a computar el ordenador (combinaciones de ecuaciones hasta llegar a una definitiva).
Hay un conjunto muy importante de ventajas para este sistema de “inteligencia” artificial. Entre otras, destaca la capacidad para procesar con sentido y con rapidez conjuntos de variables no reconducibles simbólicamente a una categoría única, como sucede con las jugadas del ajedrez, por ejemplo.
Pero, en la otra perspectiva, la máquina no dispone de la versatilidad suficiente para apreciar algunos matices situados más allá de su nivel propio de percepción, estipulado en forma finita. Esto es algo que no sucede del mismo modo en el ser humano, desde su propia finitud sensitiva y perceptiva. Éste, puede ser capaz de reconducir esos matices por vías alternativas a la/s prevista/s inicialmente. En primer lugar merced a su adaptabilidad sensitiva: por ejemplo, las personas sordas que no nacieron así, con el tiempo afinan su oído, asimismo, y quizá en último extremo, el ser vivo dispone de mecanismos adaptativos por los cuales no hay forma de asegurar con certeza que en ningún momento será capaz de percibir el matiz, lo cual, traducido al ámbito de la programación, viene a ser lo mismo que decir que la capacidad del ordenador dependerá, en última instancia, de la capacidad de su programador. Solo por esta vía mediatizada puede hablarse de versatilidad de la máquina, como un carácter derivado y no en sí.
En segundo lugar, la versatilidad humana vendrá sustentada sobre la capacidad para procesar los in-puts del mundo de la vida sobre un principio no bien delimitado a priori de combinaciones y recombinaciones analíticas hasta llegar a constituir un significado más o menos válido.
Ciertamente, hay una mayor falibilidad en este proceso cognitivo que en el que desarrollan los ordenadores (en un sentido estructural, e idealmente, ya que las máquinas, por defectos de programación o por malas condiciones ambientales, a veces, también fallan), pero esa falibilidad constituye la contrapartida paradójica y funcional de la objetividad, en la apertura metafísica de nuestra realidad simbolizada.
7.-Es decir, en los diversos niveles del simbolismo cognitivo, la apertura del objeto y de las relaciones de los objetos propicia, al igual que la mayor posibilidad del error (natural), una aptitud sin parangón artificial para hallar “soluciones” a los problemas (la ciencia constituye un nivel de abstracción inferior al de la filosofía, desde su método objetivo, pero: a) mucho antes de la ciencia, el ser humano aprendió a hacer un hacha de mano donde antes solo había una piedra; y b) autores de la filosofía de la ciencia, como Popper, son conscientes de esta falibilidad en el seno del progreso, no siempre lineal pero igualmente nunca dado en forma de saltos absolutos de inconmensurabilidad teórica).
La capacidad para trascender de lo dado en la forma del objeto del animal presimbólico (un en sí "absolutamente" bien delimitado frente a todo lo demás, merced a nuestros sentidos perceptivos y a la emotividad que les acompaña), solo puede tomar sentido a partir del simbolismo que nos capacita para comprender lo que está más allá del “aquí” y el “ahora” del objeto físico concebido en clave biológica-animal. No obstante, se trata de un carácter transcendental que no precisa ser comprendido para ser funcional (recordemos el ejemplo del hombre primitivo que pule la piedra y comparte su conocimiento por medio de alguna clase de protolenguaje más o menos complejo), y por eso mismo es transcendental: nos constituye como especie racional y trascendente [la adquisición de esta capacidad de trascender, como dije, ha ido evolutiva y culturalmente acompañada de una mucho mayor capacidad para la comprensión y para la recombinación analíticas y, por tanto, para la creación de nuevas realidades y mundos: lo simbólico nos proyecta más allá del "aquí y el ahora", porque nos hace lo suficientemente libres en el plano cognitivo para el ejercicio de una capacidad de recombinación analítica casi ilimitada, por amplificar y abrir enormemente el ámbito de nuestra consciencia: no se trata solo de una cuestión lógica o metalógica explicativa, en verdad, en la vida evolutiva, podemos "salir" de la causalidad genéticamente preconfigurada de los fenómenos que domina a los animales porque podemos ver más allá de ellos, en condiciones adecuadas, obviamente]. Y su comprensión autoconsistente es la confirmación definitiva de la naturaleza que somos.
Por eso el ordenador no puede comprender nada de todo esto, ni sentir, ni vivir; porque su capacidad para procesar datos complejos representa una clave cerrada en sí misma con respecto al mundo, con la muy útil excepción de una única vía de entrada para cada caso de estudio, delimitada apriorísticamente sobre el conjunto de las siguientes variables no informáticas en sentido estricto: la constitución fabril del ordenador, el programario adaptable y añadido posteriormente a su fabricación, el mandato concreto del técnico humano y, finalmente, los in-puts que se haya decidido o permitido insertar en ese conjunto computacional dado conforme a unos criterios predefinidos.

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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeWed Nov 13, 2019 11:49 am

Hi, Good morning Razz

those Videos and Pictures are so Very Beautiful cheekey smiley cheers Smile
Thank You!
Later in the morning, I am posting an improved version of the text, edited for better consistency and a little enlarged for more exhaustivity (well focused, on concentrated but easy calm, while I'm working fine). I have to do it, cause as Dr. Josep Maria Alsina Roca said yesterday in "A la luz de la razón", the philosophy is important. And on these times i'd dare to say it's crucial, though at once I cant remember the times when it wasnt.
And taking the chance to inevitably send a very hearted&loving&gentle kissed hug to Brooke, whom I Love!
By the Best Hearted Wishing True!
flower love smiley flower
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeWed Nov 13, 2019 2:46 pm

Hi Smile

second post of the day, on the same subject.
this is the stuff i said. To my non totally objective opinion, it's the best i have ever made, in terms of consistent exhaustivity.
For saying more, i'd dare to say that i'm recommending very intensely the reading of these not so long letters, cause here you can find the synthetic but fundamental keys of the human reason. I know it's a little complex, but if you liked the yesterday's text, you will like and understand this second one. It was necessary, this successive development, to make the global and self-consistent sense that was necessary to express and justify by the arguments exposed.
I dont like to talk like this Embarassed , but i say it cause i Honestly think it's true.
By the best wishing for Everybody Razz And, Please, a good&loving&gentle hug to Brooke Love cheekey smiley
God Bless.
flower love smiley flower

"Vida y razón
Este trabajo tiene como finalidad delimitar en forma objetiva las diferencias substanciales que se dan entre los procesos de la consciencia racional (lógica-trascendente) y los procesos de la computación informática. A tal efecto, presentaré una relación de argumentos que tienen una plena entidad justificativa y que, a su vez, como no podía ser de otra forma, una plena complementariedad significativa.
1.-El ser vivo nace de un larguísimo proceso evolutivo (por muchos millones de años) dado en el seno de las estructuras de la realidad. Y debemos presuponer una cierta clase de estructuras en esta realidad, porque de lo contrario no habría podido dar lugar sino al caos: la vida presupone una estabilidad, y la vida racional presupone una coherencia.
En tal sentido, cabe hablar de estructuras de la realidad, al menos, en un sentido espacio-temporal: miles de millones de años después del Big bang, nacieron las galaxias, y en su interior, los planetas: la vida que conocemos es la que ha nacido en, y a partir de, estas estructuras (al menos), y dichas estructuras deben poseer alguna clase de relación causal y esencial (cierto orden y estabilidad).
El ordenador, por “inteligente” que sea, nace de la mente y de las manos del ser humano, es un artefacto, un objeto tecnológico. Esto presupone un origen bastante más delimitado (y finito) en el espacio-tiempo que el que concierne a la vida; las consecuencias de esto no son ligeras.

2.-El ordenador no es autoconsciente, ni tiene consciencia del otro. De hecho, ni siquiera tiene plena consciencia del objeto físico. Porque “tener consciencia de” solo puede acontecer en el seno de la vida: “estar en el mundo” significa estar en él en términos de “totalidad de interacción” (potencialmente y en un sentido global).
Los cambios de una cierta entidad que se produzcan en el entorno físico afectarán al ser vivo y a su consciencia [la cual también es un resultado evolutivo que nace y se desarrolla en el seno orgánico del ser y en el seno ambiental del entorno: no hay una solución de continuidad entre la inteligencia y los sentidos; por otra parte, hay una evidente imbricación (ontoepistémica estructural) entre estos dos elementos integrados y el entorno] en todo el espectro de su umbral perceptivo; pero la limitación cuantificable de ese espectro, como sucede, por ejemplo, en el caso del oído humano, que es incapaz de oír frecuencias de un orden por encima y por debajo de ese umbral (más o menos determinado genéticamente), no prejuzga en ningún modo racional y/o fáctico que las formas cualitativas de suceder todos los cambios posibles tengan un carácter finito a priori.
La Naturaleza se presenta como un resorte inagotable de posibilidades físicas para nuestros sentidos y nuestro sistema de racionalidad: nadie, ni siquiera las ramas más avanzadas de la ciencia, puede predecir toda la tipología y grados de variabilidad de los eventos susceptibles de afectar a nuestra vida, individual y colectiva, en la Tierra.
Y cuando digo “afectar” me refiero a todos aquellos efectos dinámicos con repercusiones biológicas de cualquier tipo: desde la simple percepción más o menos funcional, a la génesis de los procesos evolutivos para una especie (se extinguen los que no se adaptan en modo suficiente al cambio), hasta la posible extinción.
La finitud del ser vivo debe concebirse como un resultado de lo Natural, pero no como un principio por el que definir lo Natural. No hay un paso racional de la finitud humana a la finitud de la Naturaleza. Desde luego, como decíamos al principio, alguna homogeneidad debe haber entre lo Natural y lo humano, pero notemos que el resultado de esto se puede ver reflejado de un modo bien distinto al que podría interesar mayormente a los partidarios de una interpretación estrictamente lógica-positiva-formal de la realidad: solo a título de ejemplo, entre muchos otros dilemas de la ciencia y del conocimiento en general: en el seno de nuestra consciencia “superior”, es imposible evitar preguntarse por qué había antes del Big bang (o, en todo caso, cómo comprender que no existiese el tiempo, antes; cómo racionalizar la imposibilidad de fijar un momento “de cero a uno” en clave absoluta: los espacios post-finitos se multiplican por doquier en los fundamentos mismos del objeto de la ciencia; todo lo cual solo puede constituir un reflejo de base estructural). Obviamente, este primer conjunto de argumentos sostiene en clave racional una apertura cognitiva y fáctica (indeterminación estructural no irracional), en plena correspondencia mutua (ontoepistémica), que trasciende la noción de finitud del objeto y/o del número “simple”.

3.-Esto no sucede así en el caso de los ordenadores. Obviamente, si cae un meteorito sobre una máquina computacional, ésta quedará destruida; y si se produce un cambio climático, los dispositivos del ordenador se verán más o menos afectados, pero ello no coadyuvará a formas nuevas de “vida” artificial. Ésta solo puede tomar sentido como alguna suerte de metáfora más o menos divertida en el plano virtual, donde se halle implementado un programario que represente lo que sucede en el mundo real.
También cabría aducir, en esta misma línea ampliada, que alguien podría crear un programa informático que preparase a un gran ordenador para fabricar otros ordenadores adaptados a una determinada temperatura. Y esto es cierto; pero lo relevante aquí es que esa previsión tendrá un carácter limitado a un número fijo de variaciones climáticas (seguimos con el mismo ejemplo de adaptación, pero pueden tomarse muchos más), y a un grado máximo de variabilidad bien determinado para cada una de esas variaciones.
Sobre este conjunto consistente de principios, se puede inferir que el ser humano, pese a su finitud, es susceptible de llegar a posiciones intelectuales que trascienden lo inmediato [entendido esto como el sentido de origen evolutivo animal por el que percibimos cada objeto y cada ser vivo; y esto es clave, como digo, puesto que no es lo mismo ser capaces de asumir perceptivamente la presencia de un depredador que la de un árbol de fruta; todo lo cual hace prueba irrefutable del sentido que evolutivamente subyace, en múltiples niveles de la comprensión teórica y práctica, a nuestra inserción en el mundo]; pero también lo mismo en un sentido contrario: pese a su trascendencia, el ser humano es finito, lo cual, como lo anterior, constituye una expresión de la paradoja fundacional de la comprensión de nuestro ser, que también es paradoja fundacional de nuestro ser en sí. En forma tal que si hay una correspondencia estructural entre nuestras formas de asumir el mundo (fenómenos) y la realidad en sí de éste (el problema del noúmeno se “soluciona”, al menos en parte, sobre criterios lógicos y metafísicos consistentes entre sí), y nosotros, desde nuestros sentidos perceptivos e intelectivos integrados, formamos parte de esa realidad; hay que reconocer un grado importante de fiabilidad ontologizante (la cual se constituye, asimismo, en pulsión natural por conocer en clave de identidades plenas) a nuestra representación del Ser, incluso solo a partir del principio fenomenológico.
Por otra parte, para nosotros, comprender el ser y hablar del ser no puede diferenciarse, pero tampoco puede diferenciarse “el ser” de lo anterior. ¿Qué es el ser? Desde luego, no es nada a que nos podamos referir prescindiendo de las estructuras (derivadas, en la Naturaleza) de nuestro sistema cognitivo-racional. Es por esto que Kant hablaba de una razón transcendental, dado que no hay forma de acceder de un modo directo y absoluto a ese ser ontológico, sino que ello siempre debe venir mediado por nuestro filtro perceptivo y (añado, en relación a Kant) cognitivo. Ahí se manifiesta nuestra finitud, así como nuestra esencia especular con respecto al mundo que nos precede en modo histórico-temporal-evolutivo y en modo estructural (constituyéndonos); pero también nuestro carácter trascendente (dado que esta complejidad va más allá del objeto, en su propia finitud)

4.- ¿Por qué existe esa paradoja constitutiva? Pues porque nuestro desarrollo consciente en algún momento devino autoconsciente. Los animales, en general, no gozan de esta capacidad (hay unos signos más o menos rudimentarios de esto en los simios, los delfines y los elefantes, pero hay una diferencia cualitativa entre nosotros que se manifiesta, más o menos implícitamente, a lo largo de esta exposición); ellos se atienen al objeto de su percepción, conforme al modo en que han sido genéticamente constituidos (ello no significa que sean autómatas, puro instinto mecánico como presuponía Descartes: su capacidad adaptativa y sus emociones, antecedentes de las nuestras –ambas- demuestran que esto es imposible); y poco más. La autoconsciencia nos sitúa de pleno frente a algo que es en sí pero que no está “ahí”, físicamente para los sentidos; por esto digo que nos “abre” el mundo objetivo típico o cartesiano de la ciencia, hecho a imagen del objeto presimbólico animal (solo en perspectiva metodológica, pues lo transcendental y lo trascendente conforman bases irrenunciables del pensamiento abstracto).
El ser humano es más o menos consciente de su presencia en el mundo, y de las múltiples maneras en que ésta acontece o puede acontecer a lo largo de la historia de su vida, y a lo largo de la historia del mundo. Esto constituye un simbolismo cognitivo, al igual que el lenguaje: “simbolismo” porque trasciende la mera presencia, el aparecerse positivizado de la cosa ante los sentidos: “belleza” es mucho más que esa conjunción de trazos lineales sobre un papel, o sobre la pantalla de un ordenador.
Gracias a ese simbolismo, que en nuestra historia evolutiva se ha desarrollado en forma consistente con nuestra capacidad lógica-analítica, somos capaces de efectuar los razonamientos presentados hasta ahora, y muchos otros más, claro, por supuesto (hay una nueva forma de la paradoja aquí, dado que habitualmente se concibe lo lógico como la vía estructural para el curso dinámico/secuencial de la identidad genérica pero bien delimitada).

5.- En la integración de este simbolismo analítico, se aparece la noción del “ser”, ya referida en el texto. Cada cosa o entidad “es”, y para nosotros tal cosa resulta ser así, en principio, de forma nítida o absoluta: como ya decía Aristóteles, sin el principio de la identidad –y el de la contradicción y el del tercero excluido- no puede haber una coherencia mínima ni, por tanto, pensamiento o conocimiento.
Esto es así en la perspectiva del plano simbólico abstracto y transcendental que ahora estamos desarrollando, porque, como bien sabemos, cualquiera de nosotros que no haya estudiado nunca estas cuestiones (o que, simplemente, no esté de acuerdo con lo que digo aquí), será capaz de interactuar con los demás objetos del mundo de forma funcional y hasta exitosa.
La clave de este posibilismo teórico radica en que nuestra constitución transcendental tiene un origen biológico, en los animales que nos antecedieron selectivamente en el entorno de la Evolución, quienes, como es obvio, no necesitan de la filosofía para sobrevivir. En clave humana, esto se traduce en que hay diferentes niveles de abstracción simbólica, y que en un plano “pre-filosófico”, no hay problemas teóricos más allá de los que incumban a nuestro sistema adaptativo ”ordinario” (debo adelantar que, más que de diferencia entre lo teórico y lo práctico, es preferible hablar de grados de simbolismo en la interacción cognitiva y accional –y moral, estética, etc.- con el mundo) .
Pero la realidad es que en el plano superior de la consciencia, sí acontece esa necesidad del “ser”. Y hay un problema añadido: la aprehensión autodemostrada (esto, habitualmente, ha sido definido por la filosofía como una figura de la intuición intelectual, pero no es solo esto: el razonamiento se basa en el análisis autorreferencial de la propia consciencia, y de sus necesidades estructurales y funcionales para operar por sí misma y en el mundo) del ser viene acompaña de la aprehensión de otra realidad quizá menos necesitada de tareas abstractivas: el cambio es continuo en nuestra realidad, al menos, desde la óptica de la identidad ontológica.
Como decía Heráclito, no te puedes bañar dos veces en el mismo río, porque las aguas ya no serán las mismas. Esto supone un serio hándicap para el principio de identidad, en clave racional abstracta; lo cual no disminuye para nada su ubicuidad en la mente cognitiva.
Y hay más. Si profundizamos en nuestra consciencia, nos daremos cuenta de que ésta también mantiene la noción de una totalidad referida al conjunto del Mundo, el cual se divide en un número innumerable de partes, visibles y no visibles. En su simbolismo máximo, esta es la expresión más esencial del Ser. Expresión que, de sí, da lugar a la paradoja que se reproduce por doquier a la hora de estudiar los fundamentos de todo conocimiento teórico-práctico: desde la doble perspectiva histórica-fáctica e intuitiva-estructural, sabemos que existe un número potencialmente infinito de relaciones entre las partes constitutivas del Uno; lo cual supone que éste no puede resultar finito; asimismo, también sabemos que el Uno (realidad y sentido cognitivo, en correspondencia ontoepistémica de alcance lógico y metafísico) no puede hallarse compuesto por partes perfectamente discretas, pues en caso contrario ya no sería lo que es y lo que entendemos que es (el Uno conforma una presencia en la intelección del ser humano, cuando éste se pregunta por la totalidad, esto es un carácter estructural que se aparece en la introspección más básica).
Dónde establecemos el punto clave que delimita al “primer” río de Heráclito frente al “segundo” y “sucesivos”, y como establecemos en forma finita y bien delimitada el conjunto de la conexiones más o menos esenciales que se dan en el seno de “lo Uno y lo múltiple”. No hay forma. Junto a la identidad aristotélica, aparece necesariamente la metafísica del cambio, esto es, lo que trasciende las estructuras de la presencia bien delimitada del objeto físico y las estructuras de la percepción de los movimientos/cambios físicos en el espacio-tiempo natural, en el animal no simbólico [nosotros, dadas las pertinentes circunstancias, también “funcionamos” en esta clave: si se nos aparece un león, poco simbolismo efectivo necesita nuestra mente para impulsarnos a correr; esto tiene una correspondencia evolutiva, relativa a cómo han ido acumulándose en modo funcional las capas de nuestro cerebro; por otra parte, hay que reconocer un cierto carácter gradual en la “carrera” evolutiva hacia el simbolismo racional]. Esta constitución específicamente humana se sitúa en el plano de una cierta indeterminación estructural y de una apertura supraobjetiva no obviable (y no irracional, en tanto que nos constituye como seres autoconscientes y simbólicos).
Concluyentemente, se da una paradoja de perfecta ubicuidad en nuestra visión más racional del mundo, en lo que se refiere a la aprehensión del objeto mismo, y en lo que se refiere al conjunto de los objetos en interacción fáctica; lo cual se halla en correspondencia constitutiva con la paradoja de la trascendencia en la finitud.

6.-Los ordenadores no pueden apreciar estas cuestiones. Los sistemas computacionales funcionan conforme a un conjunto de parámetros lógicos cerrados, de significados estrictamente reconducibles a “0” y a “1”, en un nivel enorme de combinaciones.
Pero este nivel de combinaciones, por enorme que sea, no puede evitar definir su esencia como una instancia finita, en un sentido categorial o cualitativo. Quiero decir, un ordenador puede combinar y dar “sentido” a un número ingente de datos e, incluso, generar nuevas ecuaciones por las cuales predecir el comportamiento de un sistema de in-puts insertado previamente en la máquina, a partir de un programario y de un mandato concretos; pero esto siempre acontecerá en un plano finito de modos de combinación y de explicación, que serán exactamente los mismos que haya decidido el programador, en ocasiones, incluso, en forma no completamente consciente, por causa del número gigantesco de relaciones lógico-formales que puede llegar a computar el ordenador entre otras relaciones del mismo tipo, junto con las variables correspondientes (combinaciones de ecuaciones hasta llegar a una definitiva).
Hay un conjunto muy importante de ventajas para este sistema de “inteligencia” artificial. Entre otras, destaca la capacidad para procesar con sentido y con rapidez conjuntos de variables no reconducibles simbólicamente a una categoría única y funcional en el entorno, como sucede con las jugadas del ajedrez, por ejemplo.
Pero, en la otra perspectiva, la máquina no dispone de la versatilidad suficiente para apreciar algunos matices situados más allá de su nivel propio de percepción, estipulado en forma finita. Esto es algo que no sucede del mismo modo en el ser humano, incluso, desde su propia finitud sensitiva y perceptiva. Éste, puede ser capaz de reconducir esos matices por vías alternativas a la/s prevista/s inicialmente. En primer lugar merced a su adaptabilidad sensitiva: por ejemplo, las personas sordas que no nacieron así, con el tiempo pueden llegar a afinar su oído, asimismo, y quizá en último extremo, el ser vivo (en general) podrá llegar a disponer de los mecanismos adaptativos suficientes para percibir matices insospechados a priori. Por esto, no hay forma de asegurar con certeza que el ser vivo en ningún momento será capaz de percibir el matiz; lo cual constituye una expresión evidente de lo trascendente en el plano directamente biológico; y, esto, asimismo, traducido al ámbito de la programación, viene a ser lo mismo que decir que la capacidad del ordenador dependerá, en última instancia, de la capacidad de su programador. Solo por esta vía mediatizada puede hablarse de versatilidad de la máquina, como un carácter derivado y no en sí.
En segundo lugar, la versatilidad humana vendrá sustentada sobre la capacidad para procesar los in-puts del mundo de la vida sobre un principio integrado pero no bien delimitado a priori de combinaciones y recombinaciones analíticas hasta llegar a constituir un significado más o menos válido.
Ciertamente, hay una mayor falibilidad en este proceso cognitivo que en el que desarrollan los ordenadores (en un sentido estructural, e idealmente, ya que las máquinas, por defectos de programación o por malas condiciones ambientales, a veces, también fallan), pero esa falibilidad constituye la contrapartida paradójica, generativa y funcional de la objetividad clásica o cartesiana y de base biológica (la ontocracia es una pulsión de origen animal, como digo), en la apertura metafísica de nuestra realidad simbolizada.
7.-Es decir, en los diversos niveles del simbolismo cognitivo, la apertura del objeto y de las relaciones de los objetos propicia, al igual que la mayor posibilidad del error (natural), una aptitud sin parangón artificial para hallar “soluciones” a los problemas. La ciencia constituye un nivel de abstracción inferior al de la filosofía, desde su método objetivo, pero: a) mucho antes de la ciencia, el ser humano aprendió a hacer un hacha de mano donde antes solo había una piedra (en la Ciencia, se expresa de forma casuística, sistemática y lógicamente más rigurosa nuestra forma ancestral como especie de “tratar” instrumentalmente al mundo); y b) muchos autores de la filosofía de la ciencia, como Popper, son conscientes de esta falibilidad en el seno del progreso, no siempre lineal pero, igualmente, nunca dado en forma de saltos absolutos o de inconmensurabilidad teórica.
La capacidad para trascender de lo dado en la forma del objeto del animal presimbólico (un en sí "absolutamente" bien delimitado frente a todo lo demás, merced a nuestros sentidos perceptivos y a la emotividad que les acompaña, por “programación” biológica-evolutiva), solo puede tomar sentido a partir de la potencia trascendente que nos capacita para comprender lo que está más allá del “aquí” y el “ahora” del objeto físico concebido en clave biológica-animal. No obstante, se trata de un carácter transcendental que no precisa ser comprendido para ser funcional (recordemos el ejemplo del hombre primitivo que pule la piedra y comparte su conocimiento por medio de alguna clase de protolenguaje más o menos complejo). Y por eso mismo es transcendental: nos constituye como especie racional y simbólica-trascendente.
La adquisición de esta capacidad de trascender (de contextos cognitivos no solo constituidos por el contexto físico, sino también de contextos simbolizados y ordenados en el intelecto; aunque, conforme a todo lo ya explicado, no hay una solución de continuidad pura entre estos dos ámbitos), como digo, ha ido evolutiva y culturalmente acompañada de una mucho mayor capacidad para la comprensión y para la recombinación analíticas y, por tanto, para la creación de nuevas realidades y mundos: lo simbólico nos proyecta más allá del "aquí y el ahora", porque nos hace lo suficientemente libres en el plano cognitivo para el ejercicio de una capacidad de recombinación analítica casi ilimitada, por amplificar y abrir enormemente el ámbito de nuestra consciencia: no se trata solo de una cuestión lógica o metalógica explicativa; en verdad, en la vida evolutiva, podemos "salir" de la causalidad genéticamente preconfigurada de los fenómenos que “domina” a los animales porque podemos ver más allá de ellos, en condiciones adecuadas, obviamente. Y su comprensión autoconsistente es la confirmación definitiva de la naturaleza que somos.
Por eso el ordenador no puede comprender nada de todo esto, ni sentir, ni vivir; porque su capacidad para procesar datos complejos representa una clave cerrada en sí misma con respecto al mundo, con la muy útil excepción de las vías de entrada fijadas para cada caso de estudio, delimitadas apriorísticamente para el conjunto de las siguientes variables no informáticas en sentido estricto: la constitución fabril del ordenador, el programario adaptable y añadido posteriormente a su fabricación, el mandato concreto del técnico humano y, finalmente, los in-puts que se haya decidido o permitido insertar en ese conjunto computacional dado conforme a unos criterios predefinidos.

8.-Desde luego, hay que reconocer que el ordenador funciona conforme a criterios de objetividad “pura”, merced a la capacidad simbólica de su programador para reducir las esencias del mundo natural a las esencias alfanuméricas y matemáticas de dimensión limitada (esto es un artificio funcional, pero que tiene unos fundamentos no reducidos por los cuales el programador se halla dotado para esa capacidad).
El “0” y el “1” de la informática, obviamente, tienen su reflejo en nuestra constitución cognitiva. Esta relación inevitable entre la constitución del “creador” y la de su creación se hace visible en nuestra capacidad metalógica para racionalizar, en términos apodícticos de “sí” o “no”, las estructuras de la identidad y del cambio físico, así como su correspondiente integración racional y, al menos en parte, metafísica (entre muchas otras cosas constitutivas de lo transcendental).
No obstante esto, hay que decir que lo transcendental no puede definirse en forma absoluta, porque es imposible ofrecer una lista bien cerrada de lo que le constituye; puesto que, de sí, se halla directamente imbricado, en forma epigenética y estructural, con la formación sociocultural del sujeto: dónde situar, por ejemplo, la línea que separa la capacidad innata para el lenguaje de su proceso de adquisición: sabemos que somos seres de lenguaje, pero no podemos traer nuestras conclusiones más acá de lo racionalmente legítimo. Por otra parte, esto es no podría ser de otra manera, por razón de la apertura simbólica del lenguaje y de la razón abstracta (lo cual, además, es algo que ya percibe Nietzsche, a la hora de mostrar y de “superar” el “círculo lógico del lenguaje”; o Wittgenstein, al tratar sobre el número no delimitable apriorísticamente de formas de hacer referencia de un objeto, como pueda ser una lámpara, por ejemplo).
Esto último constituye una ulterior demostración de la omnipresencia de las estructuras transcendentales en el ámbito de la razón teórica. Una razón que se halla igualmente integrada con su dimensión práctica: si, a la hora de explicar las claves de nuestra razón, no resulta posible separar las dimensiones física orgánica, emotivo-afectiva e intelectual sistémica de nuestra constitución… Se trata de algo obvio: no hay un mundo de “razones puras” perfectamente separable de un mundo de hechos o de un mundo de juicios morales, estéticos… Esto es una convención metodológica, y cultural funcional por la cual dirigimos nuestra razón y nuestra acción en el mundo, sobre el principio originario y estructural de la integración paradójica, trascendente y metafísica de “lo Uno y lo múltiple”, dada la ya referida correspondencia entre el “ser” y su comprensión (quizá podríamos referirnos a esto como una suerte de “acordeón epistémico” de significado; pero no me parece necesario forzar a la bondad del lector hasta ese punto).
Y esta última idea (la previa al último paréntesis) no conforma un argumento circular; se trata de un principio autoconsistente en clave lógica que, además, se demuestra en la práctica del hacer, teórico y práctico. Y esta reflexión ulterior es fundamental para ser tenida en cuenta en cualquier estudio filosófico, esto es, “fundamental” e, idealmente, integrador: es necesario, de acuerdo con todo lo anterior, reconocer las limitaciones del paradigma cartesiano, por su oclusión metodológica-esencialista de la razón (a continuación veremos alguna manifestación clave de los problemas del cartesianismo, como es el principio de la petitio principiï).

9.-La presencia de las estructuras transcendentales también se manifiesta en los ámbitos más formalizados de la razón teórica. El teorema de Gödel (para cuya crítica matemática “pura” no dispongo del espacio ni de la competencia técnica suficientes en este momento; lo cual no es óbice para poder explicar la cuestión por medio del lenguaje natural) se refiere a la Aritmética, y la Incompletitud a que determina es solo artificial, por cuanto que en el desarrollo matemático previo a la formulación del teorema, este gran pensador no pudo (era imposible) estipular el significado y el rol de la autorreferencia humana consciente y asertiva en-el-mundo. Quiero decir, las matemáticas (al igual que la lógica de todas las clases) expresan secuencias e igualdades de fórmulas más o menos concluyentes (en este caso, aritméticas), pero no pueden superar el problema de la petitio principiï, según el cual siempre es posible requerir al exponente de un razonamiento para que formule una razón adicional y justificativa (no irrelevante) más, al menos: el por qué de las cosas, que es, a la postre, la pregunta fundamental que afronta la filosofía.
Y esto sucede también en el lenguaje, al menos, si se parte de los supuestos cartesianos que solo toman la autoconsciencia racional como fuente originaria, pero solo “por una vez”, de los razonamientos. Descartes argumenta desde su autoconsciencia, pero luego genera un método que se pretende elevar a la categoría de una ontología lógica. El problema es que, precisamente, por prescindir de aquélla después del momento inicial, no puede devenir en una fuente de explicación autoconsistente de alcance fundamental para todos los ámbitos del conocimiento. Esto no es posible, por imposición del carácter transcendental (ubicuo) del simbolismo: no podemos obviar que la razón abstracta trae causa y se sustenta sobre nuestra capacidad simbólica autoconsciente, y que esto es así para todos los casos, aunque ello nos convenga por los beneficios en términos de certeza objetiva que nos puede aportar la reducción de la ontocracia a lo formal (ello solo sería así en un sentido no fundamental, y solo para algunos casos y en determinadas circunstancias, como ocurre en la Ciencia); ni tampoco podemos obviar el carácter de nuestra inserción ontoepistémica en el mundo.

10.- La determinación metalógica sobre la identidad, por tanto, no puede interpretarse como un Absoluto en sí, sino como una condición transcendental imbricada en forma de paradoja respecto de sí misma con la metafísica del cambio. Por ello, a la reconstrucción de la lógica formal (y de cualquier otra) se le podrá otorgar la naturaleza ontológica y de validez que se quiera, pero ello no pasará de una mera convención teórica. La decisión sobre las cuestiones del mundo siempre acontecerá sobre espacios generados por la razón integrada, para lo cual se requiere la participación activa de todas sus dimensiones; como de hecho se comprueba que sucede en el funcionamiento real de nuestro cerebro, organizado como una red continua de conexiones neurales: esto es una prueba irrefutable del reduccionismo meramente convencional que subyace a las fórmulas de todo tipo, incluidas las informáticas, más allá de una buena funcionalidad en su ámbito propio.
Quiero decir, es obvio que la trigonometría, las fórmulas de Einstein o los programas informáticos han sido y serán de una enorme utilidad para el ser humano, pero cuando se trata de hallar espacios de plena consistencia para la totalidad de la razón (o cuando se trata de explicar los fundamentos de alguna de las partes imbricadas con esa totalidad), así como de comprender la verdad en los términos de esa totalidad, es necesario plantear las puntualizaciones que solo pueden llevar a cabo la filosofía y la razón integrada. Ambas, además, son extremadamente útiles para el buen desarrollo de las diferentes disciplinas, como nos muestra K.R. Popper: la filosofía de la ciencia sería una parte de la Filosofía a que me refiero, obviamente. Así por ejemplo, es posible mostrar que el problema de la causalidad de la ciencia para la inducción no constituye sino una contrapartida específica de la falibilidad transcendental de la razón objetiva, o que la secuencia que subyace al movimiento espacio-temporal se halla en buena correspondencia ontoepistémica con la secuencia abstractivizada –no constitutivamente temporal- del pensamiento lógico, o que la Relatividad constituye un redimensionamiento ampliado del problema de Heráclito –como un carácter reflexivo, de la paradoja sobre la paradoja.
Y esto es así porque lo transcendental nos dirige, y preconfigura nuestros resultados teóricos y prácticos. En estas condiciones, el Absoluto debe ser reconsiderado solo desde el planteamiento metafísico. No obstante, ello no implica para nada, como creo haber logrado demostrar, la deconstrucción radical de lo racional. Antes al contrario, el paradigma integrado es capaz de mostrarnos la afortunada “renuencia” de lo racional (pese a los intentos relativistas, “legitimados” por las reducciones modernas de la razón), en todas sus dimensiones simbólicas posibles, en sí y en-el-mundo. Desde lo fundamental, en clave lógica-simbólica y autorreferencial teórico-práctica.
El significado filosófico sobre lo fundamental debe reconstruirse como un Sentido de la totalidad o, al menos, demostradamente consistente con cualquier reconstrucción potencial de las partes de esa totalidad. Esto no constituye una utopía, ni una aporía sin fundamento, porque nuestra razón, en su capacidad abstractiva, metalógica y autorreferencial es capaz de comprender la dimensión estructural de lo transcendental y de lo trascendente; esto último, en su aspecto simbólico, es lo que nos permite comprender las cosas y el mundo de una forma cualitativamente superior a la forma en que lo hace una máquina, por muy útil que ésta pueda ser a la hora de procesar con mucha mayor eficacia y eficiencia datos y relaciones de datos".
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeFri Nov 15, 2019 4:17 pm

Hi, Good morning Razz

I have been working hard to be able to post the "definitive" 8.3 epigraph. It's not definitive (needing the editioning type i said), but it's quite more acceptable and justified and correct.
The "Vida y razón" will be the first of two parts of the conclusions of the book. The second will be on ethics and law.
Have a Good time.
A Loving&Friendly&Gentle kiss&hug to the Beautiful Brooke!
God Bless!
flower love smiley flower

This is it,
"8.3.- La integración del derecho. Principios jurídicos y ontoepistémicos para la comprensión, la creación y la aplicación del derecho.

Junto a los principios generales citados en los dos apartados anteriores1, con un nivel no menor de importancia, es preciso referirse al principio de seguridad jurídica. Éste podría definirse como la garantía de que los operadores públicos del derecho (sobre todo, los jueces y magistrados, si bien no debería excluirse a los legisladores ni al poder ejecutivo) resolverán todos los casos planteados de forma objetiva y justa, ciñéndose al vigente sistema de fuentes reconocido por la Constitución (fuentes creadas, publicadas y promulgadas conforme al orden procedimental y formal establecido en la ley constitucional, así como, supletoriamente en las normas de rango legal dictadas al efecto).
Esto implica no solo la diligencia necesaria por parte de los operadores referidos, sino también, y muy principalmente, la necesidad de unos mínimos de sistematicidad y de claridad en el conjunto integrado del ordenamiento (relativos a la vigencia y al contenido objetivado de las normas, principalmente).
En contra de lo que podría parecer, esa necesidad no alcanza con el mismo rigor a un principio de “exhaustividad normativa”, referido al conjunto de normas respecto de todo el conjunto posible de situaciones jurídicamente relevantes. Quiero decir, lo ideal, como más o menos implícitamente reconocen los legisladores modernos, es que el derecho vigente contemple sin excepciones cualquier posibilidad que se pueda plantear a la jurisdicción pero, como también sabemos, esto es imposible (especialmente, hoy, en que ni la “legislación motorizada” es capaz de regular con un mínimo de inmediatez los contextos y los problemas sociales con relevancia jurídica que van surgiendo, día a día, en esta sociedad global de la información2 y de las nuevas tecnologías de la comunicación. A tal efecto, se establecen los principios generales del derecho, como fuente supletoria para la integración del sistema jurídico.
Estos principios generales no pueden ser solo alegados de un modo genérico, ni por las partes ni por los responsables del enjuiciamiento, sino que, para su adecuación y relevancia procesal, deben ser objeto de una argumentación que justifique su aplicación para subsanar cierta laguna legal del sistema, así como de una concreción objetiva en la parte dispositiva del fallo.
Junto a este función supletoria de los principios generales del derecho, que es asumida sin demasiados problemas, la gran mayoría de teóricos y de jueces, la literatura jurídica contemporánea plantea una problemática específica, cual es la de reconocer, o no, una naturaleza directamente vinculante a esos principios, más allá de la presencia, o no, de las habituales lagunas legales.
En tiempos muy recientes (estas últimas décadas), se ha hecho pública una polémica jurídica entre dos grandes autores, la cual constituye un eje paradigmático sobre el cual explicar los beneficios e inconvenientes de esa segunda conceptualización de los principios generales del derecho. Me refiero a la disputa entre H.L.A. Hart y el que se convertirá en su sucesor en la cátedra de Jurisprudencia de Oxford, Ronald Dworkin.
La posición de Hart, a los efectos explicativos, en esta exposición, la reconduciré al positivismo jurídico formal de la tradición del s. XIX hasta hoy [lo cierto es que la posición de Hart no es homologable a un puro formalismo, sobre todo, después de su “Post-Scritum”, añadido en una edición posterior de su clásico The concept of law, como respuesta a las insistentes críticas de Dworkin a su trabajo (este último radicaliza en su interpretación el carácter positivista y “formalista” de la obra de Hart)].
De acuerdo con la versión radical que Dworkin trata de “aislar” conceptualmente del positivismo jurídico formal, al objeto de proceder a su crítica, de alcance constitutivo: en la práctica jurídica, el juez habrá de limitarse a desarrollar tres pasos lógicos: reconocer el supuesto de hecho dado en la realidad y el supuesto de hecho de la norma, identificarlos como entidades “equivalentes” y, por último, emitir sentencia.
Ciertamente, se hace complicado introducir en esta visión de las cosas el doble papel referido de los principios generales del derecho. Pero lo mismo cabe concluir en la crítica del positivismo lógico radical en el ámbito de la ciencia; en múltiples elementos de la práctica científica y de su justificación epistemológica, donde, entre otros, se puede encontrar: el problema de reconducir de un modo constitutivo fundamental los enunciados de hecho a los enunciados teóricos; el problema de la falsabilidad lógica de las proposiciones generales procedentes de la inducción (hipótesis y teorías); el progreso gradual y continuo de la ciencia, así como la validez parcial de las teorías “superadas”, frente al logicismo analítico que solo puede tratar con formas conceptuales perfectamente cerradas; y un largo etcétera que llega (si adoptamos una progresión crítica en la clave abstractiva suficiente) hasta los mismos principios ontoepistemológicos que trata la presente obra.
Lo que sucede en ambos casos es que la realidad transcedental de nuestra constitución cognitiva se impone, en la práctica3 de nuestro trato con la razón y con el mundo (autorreferencia en sí y en-el-mundo). Por eso, pese a que un teórico como Kelsen (y como muchos otros que le siguieron, incluso, hasta hoy) trate de describir en la forma de un absoluto lógico el marco teórico y práctico del derecho, lo cierto es que éste no puede articularse consistentemente (aun en clave de mínimos) en ninguna esfera de la realidad (conocimiento, creación, aplicación…) si no es sobre la base de un principio interpretativo no estrictamente formalizado (como se puede ver, nuestra tarea global de salvaguardar el principio epistémico racional tiene un entramado de aplicaciones efectivas que se multiplican sobre la marcha del estudio y de la praxis, en general). Solo así puede acontecer la integración normal del derecho, en la teoría y en la práctica.
Hart es bien consciente de estos problemas (su trabajo no se centra especialmente en esta cuestión, como sí lo hace Dworkin, pese a que éste también se halle muy centrado en justificar y aquilatar la presencia de los derechos legales subjetivos): algo fundamental ha de fallar en un planteamiento lógico-positivo estricto del derecho, cuando todos sabemos que sus principios generales desempeñan un muy necesario papel supletorio, al menos (éste no es exactamente el caso de Dworkin, quien eleva la importancia de los principios generales hasta el punto de erigirlos en la verdadera referencia del sistema jurídico, por encima de las propias normas a las que inspira y en cuyo sí se contienen).
Dichos principios generales, como el propio Dworkin afirma, no responden a un criterio in toto, de aplicación o no aplicación, a diferencia de lo que evidentemente sucede en las normas jurídicas típicas4, sino a un criterio de ponderación gradual sobre la base de su aplicación conjunta e integrada (el autor habla de un “criterio de peso”, como no puede ser de otra manera, dado que no es posible aplicar un principio general sin tener en cuenta a todos los demás, por el evidente riesgo de error e injusticia en que se puede caer en caso de olvido (imaginemos que formamos parte de un tribunal de lo penal y que aplicamos el principio de proporción de las penas, a la hora de valorar los resultados de la concurrencia de ciertos agravantes del tipo general -como puede ser el dolo, por ejemplo-; y que, asimismo, en un alarde de descuido, se nos olvida aplicar el principio de la presunción de inocencia…).
Esto no sucede con tanta gravedad “epistemológica” en el caso las leyes (me refiero a la necesidad de una argumentación global y expresa por parte del operador jurídico), porque pese a su naturaleza y a su aplicabilidad no lógico-formal estricta, la justificación de la concurrencia, o no, del tipo penal (en función de la apreciación de unas condiciones objetivas mínimas y bastante bien delimitadas, para uno u otro caso, en la norma) siempre resultará una tarea que requerirá un ejercicio mucho menos complejo de comprensión abstracta5 (pese a todo, hay que destacar que no suele ser fácil la tarea de reconducir un hecho a un tipo penal determinado, por el problema de la prueba, y este punto, asimismo, resulta fundamental en nuestro estudio6).
Tratemos de resumir lo dicho hasta ahora. El derecho, en general, no puede articularse conforme a criterios lógicos absolutos; no obstante, las normas se aplican o no se aplican a un caso dado (en perspectiva integrada global de la razón: “pese” a Heráclito, subimos uno, o parte o todos los escalones de una escalera). Por otra parte, los principios generales del derecho son fundamentales para la integración de los sistemas jurídicos, si bien ofrecen una naturaleza diferente al grado de definición objetiva de las normas (el término “generales” ya nos informa bastante sobre este punto).
Esto último se debe a que las normas están “pensadas” para regular una serie de supuestos concretos, pero, idealmente, siempre dentro del respeto a los principios generales del derecho. Éstos últimos inspirarán (en un modo vinculante) la tarea del conjunto de los operadores jurídicos del estado (ese carácter vinculante, no obstante, dependerá de si existe consagración constitucional, o no, de los principios, así como de la categoría que el texto constitucional le otorgue a aquéllos, en correspondencia con la garantía de protección que se les reconozca7).
La forma por la cual Dworkin trata de solucionar la aparente aporía entre el significado de las normas concebidas teórica y prácticamente in toto y el de unos principios sin un ámbito semántico muy bien delimitado es la siguiente: idealmente, un juez Hércules (tal es el nombre que le da) será capaz de reconducir el maremágnum de normas jurídicas a la forma de un conjunto (principios generales) objetivamente ordenado, si bien en un sentido gradual no analítico puro (el principio de jerarquía es analítico, y el principio de competencia, idealmente, también; no obstante, por el carácter real de lo analítico -no formal absoluto-, suele haber bastantes problemas a la hora de delimitar las competencias jurídicas; asimismo, sin embargo, lo que nos interesa aquí es esclarecer la naturaleza de las normas y de los principios, para luego comprender el conjunto de elementos implicados en su comprensión y en su aplicación integradas).
El gran problema no solo es que ese juez Hércules nunca existirá (debería ser un ente consciente dotado de un conocimiento absoluto), sino que Dworkin, en realidad, genera un nuevo marco aporético, consistente en dotar de un carácter acabado (objetivación absoluta) a los principios generales inferidos del conjunto del sistema, lo cual es totalmente inconsistente con su naturaleza de partida, y reconocida por le propio Dworkin, al definir su criterio de “peso”. Cómo puede resolverse este problema.
El método por el cual el autor desarrolla su teoría empieza por un estudio de base lógica sobre los problemas que supone la resolución de los llamados “casados difíciles”, donde él ve con claridad que no tiene sentido una reconducción lógica formal/literal estricta del supuesto de hecho contemplado en la norma al hecho enjuiciado: en estos casos, es necesario adaptar el sentido de la norma, por mediación de los principios generales. No obstante, poco a poco, Dworkin va abriéndose más y más a la generalidad y a la esencia del derecho, hasta reconectarlo a su propia concepción de los derechos subjetivos (no por casualidad su principal obra se titula Los derechos en serio); y esto lo lleva a cabo sobre una especie de iusnaturalismo democratizado. El eje del argumento es resumible del siguiente modo: los principios generales tienen como función primordial constituir una garantía única para el pleno reconocimiento y protección de los derechos individuales; una tarea que no puede ser llevada a cabo solo por el principio hartiano de la aplicación in toto del derecho positivo: es necesario ejercer sobre éste un análisis crítico, ético-moral y político (para el conjunto de sus normas legales), hasta lograr una síntesis con un significado de esa misma naturaleza, que se concretiza en la forma de unos principios generales.
Este planteamiento, en términos de consistencia discursiva y general, resulta tan poco sólido como el que trata de sostener al juez Hércules (el mismo autor reconoce serias dificultades en la concreción real de este último). Más allá de la falta de atención a las correcciones fundamentales que Hart llegará a efectuar sobre el modelo lógico-positivo del derecho, se halla el problema de la secuencia ontológica. Es un problema ya expuesto por Habermas en su crítica a Hegel: cómo puede el Espíritu hacerse a sí mismo antes de haberse conformado por mediación de todo el desarrollo histórico-racional de su Fenomenología.
Este tipo de planteamientos solo pueden tener sentido en la forma autorreferencial integrada del paradigma ontoepistémico y lógico trascendente; pero no en los términos del razonamiento discursivo típico, metodológica y esencialmente centrado en la supuesta objetivación pura del absoluto y en la secuencia causal explicativa en torno a aquél, con el consiguiente problema general de la petitio principii (entre otros), el cual, tanto en el caso de Hegel como en el de Dworkin, se concretiza en una inconsistencia esencial, por pretender que un principio fundacional pueda llegar a erigirse en el resultado mismo de su teorización lógica-cartesiana estricta (más allá de los problemas de orden democrático-político y ético que puedan achacarse a los criterios de Dworkin).
Para dotar de consistencia a los problemas de fondo que subyacen a los planteamientos de estos dos grandes autores anglosajones, a continuación propongo una serie de principios orientadores. Algunos de ellos ya han sido explicitados en epígrafes anteriores (se trataría de proceder a una adaptación y a un desarrollo de lo ya dicho al contexto presente), mientras que otros, si bien resultarán igualmente consistentes con las tesis previas, requerirán de una exposición más detallada, por su carácter técnico (más específicamente jurídico e, incluso, jurisdiccional).
Las referencias críticas de que partimos para la reconstrucción crítica de esos principios son: 1) el problema que observa Dworkin en la aplicación in toto y formalizada de las normas legales; 2) el problema de que no puede pretenderse la eclosión de una naturaleza analítica a partir de un criterio referencial del “peso” de los principios generales (parece que Dworkin busca el modo de contextualizar el significado imperativo del derecho en la compleja diversidad del conjunto político-ético-social, a partir de un criterio elemental de justicia del caso que es elevado a clave axial del sistema; pero lo analítico representa lo opuesto a lo contextualizado, se trata de términos filosóficamente antónimos, como demuestra la filosofía del lenguaje); y 3) el problema de la dualidad ontológica entre los derechos subjetivos supuestamente no provenientes de un derecho natural más o menos bien definido (casi en el sentido final de un código literal escrito, y no, por ejemplo, en el sentido de unos principios sobre los que trabajar, como podrían ser las “reglas de oro”), y el derecho positivo sobre el que supuestamente debería reconocerse el alcance y los límites de esos derechos, y no al contrario (teniendo en cuenta que la tarea del juez no consistiría tanto en trascender el contenido normativo diseñado por el legislador, para adaptarlo al caso; sino que, más bien, consistiría en llegar a “sobrepasarlo” en modo cualitativo; sobre el horizonte de unos derechos subjetivos sin un arraigo objetivo concreto, ni, tampoco, un principio trascendente dotado de autoconsistencia).
En primer lugar, es necesario partir de una constitución y de una correlación ontológicas adecuadas en torno a la naturaleza de la norma, en general, y de la norma moral y de la norma jurídica, en particular. Sin ningún ánimo de repetirme: debemos conocer (para actuar consecuentemente) las diferencias y similitudes entre una y otra, especialmente en lo que se refiere a su peculiar inserción en la comunidad histórica-política, a su naturaleza compleja e integrada (donde se imbrican de un modo natural transcendental las nociones del “ser” y del “deber ser”) y, por último, a sus especificidades en sí más características.
La norma moral, habitualmente, es una norma no escrita y sin un carácter coercitivo oficial, por lo cual no va más allá de las sanciones internas a la psicología del sujeto (por lo que le puede suponer el sentimiento de culpa, etc.), sin menoscabo del carácter vinculante para el propio sujeto8. Cuando la norma moral adquiere relevancia pública y, además, algún grado de adhesión por parte de un sector/grupo determinado de la sociedad, por definición convencional [digo “convencional” porque viene determinada en función del análisis histórico conceptual y acumulativo -desde antes de Sócrates hasta hoy- que articula nuestra forma cultural de ver el mundo; si bien todo ello tiene una base transcendental y genética, donde resulta imposible desbrozar absolutamente qué cosa pertenece a cada ámbito], en la práctica, pasa a convertirse en derecho, concretamente, en la forma de la costumbre jurídica: cuando una norma moral se hace pública en el sentido de la adhesión compartida, la presencia de la sanción social (con independencia de que solo se concrete en formas muy leves, como el hecho de ser objeto de crítica en comités privados de “chismorreo”9) excede el ámbito típico de lo moral, el cual, de este modo, permanecerá como fondo de justificación de la forma jurídica (este sencillo principio es algo que Dworkin no llega a articular en modo consistente, por razón de que prescinde del estudio de las bases transcendentales de la razón y de lo normativo).
Conforme a estas bases (cuyo contenido aparece desplegado en los apartados previos del texto), es imprescindible partir de que, en su papel de resorte público y garantista clave para la convivencia ética y moral10, el derecho tiene una naturaleza objetivada y oficial, cuyos principios (necesarios) de justicia y de legitimidad obligan al buen desarrollo de una doble vía teórica-práctica:

a) La creación, la interpretación y la aplicación del derecho no pueden darse de cualquier manera: deben representar el ser, el pensar y el sentir de la mayoría de la sociedad, a través de los mecanismos formales, materiales y democráticos (dinámicos) establecidos al efecto. Ésta es la clave para la autorreferencialidad ética, política y jurídica que busca Dworkin para justificar su teoría de los derechos subjetivos en sede de una filosofía jurídica no iusnaturalista de base democrática.
b) Dada la relevancia y la naturaleza de la garantía jurídica, el juez, idealmente, habrá de agotar su capacidad para extraer los principios éticos y jurídicos que se hallan objetivados en modo literal en el conjunto ordenado del sistema del derecho vigente. Es decir, debe tratar de desentrañar para cada caso qué es lo que quería el legislador que fuese dictado como sentencia.
Obviamente, es imposible hallar una objetividad perfecta en esta labor (de inmediato profundizaremos en este punto), pero el papel del horizonte significativo que se establece en la presente propuesta (consistente, por otra parte con el paradigma integrado, así como, obviamente, con la falibilidad consubstancial y con la capacidad para el progreso y la mejora del ser humano) nada tiene que ver con ideales imposibles (el juez Hércules) y carentes de la suficiente consistencia justificativa (no solo en la perspectiva de los fundamentos lógicos y epistémicos típicos, sino también en la perspectiva de los principios éticos y políticos11).

El segundo nivel de nuestra argumentación se sitúa en la problemática teórica y práctica más o menos específica que afecta a la labor de los jueces a la hora de interpretar y aplicar el derecho12. En nuestro planteamiento, utilizaremos razones de índole ontoepistémica general, así como razones técnicas y propias del ámbito de la teoría jurídica (cualquier juez, de un modo más o menos implícito, por imperativo transcendental, opera conforme a los principios generales de nuestra razón y, asimismo, por imperativo transcendental y cultural integrado, utiliza criterios de la ciencia, de la sociología y de la filosofía jurídica; sin líneas de discontinuidad absolutas entre ambas).
Para empezar, es evidente que no existe arbitrariedad por parte de los jueces porque el derecho, además de por todo un conjunto de mecanismos procedimentales para su elaboración y vigencia (criterios formales para la aprobación y promulgación de las normas, criterios para asegurar su rango coercitivo, etc.) y de mecanismos procesales para su buena aplicación (criterios temporales, criterios objetivos de protección, criterios para el concurso entre normas potencialmente aplicables, criterios de demarcación territorial y subjetiva, etc.); entre otros elementos, se halla constituido por el lenguaje, como bien señala el profesor Robles Morchón. Y sabemos que el lenguaje experto (dotado de perspectiva de profundidad abstractiva, analítica y sistemática), con toda la gravedad y seriedad que tienen que ver con el derecho (por la importancia del factor humano, dadas las repercusiones potenciales del sistema), con la gran cantidad de normas de todo tipo que existen, en muchas ocasiones promulgadas sin el tiempo suficiente para proceder a una reordenación del sistema13, y, en fin, con todos los inconvenientes del modelo cartesiano tan arraigado en nuestra educación cultural (también, en todos los ámbitos académicos y profesionales; de ahí, entre muchas otras, la diputa en Hart y Dworkin); ofrece un elevado margen para la objetividad, supraformal y simbolizada, como corresponde al conocimiento humano.
Cierto es que en muchas ocasiones, el juez, por su deber de resolver, se verá obligado a realizar interpretaciones más o menos extensivas de una norma (en la práctica, potencialmente, en función de una variedad amplia de criterios semántico-comparativos, que abarcan todo el ámbito de aquélla, desde su título hasta la definición de la prueba). Será entonces cuando entren en juego los principios generales del derecho, resortes supletorios imprescindibles para la integración jurídica (asumiendo el simbolismo abierto del lenguaje objetivo).
En este contexto práctico, resultará siempre, cuando menos, discutible la afirmación de que el juez no crea derecho. En el sistema anglosajón, esta actividad es mucho menos secundaria que en sistemas como el español, por ejemplo; ello se debe a un criterio mucho más amplio sobre la noción de la “jurisprudencia”, fuente supletoria del derecho en España, conforme a unas reglas formales y materiales mucho más estrictas.
Pese a todo lo cual, tampoco cabe hablar de arbitrariedad en tal supuesto, porque el ordenamiento jurídico, entre otras cosas, y como bien reconoce Dworkin, es un sistema “integrado” (con sus fallas, obviamente) de normas y de principios, de forma que ni siquiera un principio general del derecho puede ser aplicado conforme a puntos de vista judiciales demasiado “liberales”; puesto que el contenido de ese principio, de un modo más o menos implícito, deberá reconocerse y ser aplicado conforme al contenido general del ordenamiento y, más específicamente, en primer lugar, conforme al contenido de la Constitución o Norma suprema o fundamental.
Los jueces se hallan tan vinculados al conjunto del ordenamiento jurídico como cualquier otro ciudadano, en general y de forma específica, en el ejercicio de su función profesional (este punto es el que más nos interesa). El hecho de que no sea posible elaborar un listado analítico (objetivo-formal, quiero decir) de los principios generales en ningún caso puede suponer que exista una libertad para su apreciación jurisdiccional (el paradigma integrado es básico para comprender esta tensión significativa no aporética), ni desde un punto de vista profesional/competencial (además, debe tenerse en cuenta que a la hora de modular/adaptar el contenido de una norma, el conjunto del texto de ésta será una referencia clave: la interpretación sistemática se da en el doble ámbito de la norma en cuestión y del ordenamiento jurídico en general); ni desde un punto de vista epistemológico transcendental, como creo que se puede inferir con claridad de todo lo expuesto hasta el presente lugar del texto.
Ciertamente, caben pocas dudas al respecto, pero ello no obsta para ver la necesidad de ofrecer una interpretación con sentido a los problemas que se plantean en la jurisdicción, que, en gran medida, son derivados de la concreta forma cultural que domina nuestra reconstrucción cartesiana de la racionalidad. Quiero decir, con o sin conocimiento de las tesis Hart o de Dworkin, los jueces seguirán aplicando con criterio el derecho vigente, pero no cabe duda de que comprender el alcance y los límites de su labor, así como de la materia y de la forma con que están trabajando (las leyes, los principios generales, la base ética y política, la base ontoepistémica transcendental, etc.), les ayudará a llevar a cabo su tarea con mayor rigor, seguridad y certeza [no olvidemos la doctrina de la separación de poderes, clave para la conformación democrática de los estados actuales: se trata de un principio que, más allá de sus imperfecciones y de su excesiva simplicidad, es considerado de forma casi unánime como una base irrenunciable de todo el sistema, desde dentro de él (en la institucionalidad formal) y desde afuera, en lo que se refiere al conjunto de las formas ciudadanas de vida14; asimismo, su justificación, según creo, representa un principio no estrictamente convencional: la justicia en la vida de los ciudadanos en el estado, sobre bases de imparcialidad, profesionalidad, control relativo entre instituciones, etc.].
A tal efecto, y para ir acabando este apartado, procederemos a realizar un breve análisis de dos realidades claves, una ya bien conocida en este momento, los principios generales; y otra a la cual apenas hemos hecho referencia: el supuesto de hecho contemplado en la norma en relación con el supuesto fáctico que se pretende regular por parte del legislador.
Sobre los primeros, lo cierto es que ya no me queda mucho más que decir, dado el espacio disponible en esta obra de alcance global. Me queda quizá insistir en que ninguna norma jurídica puede entenderse aplicada aisladamente: el juez dispone de unos conocimientos profundos y globales del sistema que, de seguro, le “afectarán” en la buena dirección (criterio fáctico, de raíz profesional, académica y cultural); asimismo, el principio “sistemático” del ordenamiento se lo impedirá de forma vinculante.
No obstante, es necesario reconocer que los principios generales del derecho, como sublimación más o menos sintética del contenido del sistema jurídico, resultarán claves para el esclarecimiento y la concreción del contenido de la norma a aplicar. Sin unos principios generales de esa naturaleza (no estrictamente analíticos, como pretende Dworkin, pero sí objetivados, al menos hasta cierto punto interpretativo), el peligro de la arbitrariedad judicial, con el consiguiente daño al valor y principio fundamental de la seguridad jurídica, se incrementará en gran medida.
Y por qué es tan importante la presencia de esos principios generales. Ello no obedece solo a la necesidad sistemática de la interpretación (jurídica, en general, y jurisdiccional, en particular), sino a una cuestión de alcance aun más fundamental, desde el punto de vista epistémico, y ahora ya me estoy refiriendo al segundo punto que deseaba analizar antes de finalizar el presente epígrafe.
La tremenda complejidad y la variedad de la vida humana hacen imposible la existencia de una norma para cada caso concreto (al supuesto enjuiciado le corresponde la sentencia, o un acto administrativo, en su caso, no una norma; y ello no obedece a un criterio estrictamente técnico jurídico, como veremos). De acuerdo con el estudio global presentado en este ensayo, es imposible analizar y reconstruir la realidad en términos formalmente analíticos.
Veamos con un poco más de detenimiento lo que quiero decir con esto último. La Relatividad de Einstein se explica con relaciones alfanuméricas muy complejas, pero ¿es posible decir que esas relaciones cubren todas las posibilidades del conocimiento de la Relatividad? Veámoslo de un modo muy sencillo, con un caso práctico jurídico. En el reglamento de la NBA (liga profesional mayor de baloncesto en EEUU), se regula en forma bien diferente la situación del conflicto entre dos o más jugadores, cuando existe una agresión en la forma de un puñetazo directo, o una simple, podríamos decir, trifulca de enganches y empujones. Dónde situar el límite de “puñetazo” frente a “empujón”.
Cualquiera nos dirá que es bien visible, que se ve a simple vista. Lo cual es cierto. Pero recordemos a Heráclito, y “dividamos” la realidad (en este caso, la aceleración del puño de un jugador de baloncesto en el espacio físico) en partes infinitesimales. ¿Hay un punto exacto del nivel de la aceleración por el que podemos calificar en modo absoluto (formal) los hechos? No, porque la realidad no acontece de un modo estructural conforme a criterios formales absolutos, una velocidad exacta de 2 m/sg x sg no existe en la realidad (basta ver los problemas que hay para medir el tiempo, en un mismo sitio y para un espectador referencial: la cantidad no acabada de decimales que nos ofrece el reloj atómico)15.
No obstante, hay una constitución transcendental inconsciente que, por regla general, nos permite a todos ver con claridad cuando se trata de un puñetazo o un empujón (en otro caso, el relativismo teórico se haría real, y, por tanto, ninguno de nosotros habría sobrevivido hasta hoy); y sobre esto es en lo que trabajan los responsables del régimen disciplinario de la NBA, primordialmente. Lo cual, por otra parte, no nos ayudará a eliminar el problema de lo “diferencial real” (en casos límites).
En Europa, a la hora de enjuiciar problemas similares en el ámbito del fútbol, se ha instaurado el VAR, que es un sistema de televisión digital que permite reproducir cada jugada una y mil veces; y resulta que, en algunos casos extremos, los mejores expertos no llegan a ponerse de acuerdo completamente…
Desde un punto de vista más general, en clave filosófica-conceptual y en clave jurisdiccional, puede resultarnos útil analizar un supuesto real y que es de especial vigencia hoy en España. Me refiero a la apreciación de la figura de la intimidación física a la hora de enjuiciar la conducta consistente en llevar a cabo relaciones sexuales no consentidas con una mujer, por parte de un grupo más o menos numeroso de hombres. Para algunos, si no existe una evidencia clara y explícita de la amenaza física, no puede hablarse de intimidación; para otros, la sola presencia del número (cuatro, cinco o más personas) es suficiente para justificar y demostrar que existe violación.
Más allá de la perentoria y urgente necesidad de zanjar en modo literal cuestión mediante la modificación del actual Código Penal español (a fecha de hoy, 15/11/2019), a fin de asignar la pena justa a conductas ilícitas y punibles tan dañinas y condenables, desde todos los puntos de vista ético-morales; aquí es posible ver el entramado estructural de los problemas conceptuales a que se enfrenta el juez a la hora de valorar la concurrencia constitutiva de la intimidación (determinante de dos tipos penales diferentes, como sucede en el caso del baloncesto).
En primer lugar, tendrá en cuenta el principio de tipificación penal (garantía clave para proteger al ciudadano de la potestad punitiva del estado), así como el principio de la presunción de inocencia (otro derecho fundamental que es igualmente clave); y, también, el principio general de la presunción de la capacidad de obrar de la víctima: si no se resistió, al ser “plenamente” consciente de sus actos, significa que pudo aceptar de buen grado (más o menos implícitamente) la participación en el acto referido, y no por miedo a las represalias de un mal mayor…
Ya en este punto, dada la necesidad de la interpretación sistémica e integrada del derecho, los problemas de la subjetividad interpretativa se multiplican, al menos potencialmente. Pensemos en lo que, en la práctica, puede suponer que se trate de un juez (o, mejor dicho, de un tribunal penal, puesto que el juez que actúa como órgano individual solo instruye el proceso; o, en su caso, de un jurado popular) con una marcada ideología “de género” o, yendo más allá, que se trata de un juez (jueces) que tiene un familiar que ha pasado por la misma situación, y que él o ella ha vivido todo el proceso psicológico de la víctima. O, también, pensemos que es una persona introvertida a la cual le resulta psicológicamente inasumible (por motivos éticos, por motivos de preferencia sexual…) la posibilidad de realizar conductas de sexo en grupo. O, incluso, que se trata de una persona con asperger o, incluso, de una persona que ha sido víctima de una agresión sexual, o, simplemente, que ha sido víctima de otras conductas penales que han resultado especialmente dañinas para su integridad como persona. Los límites entre lo objetivo y lo subjetivo se desvanecen, en parte, a la hora de definir bien el supuesto penal; y esto no tiene que ver con la falta de profesionalidad del juez, sino con las estructuras mismas de lo racional, en clave global integrada.
Otra situación problemática en torno al supuesto de hecho contemplado en la norma es el de la apreciación de la prueba, el cual se halla directamente relacionado con los dos ejemplos citados (ahora trataré de darle un tratamiento más general). El derecho tiene una naturaleza de sí objetiva, y sanciona, al menos el derecho penal moderno, acciones y omisiones, y no pensamientos de la persona. Es decir, es necesario que se produzca una cierta exteriorización de la voluntad subjetiva para poder empezar a hablar, o no, de la concurrencia de ilícitos tipificados por la ley penal. ¿Pero cuando existe esa exteriorización? En la mayoría de los casos es bien visible (eliminando los supuestos anteriores y otros parecidos o asimilables), pero no siempre hay un acceso directo al momento en que se pudo cometer, supuestamente, el delito. Esto supone tener que afrontar el problema de proyectar el pasado al presente como una realidad fáctica y responsable penalmente. Y no es para nada fácil, ni, en muchos casos, pacífico en términos de opinión y juicio.
Podría extenderme hasta el infinito en la casuística y en los problemas concretos que aparecen en la valoración de la prueba, pero no hay espacio en esta obra para ello. Lo que me interesa destacar, al efecto de dar por finalizado este capítulo, es lo siguiente. Primero: el derecho, idealmente, debe responder a los principios éticos y morales de la mayoría, pero no de cualquier mayoría, sino de la mayoría democrática educada para valorar lo moralmente bueno no solo por criterios numéricos de población, sino también en función de la entidad del daño o del bien causado.
Segundo: esos principios éticos y morales tienen una base transcendental no solo de índole naturalista o convencional típica, sino constitutivamente humana, sobre la articulación aristotélica, democrática y trascendente, para cada caso concreto, de las reglas “de oro”.
Tercero: los jueces y tribunales tienen la misión de garantizar el cumplimiento del derecho, y deben resolver todos los casos legítimamente planteados (esto es, dotados de fundamento jurídico mínimo) conforme al contenido y a la forma del sistema legal de fuentes establecido, solo acudiendo a los criterios interpretativos para las situaciones en que se produzca una falta de literalidad suficiente en la norma. Esto, por otra parte, es lo habitual, en mayor o menor grado; das las estructuras transcendentales de la razón teórica-práctica, pero en ningún caso (ni en las más “profundas” lagunas legales) tiene por qué suponer arbitrariedad o relativismo.
Cuarto: como digo, la ausencia de esa literalidad suficiente no prejuzga la intervención de la arbitrariedad, que, con pleno fundamento ético y social, está prohibida por la ley. Dentro de los márgenes de la objetividad que en todo caso el juez encontrará en el derecho positivo, su interpretación de los hechos y de las circunstancias de cada caso será asumible en clave racional, merced al paradigma integrado (hablamos de una razón enjuiciativa en un contexto bastante formalizado, pero sin diferencias cualitativas estructurales con respecto al modelo general, como no podía ser de otro modo), y de acuerdo con el sistema de las fuentes del derecho (inclusivo, claro está, de sus principios generales y en el doble modo razonado en este ensayo).
Qué significa esto último. Pues que al igual que sucede entre los dos árbitros diligentes y capaces que al estudiar la “moviola” del VAR no se ponen de acuerdo sobre si un lance del juego es constitutivo o no de falta; siempre nos resultará posible “movernos” cognitiva y prácticamente en la mejor dirección posible hacia la comprensión enjuiciativa y valorativa de las cosas, en general. Quiero decir, si la persona y el grupo logran alcanzar una visión crítica, analítica en perspectiva y de totalidad objetiva sobre los principios epistémicos integrados que hemos tratado de justificar en el presente trabajo, como elementos claves de todo Sentido abstractivo (y teórico-práctico); será posible comprender que “mi visión” del VAR en un caso extremadamente difícil puede no coincidir con la de otra persona, por un problema estructural (nos hallamos en los límites de la percepción, lo cual se manifiesta en otros niveles más abstractos del razonar humano). Será un problema concretizado en formas subjetivas diferentes pero no ilícitas ni irracionales de ver la realidad, si bien solo hasta un cierto punto (siempre hay un límite mínimo para el espacio de la justificación argumentativa sobre la realidad de las cosas).
En el caso de la violación en grupo, es posible que mi visión venga sesgada por una perspectiva excesivamente formalista (y, por ello, muy subjetivizada -egocéntrica- de un modo no consciente), o no suficientemente empática ni contextualizada de las realidades jurídica, ética y fáctica; pero la justificación de los argumentos racioeticos y jurídicos (hay instrumentos legales e interpretativos más que suficientes para tipificar la acción referida como violación sin infringir el ordenamiento), elevados hasta un cierto nivel de profundidad en la abstracción integral e integradora de las cosas, siempre emergerá por su propia fuerza de convicción (al menos, en todos los casos parecidamente flagrantes).
Comprender la realidad es más que atribuir un significado completo, perfectamente acabado y formalmente definido a las cosas que son objeto de nuestro juicio (en términos de “ser” y de “deber ser”); lo cual para nada significa una merma de la objetividad posible, sino todo lo contrario, desde el fundamento último de la razón. Tal es la importancia de la filosofía, en todos los ámbitos, y también en sede ética y/o jurídica.

note 1: En ningún momento pretendí que se tratara de una relación exhaustiva de los principios, solo intenté reseñar los más relevantes para el contexto teórico que nos ocupa.

2: Decir que estamos en la sociedad de la información no presupone la proclamación acrítica de una sociedad “de la verdad”. Como bien sabemos, la gestión irregular del big data por parte de algunas corporaciones, o el fluir constante de las conocidas como fake news, o noticias falsas, constituyen sendos hándicaps racioéticos (aunque no son los únicos, sí podrían reconocerse como principales) para optar a concebir el término “sociedad de la información” como un estado ideal del saber, en todos sus frentes pero, sobre todo, en el de lo “noticiable” (esto, a menudo, ha pasado a conformar una categoría mucho más subjetiva que antes, dada en función de los intereses ideológicos que los algoritmos de cada servidor de Internet tienen atribuidos al lector potencial; el problema en este punto es que, pese a que el contenido y la forma de las noticias siempre ha venido mediatizado por la ideología del medio de comunicación, la posibilidad del lector para elegir permanecía intacta, en todo caso, mientras que ahora éste se encuentra todo “hecho” al encender su pantalla, lo cual puede dar lugar a auténticos sesgos globales de información, imposibles de detectar por su parte).

3: Para un estudio exhaustivo de esta cuestión, debo remitir al lector a mi trabajo anterior, Lógica y simbolismo, concretamente al epígrafe segundo del capítulo 2, donde planteo una crítica al modelo paradójicamente idealista-mecanicista de Descartes, en perspectiva metalógica y en perspectiva integrada autorreferencial (en sí y en-el-mundo).

4: Pero, y como anticipo crítico a Dworkin, hay que ver que si bien es cierto que las normas se aplican o no se aplican, no puede hablarse en este proceso de un carácter lógico puro, y esto es clave. Las normas se hallan redactadas en la forma de un lenguaje técnico no cualitativamente distinto del natural, con todo lo que ello supone, dada la clave simbólica esencial del lenguaje, directamente imbricada con la que concierne al procesamiento racional abstracto del operador jurídico (por imposición transcendental, dada nuestra concreta inserción física, teórica y práctica en el mundo).

5: Por otra parte, además, hay que tener en cuenta que la tarea de reconstrucción sistemática de los principios generales que Dworkin le atribuye al “juez Hércules” se presupone en buena parte cumplida por parte del legislador y del tribunal constitucional de cada ordenamiento (al menos, en un estado democrático de derecho mínimamente ordenado y desarrollado política, cultural, histórica y socialmente). El principio de jerarquía, el principio de competencia y el principio de seguridad jurídica conforman una triple garantía jurídica para que esto sea así, de ordinario.
En este punto, hay que diferenciar dos cuestiones: 1) las implicaciones de los casos difíciles a que se refiere Dworkin, donde es posible que existan lagunas o incoherencias legales a la hora de resolver un caso concreto; y 2) el carácter no formal estricto de la racionalidad jurídica no presupone que el ordenamiento constitucional, en su conjunto, no disponga de unos buenos mecanismos metodológicos, sistémicos y objetivos (en la clave de la razón integrada, obviamente) para el enjuiciamiento procesal, con un rango “x” de falibilidad y apertura transcendental, como cualquier otra forma de racionalidad humana.

6: He “elegido” hacer uso del ejemplo del derecho penal por la especial relevancia que en él se otorga a los criterios de certeza (se trata con derechos fundamentales de dos o más personas que han entrado en conflicto), así como por la especial relevancia que en esta sede jurídica adopta (por los mismos motivos) el juez en su doble tarea de instrucción y enjuiciamiento (recordemos que el poder judicial desempeña, esencialmente, la tarea de proteger y garantizar el derecho, como uno de los poderes básicos del estado -uno de los tres enumerados por Montesquieu en su famosa doctrina, que es de pleno reconocimiento práctico en todas las democracias occidentales); pero, mutatis mutandi, lo indicado hasta el momento puede reconducirse a las demás ramas del derecho (por ejemplo, en el Derecho Civil, presumir la buena fe de las partes contractuales, salvo prueba en contra, es un principio parangonable al de presunción de inocencia).

7: Sin perjuicio de que exista un reconocimiento legal y/o jurisprudencial específicos, y sin perjuicio de que ese reconocimiento solo se dé en esos dos ámbitos; y también, sin perjuicio de lo que ello supone por razón del principio de jerarquía normativa: principalmente, esos principios de extracción legal o jurisprudencial no podrán contradecir a los principios de origen constitucional).

8: Esta naturaleza vinculante de la norma moral, pese a su carácter autónomo y no oficial (esto último, en el sentido expuesto anteriormente, lo cual supone, entre otras cosas, la ausencia de una sanción externa y más o menos tipificada); desde un punto de vista transcendental, nos muestra de nuevo la relevancia del principio autorreferencial consciente, como eje natural para el sentido en que se integran consistente y funcionalmente (como teoría y praxis, desde el punto de vista ontoepistémico aquí desarrollado) el ser y el deber ser de las cosas de la vida humana.

9: El “chismorreo” es una forma de socialización que, más allá de las connotaciones morales negativas que muchos solemos atribuirle, ha contribuido históricamente en gran medida a la consolidación de fuertes lazos grupales y/o comunitarios (como se ha venido diciendo de un modo bastante habitual en la cultura popular, y en la cultura no tan popular: si quieres unir a un grupo de personas, “proporciónales” un enemigo común con la entidad suficiente para el tipo y para la profundidad del lazo social y afectivo que desees establecer; y con esto no quiero decir, para nada, que ésa sea la forma ética, política y pragmáticamente ideal para fomentar e incrementar lo que Putnam denomina como “capital social” de las comunidades -este “capital social” vendría a ser una especificación teorizada del principio general de la integración racioetica, moral y afectiva de las sociedades).

10: Si adoptamos el principio democrático, será más fácil desarrollar una concepción consistente sobre cómo puede plantearse esa específica forma de convivencia, a partir de las dos reglas generales que vimos en su momento, las cuales, en un sentido ideal, también deberán inspirar el “acuerdo” por el cual la comunidad se dota a sí misma de un sistema jurídico democrático (en nuestra perspectiva, es posible integrar el modo institucionalizado del acuerdo público para la vida en sociedad con el modo comunitario de Habermas; se trata de dos “membranas” teórico-prácticas en constante ósmosis bidireccional, idealmente).
Esas dos reglas tienen un alcance transcendental, y no solo por razón de su base biológica (neuronas espejo, célula de Hutchinson, etc.): la antropología y la filosofía nos ayudan a entender qué es lo que, propiamente, nos hace humanos; y no solo en un sentido descriptivo (en otro caso, estaríamos cayendo de nuevo en los errores del modelo cartesiano), sino integrado: hay que ver qué es lo que nos hace sentir, actuar y vivir como seres humanos.

11: Desde luego, debo admitir que podría haber incidido más, a lo largo de esta obra, en la cuestión de la legitimidad política; pero esta cuestión excede el ámbito prefijado del texto. Pese a la proverbialidad del paradigma integrado para explicar consistentemente el sentido racional (y transcendental y trascendente) que incumbe a nuestra forma de comprender el mundo en clave científica, filosófica, ética y jurídica, creo que abrir ese nuevo frente podría resultar demasiado pesado, dado el contexto histórico-conceptual en que nos hallamos. No obstante, creo que ha quedado mínimamente clarificado que la legitimidad política, como cualquier otra actividad humana, deberá sujetarse a las normas éticas y jurídicas correspondientes, elaboradas conforme a los principios generales aquí presentados.
Asimismo, creo que también ha podido quedar mínimamente clarificado el hecho de que la política no se situaría al margen de la naturaleza de la razón ética y jurídica, sino que, en nuestra visión, aparecería integrada en ella. como medio, como objeto y como fin.

12: Cualquier funcionario debe aplicar el derecho, incluso cualquier ciudadano se halla obligado a ello, con el alcance de sus responsabilidades. Pero en un contexto amplio y general como el de esta obra, era necesario centrarnos en la labor de los jueces y tribunales (lo cual es bastante habitual en los textos de la teoría jurídica), por su papel primordial y bien reconocido de garantes últimos del derecho y, por ende, de la racionalidad ética y moral que inspira a aquél (integradamente, en la forma que hemos descrito).
No obstante lo anterior, no podemos dejar de reconocer que cualquier ciudadano medio, de forma más o menos consciente, a lo largo de su vida social actuará conforme a las bases transcendentales aquí descritas para el razonamiento y la experiencia ética-moral y jurídica. Desde luego, su carácter profano en materia legislativa (e, incluso, filosófica) no le “desconectará” de los resultados expertos y profesionales de la jurisprudencia y de los autores de la teoría jurídica; quiero decir, no viven en realidades diferentes e inconmensurables por razón del diferente sesgo de rigor y profundidad cognitiva que cada uno de los dos “niveles” representa, con independencia de que, en muchos casos, los no profesionales necesiten explicaciones y aclaraciones básicas para comprender lo que los otros, los profesionales, dicen o sentencian.

13: El derecho es un sistema jurídico, compuesto de múltiples normas cuya producción no siempre toma en cuenta, al menos, no de un modo inmediato, la correspondencia con otras normas del mismo rango normativo cuyo ámbito material puede solaparse con ellas; para eso está el régimen de las disposiciones transitorias y derogatorias, al final de cada ley; pero las cosas, como era de esperar, no siempre son fáciles, puesto que es fácil que se derogue un artículo de otra norma que era clave para interpretar correctamente el significado de un precepto que quedaba vigente y que no se explica en modo adecuado en la norma de nueva creación, entre otras posibilidades no tan felices.

14: No cabe duda de que la extracción sociocultural e, incluso, el momento vital del juez (hay estudios sobre ambas cuestiones), le influirán a la hora de aplicar el derecho (con resultados efectivos variables para las situaciones y los sujetos enjuiciados); puesto que el lenguaje jurídico, a la postre, es un lenguaje simbólico que depende del contexto vital de los sujetos comunicativos, como nos demuestra la moderna filosofía analítica (en buena consonancia con el paradigma transcendental aquí presentado). No obstante, ni esa corriente filosófica, ni el presente ensayo, pretenden obviar el contenido objetivo del lenguaje o del conocimiento (solo asumible de forma simbólica integrada para cada caso, pero desde unos principios generales dotados de pleno Sentido sobre lo universal en la teoría y en la praxis humana).
Parece que Dworkin trata de minimizar los posibles sesgos culturales y personales de cada juez sobre la base de unos principios objetivados de ámbito general y de base democrática más o menos coyuntural; pero esto no es posible, consistentemente, al menos, hasta el punto que pretende el autor. Ciertamente, las interpretaciones se adaptarán al tiempo histórico de cada persona (en forma plural, pues la sociedad es plural), pero la única forma de atemperar la subjetivización más o menos residual de lo jurídico debe partir del principio literal de la ley, la cual, a su vez, dispone, como garantía ética y democrática, de unos mecanismos institucionales y epistemológicos para su buena concordancia con el pensar y el sentir democráticos. En definitiva, solo una comprensión integral de lo racional, lo ético-moral y lo político puede dotar de legitimidad a la creación y a la aplicación del Derecho.

15: Los algoritmos informáticos sí funcionan conforme a criterios “acabados” absolutos, y “funcionan”, se nos podrá decir, en contra. Pero esta afirmación no tiene sentido para refutar nuestra tesis. Veamos.
Las fórmulas de Einstein sirven para movernos en la realidad y “dominarla” (como hacían antes las de Newton), pero solo hasta cierto punto práctico (y teórico). Lo mismo sucede con el ordenador y su inteligencia computacional: por muy elevadas que sean sus capacidades, éstas siempre resultarán finitas y medibles en Gbytes o en la referencia de medición que sea. ¿Acaso puede decirse lo mismo de la Realidad? Obviamente no, porque esta, de acuerdo con nuestra consciencia, puede estructuralmente (por principio autodemostrado) ser dividida en infinitas partes posibles, entre otras cosas. Se trata de un problema ontoepistémico: dada nuestra inserción cognitiva en el mundo, las cosas no pueden dejar de ser como son, y nosotros no podemos objetivar formalmente más de lo que puede ser descrito en tal forma (una reducción útil de la realidad, para la cual disponemos de una aptitud que data de nuestros antecedentes biológico-evolutivos), lo cual supone la renuencia del factor metalógico y metafísico (recordemos que las paradojas relativas a la metafísica del cambio, en que se incluyen las de Zenón, o las relativas a la autorreferencia, como sucede en el caso de los teoremas de la incompletitud de Gödel; permanecen más allá de cualquier objetivación formal, computacional o no, que el ser humano pueda realizar). Por otra parte, la comparación entre el “0-1” de la informática y el rigor de la digresión metalógico tiene plena razón de ser (la tecnología nace de la mano y la mente humans…), pero no presupone una forma de absoluto formal en la razón más abstracta que reflexiona sobre sus propios fundamentos, sino un “absoluto” transcendental.
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeTue Nov 19, 2019 11:22 am

Hi, Good morning,

this last Picture, just from the last night is Tremendous (I'm not saying anything more than the Instagram followers by instance, NON stalking!).  My Favorites are the ones with an opened smile, but I cant talk very much, cause this last period of time I have not been very optimistic even though I was Always on my duty ways; but it seems there's a little light in my sister brain&heart, getting visible on really shy and little shiny ways.
I am not coming any more to bring advices here, cause I see no visible agreements when I do it, but I see reallly clear disagreements, in term of stalking (by cars, noises and planes; upon the cell location spying: why, when the law says this information can only be used under anonymous terms???, and beyond the bad feelings and perceptions I have for the future of human to what's related to the big data controlling, as a potentital global democracy killing).
I have no jedi powers to control the fire or the minds of the People; and I am not sending encrypted or subliminal messages on my texts.  I'm a philosopher, unique in terms of originality, coherence and usefulness.  It's not humble, but it's the Truth.  It's tough to see all still happening to me after all I have worked and proved.  
For this I think the Right thing is Not sharing anything else here, the silence&the disturbing may be educative "good&bad" police tactics, but they just mean to me Destruction and Nonsense.  And the public responsibles have let this is happening for years to me, so wrong terms adviced. I cant understand you, you could kill me for an ictus or a heart attack, but you dont care... It's awful stuff to a logic mind like mine; cant you see that the way is to help to erase the bad things done to me in the past 13 years, by Respecting my Dignity, my Intelligence, my Freedom, my Innocence and my more than 18 years age.
I know the King Kong fantasy is sexist, I know all these things.  And in the real life I have Never driven myself on this type of ways.  I'm asperger, for God's sake; not a laboratory rat!  How can you suppose to become a believable instance to me, when I Know all you have been aproving towards me!!!
I have stopped the fantasy game here; I think it's time for the start of the consideration of me as a Good Citizen with his Rights: privacy, intimacy, calm...
Well, if you dont want to assume it cause you think the educative task on me is not finished yet, or you just want to keep hating more; you may kill me by what I said, but you wont kill the memory of the history, as the truth neither, or the hope, or the human dignity.
If I'm going to keep silent is not for the experimenters or haters, it's for those who may appreciate me for what I do or whatever, and Do nothing about me, in really effective ways.  Moral terms, and also in terms of self-steem and dignity; it's key to Love the Human as the Symbol next to the Heaven (expressing the self-consistent symbolism that's the kind of elevation of the soul the believers or the atheists can understand, from my poor english), but it's also Important to Keep your Self-Reference Healthy, by Respecting Yourself too.
Am I going to die as an anonymous danger to everybody and to the whole society after haver written may be 15 or 20 original master pieces that will probably be key (much more than the Santo Tomás Theories on these days, I'm sorry, cause though the human values have not changed, the ways that are necessary for the explanation of the human of today by the Sense has changed very much, and even though my philosophy can be difficult to the non philostudents, it can be explained by those who know; but well, this is just the expression of what's happening to me global terms at an specific field: the truly original... it's Always like Galileo or Copérnico); as I was saying, after 10 or 15 master pieces, when I am dying, do you really think it's ethically aprovable all this stuff done to me Shocked scratch
Well, I'm assuming it.  And I think I can actually do it on Healthy terms.  I Know what I'm writing is copied and shared all around, unrespecting the real spirit of the legal doctrine of the author rights, but it's OK.  I'm doing the right thing, it's much worse to get all you computer hacked, losing all the papers and pictures, as it has happened to me for a couple of times, you know...
Well, I'm not annoying you anymore with my testimonies, among other things cause I Know it is useful for nothing.  The social and policial resolution for me is not movable, I Know well.
Please, tell Brooke She will Always be in my Heart, and that I Would Always be Very Happy if She ever came to talk to me.
See you on the texts I'll be writing, moderate but on progress terms cause the extremes are like fire, they burn the reason out from all the bands, no matter the good results they are searching for: you jump from the marching train at 80 kms/h only when it's going right to the end of the railway, but when this is not happening yet, the best thing is to try to use the brakes or any other "driving" sources before, it's just a matter of common sense; if you're Hernán Cortés and a couple of hundreds of men more searching for s.XVI glory, only, you can burn your boats our, but when it's the Society and the Families what we are talking about...  Razz
yes, my political choice is the one called as socialdemocracy, though I know this one can only work for some times, unless the richness start to see the People with human eyes, which in fact could be a much more useful (in terms of money and in terms of political stability and in terms of security, short, middle and long terms) source than it's usually been considered.  But well, as I know this is going to be watched by People from the USA and the United Kingdom, among others, I dont want to be seen as a theoric "conqueror", fighting alone against these countries by a supposedly "colonialist" theoric reason.  I am just saying how the way I think it's the best for All (non only the poor ones: after economical crises, Always social crises with undeterminable consequences to All; when the economic crises fall on the People more and more frequently, the levels of necessity and of extremism arise at once, on time, making the projective perspective worse and worse; the pure liberalism with no need for protecting anybody can only work in Heaven, when we're all angels) and for the Planet, global terms.
God Bless.
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeWed Nov 20, 2019 9:45 pm

Its All been a Big mistake. Now i cant understand how i have dared to be publically so heavy to a celebrity Who Always just felt True disdain for me.
The try for turning this bad thing from me into a social mission has been even more stupid and unacceptable.
There are many, many reasons fundamenting what i said about this two silly "missions". For It All i just said good-bye to any role as a public author (by my friend Araceli and by this place). Ill spend the Creative time as the real autist i am, writing books alone. I wont be thinking Very Much about their possible social Value (i Know Well what i Did, but i dont Know till what point the Society is Able to reach) after the years when im dead. Ill be focused in just Doing It Well, for me and for my legacy to the Eternity (symbolic and/or spiritual and/or religious terms).
I had Good intentions.
Bye. Greetings, Goodness and Peace.
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeThu Nov 21, 2019 2:41 pm

Good morning,

I think I was too cruel, saying Brooke Always felt disdain for me.
It's much more complicated and much less dark than "all" that. I Know, a Loving hug Forever action smiley Razz cheekey smiley love smiley
Assuming my bad behaviours from the past, and from the base that I'm a piece of an asperger larger than Australia (Come on, Cheering UP the Firefighters), I think it could be finally time to get some privacy in my private life, and less airplane or car or noises strategic stalks. It's extremely difficult to uncerstand how it's all been possible, specially when you see the non good effects these tactics have been getting through the years, and the fact I know there must be some People appreciating somewhere... Shocked
But well, this is it. As I'm assuming my social life as an Author will remain only for the plane of the Book writing and publishing (it's not been all my decission, but I'm agreeing actually it's the best choice), I can assume those tactics happening with no end in my life for nothing good in fact.
To what's related to the other sides of my Living, I'll be Fine and Well Integrated into the daily social going, and I will be doing the things for my me and for my Family the Best I Can, as much as Enjoying the time with them All.
The same I'll do for the Books.
And as long as it's No sense to expect any royalty from the copirights (I was just searching for some well earned Calm for my Family, after many working years; Nothing extraordinary for my ego I expected, I Swear); I think the best thing is to share the last chapter of this second book i have finished, for just in case there's somebody interested (I do actually think Nobody is interested in my thinking, but well, it's possible there're a few who think I have to keep sharing here to let them read my texts this way, though i'm not much sure about it; well, to know this thing is beyond my reach, so...) cause I think it's a helping source, though too complicated to be used on short terms, cause there is no time enough for anybody be able to understand and valuate a part, at least, of what it is (sorry for the lack of humbleness, but I know what I'm talking about geek ).
Well this is by now, God Bless!
flower love smiley flower

"B) La ética y el derecho

Sin la noción del Absoluto como metafisicidad esencial e intrínseca al conocimiento humano, éste deviene en suicida de la razón, por cuanto que arranca de sí sus propios fundamentos y consistencias. Sin embargo y, por otra parte, tampoco tiene sentido plantear un relativismo epistemológico radical, en un mundo físico cuyas dinámicas internas y externas (para cada campo de la formulación científica) no suelen ser relativas para la vida (los objetos se mueven, impactan entre sí, etc.).
Consecuentemente, la elevación de la fisicidad animal a la ontologización simbólica y al pensamiento abstracto [el mismo que demuestra que esa ontologización es una clave transcendental que, a su vez, es racionalmente trascendible por la clave de la ontoepisteme integrada, en términos de Sentido de totalidad], por el principio de la coherencia de la razón de tal forma integrada (paréntesis anterior) en sí y en-el-mundo, nos lleva a un mundo de lo ético-social que tampoco puede ser reconocido como Relativo, en ninguna de sus manifestaciones.
El mayor grado de abstracción, simbolismo y falibilidad que opera en los razonamientos y en el mundo de la vida (aquél situado al margen de la pura instrumentalización fáctica tecnológica, según la explicación de Habermas), no presupone la validez epistémica ni práctica1, esto es, ontoepistémica integrada, del relativismo ético, moral, político o cultural, en general.
La dificultad de la tarea no es óbice ni excusa para detenernos en la crítica de la ciencia concebida como pura ontología logificada de la totalidad. La “continuidad” de la vida (y de la mente: en el conjunto del sistema neuronal que es el cerebro, en conexión con el sistema nervioso central y periférico, y con los sistemas hormonales y, a la postre, con y en el mundo2) es indicio suficiente para comprender que nuestra mente no opera como un sistema cerrado de algoritmos. Pero también es un acicate de índole moral lo suficientemente fuerte como para sentirnos obligados a profundizar en los fundamentos de nuestra razón hasta el último límite posible (sin menoscabo del impulso intelectual típico del filósofo “de los fundamentos”, como quien modestamente suscribe).
¿Qué debo hacer?, ésa es la pregunta-tipo que descubre la razón práctica de Kant. Una pregunta de la cual ab initio se desprende la presunción de la libertad del sujeto. Pero no es solo del sujeto de quien debemos preocuparnos, sino también del conjunto de la sociedad y de las relaciones entre ambos (el ser humano solo puede llegar a ser tal a través de los procesos de la socialización y de la culturación; sin seres humanos no hay sociedad). Asimismo, no solo debe ser “lo debido” el foco de nuestra indagación ética: lo bueno, lo justo, lo correcto, lo digno… también deben ser objeto de un esclarecimiento mínimo y suficiente.
A medida que nos adentramos en el estudio cualitativo del proceso por el cual el ser humano se convierte en un ser consciente de sí en-el-mundo, a partir de sus ancestros biológicos ubicados en su propio mundo cognitivo y vital (la ontoepistemología es estructural a la vida que conocemos; se trata de un carácter transcendental ajustado a cada especie tomada en consideración, y en que se funden mundo ontológico y mundo perceptivo, sensitivo y “mental” o, mejor, cerebral); nos damos cuenta de que es imposible dotar de un cauce lógico-causal y esencializante (esto es, por medio de la proyección de una naturaleza perfectamente acabada) de los procesos en cuestión.
La dualidad paradójica que se establece entre los escalones reales de una escalera real (y sus correspondientes derivaciones matemáticas) y la paradoja de Heráclito tiene su principio en nuestra constitución intelectiva, donde resulta imposible conectar en clave lógica-causal-matematizada los ámbitos metalógico-trascendentes de “lo Uno y lo múltiple”. Por este motivo, toma pleno sentido hablar de una mereología racional u objetiva. La paradoja de Heráclito es tal porque la posiblidad lógica y fácticamente probada (Zenón se centra en la dimensión más lógica y estructural del problema) de dividir hasta el infinito a la materia en movimiento (el río) “choca” lógicamente con otras ideas innatas (y no solo de base cultural, sino también, y aun más básicamente, transcendental) en torno a las “esencias” de las cosas. En esta tesitura compleja, la doble paradoja descrita al principio de este párrafo no debe concebirse como la formación de dos vías contrapuestas, sino de dos caminos plenos de mutua interpenetración significativa, metalógica, estructural y metafísica (las paradojas, según creo, pueden acumularse sobre sí mismas en un número no determinable a priori).
De acuerdo con lo anterior, esto es, una vez asumida por imperativo lógico/metalógico la necesidad de replantearse “lo Uno y lo múltiple” como una mereología no cerrada de supuestos solo en parte lógicamente consistentes entre sí [pero siempre metalógicamente consistentes, en el correcto despliegue justificativo del paradigma integrado]; los cuales, no obstante, tienen su plena razón de ser, incluso una vez son situados en perspectiva crítica junto a los demás.
Por tanto, habrá de ser posible asumir una metodología de comprensión del mismo tipo para otros casos igualmente justificados. Uno de estos casos es el de la conexión temporal, causal y, sobre todo, constitutiva-transcendental entre la dimensión simbólica-física de Héraclito y las dimensiones simkbólicas de lo ético-moral, lo político, lo jurídico, lo cultural, etc.
Y nótese que acabo de decir, “y sobre todo, constitutiva-transcendental”. Esto es importante, porque el problema de Héraclito no existe para los animales, por razón de que ellos no son seres simbólicos que puedan ver más allá del aquí y el ahora física y temporalmente presente en modo crítico3. Consecuentemente, la paradoja es privativa del ser humano, simbólico.
Abundando en la “consecuencialización”: si lo simbólico “lleva” la paradoja al mundo físico pero, no obstante, aún es preciso seguir asumiendo la no relatividad de lo físico-causal, ni de la interacción de nuestra consciencia integrada con ello (ontoepisteme); será necesario asumir que la presencia de lo simbólico, tan típico de todo lo cultural (el lenguaje...) no es por sí causa suficiente para llegar a posiciones de un relajamiento racional excesivo ni, mucho menos, para establecer unos resultados de alcance puramente nihilista o subjetivo, en estricta función de la circunstancia de cada sujeto.
Y en qué forma puede argumentarse la objetividad de lo ético, que, asimismo, constituye la clave fundamental de justificación de lo jurídico. En primer lugar, hay que partir del principio que hemos demostrado en clave autoconsistente: no hay una forma lógica-causal en sentido estricto para hacerlo, esto es, no se puede establecer un principio absolutamente objetivo del que partir para alcanzar unas soluciones finales y bien definidas. Ahí reside la ventaja de comprender verdaderamente el alcance estructural de lo simbólico y de lo mereológico objetivo (de hecho, sin la comprensión de esta naturaleza, tan íntimamente imbricada, en lo fundamental; nada puede decirse con verdadera consistencia racional): la supralogicidad en sí (dimensión intrínsecamente imbricada con lo simbólico racional) no es irracional; más allá de las dificultades intelectivas para descubrir y/o entender la verdadera naturaleza transcendental y fundamentadora del Sentido y del significado último.
Pero esto no es todo, porque lo supralógico (en el contexto integrado de la mereología autorrefererencial y trascendente) es lo único que puede explicar, en términos de fundamentación autoconsistente, cuanto lógica-causalmente se pueda alcanzar a demostrar sobre los fenómenos en general (lo lógico-causal no puede eliminarse per se del razonamiento ético o jurídico: recordemos las subalternaciones de la moral, de Aranguren; o el problema de la prueba en el derecho; al igual que sucede, si bien en un modo cualitativamente mucho más relevante, con el principio de razón suficiente, para la justificación argumentativa de cualquier texto sobre la materia).
En la perspectiva lógica-objetiva-simbólica para lo ético y lo jurídico, será necesario, por tanto, seguir procediendo a la reconstrucción de la mereología integrada de alcance metalógico, trascendente, metafísico y autorreferencial (una labor que ya se encuentra bastante avanzada, dado el trabajo reconstructivo previo en el contexto de la epistemología global de la tipología clásica).
Debo asimismo decir que, cuando me refiero a que sea autorreferencial, lo digo en, al menos, un doble aspecto: a) para la línea de la argumentación autoconsistente, y b) en todo lo que se refiere a la capacidad del lector para comprender y asumir en clave intelectual integrada, por identificación empática-racional, los argumentos presentados [las neuronas espejo nos sitúan en el lugar del otro de un modo integral, lo cual comprende lo homologable a la comprensión lógico-causal de los sucesos (recordemos que, como demuestra Iacoboni, esa clase de neuronas pueden estar “causalmente relacionadas”; y así se demuestra para el caso del aprendizaje de los bebés, al observar a sus madres, entre muchos otros), así como lo homologable a lo simbólico integrado y al plano del Sentido (recordemos lo que señala el mismo autor en torno a la presencia previsible de unas “superneuronas espejo”)]. Se trata, este apartado b), de un razonamiento aplicable a cualquier lectura de comprensión.
La autoconsciencia integrada co-implica, funcional y presencialmente, a: 1) los razonamientos en sentido clásico; 2) las percepciones y sensaciones de los sentidos; 3) los intereses, y las emociones y los afectos a ellos asociados; 4) la dimensión del valor; y 5) la capacidad metalógica trascendente para comprender la naturaleza de ese conjunto integrado transcendental, sobre las herramientas dadas por sus propias bases constitutivas (autorreferencia supraobjetiva).
Recuerdo que en el estudio del capítulo 7, sobre lo ético, dí especial énfasis a la necesidad de recuperar el pleno sentido (no irracional) de los afectos y de las querencias de la voluntad que de sí envuelven a toda manifestación ética y moral. En el nuevo paradigma, ello es consistentemente posible (aunque depende del ser humano el aplicar bien o no, desde su libertad, los mecanismos cognitivos, afectivos y decisorios de que dispone); pero en ningún caso debe servir para olvidar la importancia de establecer hitos objetivos en el camino hacia la solución (por este motivo aporté referencias a grandes autores de corte objetivista, como Habermas, Rawls o Aranguren; junto a otros de índole más emotivista -si bien tampoco irracionalista, en el mismo modo que nuestra investigación impone por demostración justificativa-, como Smith o Levinas).
La variabilidad subjetiva y contextual (no irracional desde un punto de vista epistémico), que vendrá dada sobre razones de índole genética personal, histórica, coyuntural, cultural…4 es la clave que explica la variada configuración de los afectos y de los valores éticos (no irracional, sobre la comentada proyección simbólica, en sentido casi literal, de lo epistémico hacia lo humanístico y espiritual).
Una clave que, como digo, en ningún modo nos conduce a la respuesta del nihilismo o de la subjetividad pura; entre otras cosas, porque si esto fuera así, ni siquiera tendría sentido plantear la discusión sobre lo bueno: para defendernos en el peor de los casos: como diría Hegel, nada hay totalmente diferente a algo, lo cual se ve aún más acentuado cuando nos centramos en el plano del discurso sobre un ámbito concreto del conocimiento, como es la Ética. Obviamente, estos argumentos elementales deben ponerse en conexión con todo lo ya indicado; en la perspectiva global integrada capaz de asumir sin problemas teóricos el simbolismo y la emotividad que intervienen en los procesos de la comprensión lógica-causal de los eventos físicos, sin por ello alterar unas ciertas bases de objetividad relevante, falible y abierta, pero, a su vez, real y racional (ontoepistémicamente): si el simbolismo no quiebra la objetividad ontoepistémica del objeto, no tiene sentido, ni fundamento, partir de lo contrario en el seno de lo ético-moral.
Por otra parte, e igualmente, desde un punto de vista antropológico y filosófico (recordando a Kant), cabe decir que la entidad teórica, práctica y funcional de los afectos y de los valores ético-morales justifica y explica la relevancia existencial, social, cultural, política, jurídica…5 de todo lo que se pueda decir o hacer con relevancia ética-moral. En perspectiva lógica clásica esto es un argumento circular, pero no, porque hay argumentos suficientes de consistencia mutua desde el principio racional integrado. El ser humano se halla constituido en modo esencial como un ser ético y moral, esto es una dimensión transcendental de la persona y de su vida en sociedad, con independencia de todas las diferencias entre sujetos y entre comunidades.
Ello representa un principio autoevidente, cuya demostración primera solo requiere de una mínima introspección por parte del lector (por empatía social, cualquiera sabe que en la mente de la mayoría de personas siempre hay una conexión más o menos implícita entre lo que se hace o se dice y su justificación ética; como regla ya interiorizada o como duda crítica; no puede ser de otra forma). Asimismo, es posible aportar argumentos de carácter científico (por la presencia de las neuronas espejo; o con los experimentos conductuales efectuados con algunos animales “superiores”, que han dado probada muestra de un incipiente sentido moral, ya no solo en simios, sino incluso en perros), sociológico e histórico-cultural (basta echar un vistazo a la vida de las comunidades y a los discursos que en ella habitan; siempre, de un modo u otro, más o menos implícitamente, implicados con la problemática del valor ético), psicológico...
Dicho esto, es necesario añadir una dimensión adicional a todo lo referido sobre el sentido/significado, el afecto, la norma y el valor ético. A ella ya me referí al estudiar el problema del derecho y de su legitimidad. Se trata de algo que podríamos calificar como una suerte de laicidad “sacra”, en el sentido de una máxima afección (en el sentido principal de “afecto”, pero también en el de “hallarse afectado por”) simbólica-racional, existencial y espiritual por lo ético-moral. Un valor que, por razón de elevarse racionalmente hasta el plano más íntimo y constitutivo del ser humano, llega a trascender el valor más o menos “conyunturalizado” de la casuística del juicio ético-moral (obviamente, también el contexto de la regla moral cuasi “automática”); hasta erigirse en un Sentido espiritual máximo de la vida.
En ese “nuevo” significado trascendente, el concepto de “lo Uno” en “lo múltiple” perderá su sesgo estrictamente epistemológico, propio de la Modernidad, para adquirir una naturaleza plena como Sentido ético y moral integrado de la totalidad que existe y que es6, desde la autorreferencia fundamental.
En el desarrollo teórico-práctico que deberá anteceder y acompañar, en clave integrada, a la reconstrucción (raciointuitiva, metalógica, mereológica objetiva, racioafectiva, vital, trascendente...) de lo Uno como lo racioetico sagrado7; resultará fundamental comprender la “otredad” como la autorreferencia “desplazada” de uno mismo, con todo lo que de ancestral y de querido (desde el fondo más primigenio de la mente humana) tiene ese primer concepto clave, como seres vivos que somos, surgidos de una Evolución para la supervivencia y, según se demuestra por la razón, de algo más: algo que trasciende al objeto y al otro concebido como tal cosa.
De ese modo, siguiendo los esquemas del nuevo paradigma, y también un poco los esquemas de Levinas, será posible trascender la imposición transcendental de base biológica primitiva, de concebir al otro como cuerpo “idealmente” instrumentalizable para los propios intereses y apetitos, en todos los ámbitos (para comprender la abstracción significativa a que me refiero, un buen referente podría ser la Voluntad de Schopenhauer; si bien aquí esta voluntad se plantea de un modo mucho más atenuado, en el contexto integrado de la Razon lógica-objetiva y metafísica-afectiva-espiritual).
No hay aporía en este último argumento. Nuestra constitución nos ha preparado para competir por los recursos frente a los otros (pudiendo, incluso, hacernos ver al otro como un recurso más; ejemplos: la explotación económica, la explotación/el abuso sexual, etc.)8; pero también nos ha preparado, como demuestran la neurociencia, la historia, la sociología, la psicología, la religión o la filosofía para ver/tratar/sentir/juzgar al otro como una totalidad en sí misma, una parte activa y “cuasi autorreferencial” (por el principio de la empatía racional, simbólica, afectiva y espiritual) del Uno racioetico.
Para este logro no es suficiente solo plantear un discurso racional y trascendente en términos posibilistas sobre la recuperación de la espiritualidad universal del ser humano. Hay que dotar de un contenido objetivo, aun mínimo, a las razones y a las disposiciones del alma para que ésta pueda llevar a cabo con éxito y bondad su misión teórica-práctica, objetiva y trascendente (y sagrada, también se podría decir, pero en un sentido no dogmático, sino democrático, simbólico y trascendente: el paradigma integrado se vuelve a mostrar clave para otro aspecto esencial de la vida humana en comunidad planetaria) de generar una escala ética respecto de sí misma, en el seno y desde el seno de esa multidimensión colosal (divina) de “lo Uno y lo múltiple”).
Reconociendo las limitaciones de quien suscribe, así como las de cualquier otro ser humano, en nuestra finitud trascendente; comprendiendo, asimismo, la diversidad no oclusiva del mundo y las nociones complejas de la referencia objetiva y de la justificación argumentativa, en todos los niveles de la razón integrada; y, por último, asumiendo la capacidad humana inagotable para el aprendizaje y la mejora en todos los ámbitos de la vida; ese contenido deberá adoptar la forma básica pero compleja (en cuanto abstracción máxima que es) de unas reglas (desde la óptica que reconoce lo ético como esencia normativa) y de unos principios (desde la óptica, integrada con la anterior, de la justificación racional y valorativa) dotados de la suficiente flexibilidad objetiva como para poder adaptarse, en su función práctica, a las necesidades concretas y específicas de cada juicio moral, en forma lógica-argumentativa falible pero no puramente relativizada.
De acuerdo con el estudio desarrollado en el capítulo séptimo, es posible insistir en que la mejor forma posible de estos principios será simple pero, a su vez, omnicomprensiva (desde el conjunto objetivado simbólicamente de la razón autorreferencial integrada), y consistente con los fundamentos del paradigma racioetico.
Volvemos a traer a colación las dos “reglas de oro”. La primera: amar al otro como a uno mismo, en el horizonte existencial ideal, lo cual significa que esa noción también tendrá la forma de una norma racional objetiva por la que dirigirnos (la noción del horizonte ideal, si la analizamos con un mínimo de profundidad, presupone esa dimensión racional objetiva, que resulta clave, dada la incapacidad real de los seres humanos para amar a todos los demás de esa forma)9. Se trata de ver cómo deberíamos actuar si amásemos a ese ser como a nosotros mismos, mientras, a su vez, no nos abandonamos a nosotros mismos en la tarea práctica-afectiva e ineludible de intentarlo.
Y la segunda, dotada de una forma un poco más concreta y tecnificada, pero bien imbricada en su significado con ese primer principio (y, por todo ello, más adaptable al mundo práctico de todas las subalternaciones de la moral: lo económico, lo político...): nunca tratar/pensar/valorar/juzgar/ver al otro como un medio para nuestros intereses individuales (“defendidos” desde una voluntad racional egocéntrica), sino como un fin en sí mismo.
La apertura metalógica, simbólica y trascendente que sustenta a nuestra comprensión unificada de lo racioetico permite la compatibilización de estos principios con todo el conjunto multiforme de las necesidades individuales y sociales (con base legítima, autorreferencialmente) de la vida en comunidad; si bien, como es obvio, los juicios éticos y morales deberán ser emitidos previo el estudio integral de cada caso concreto de la vida humana. Por este último punto, concebido para la conexión significativa y afectiva de voluntades y de razones, en perspectiva ideal, garantista y de aprendizaje individual y colectivo; también penetra de forma inopinable la diversidad cultural e histórica de los pueblos.
A la hora de hallar el modo idóneo del aprendizaje de todos en el seno de esa complejidad que nos constituye, aun guiados por un principio integrado de validez/legitimidad racional, ética-moral, política, jurídica, etc.; aparece en el horizonte una nueva dualidad, que, a su vez, tiene varias bifurcaciones en cada rama (cabe encontrar múltiples conexiones entre los diversos elementos del conjunto).
En un primer lugar, destaca la doctrina de Platón: los sabios nos dirán qué es lo bueno y qué es lo que políticamente hay que hacer en cada caso. El problema de este principio es doble: a) quiénes serán los elegidos para conceder el “grado” de sabiduría necesaria; y b) cómo habrán de ponerse de acuerdo esos sabios, si es posible reconocer entre ellos a más de uno (uno que no fuere el propio Platón, claro).
En el otro extremo (aunque solo en esta perspectiva, puesto que la noción del horizonte ideal de la comunicación, se quiera o no, es de raigambre platónica), se encuentra un autor como Habermas; quien establece como principio decisorio radical el procedimiento democrático, al que formaliza hasta el último extremo posible (Rawls reclama que la igualdad “formal” para decidir no tiene demasiado sentido cuando se olvidan los preceptos claves de la igualdad material).
Frente a Habermas, aparece Rorty (crítico acérrimo del “espejo de la naturaleza” de Platón), quien propugna la necesidad de un paternalismo implícito, de base etnocéntrica pero que se proyecta en el seno mismo de las sociedades democráticas occidentales. Su idea fundamental es que hay que asumir que los seres humanos actúan casi siempre conforme a principios estratégicos, con el fin de lograr sus objetivos, y no como entiende Habermas10, conforme a su principio idealista de veracidad y de búsqueda estrictamente racional del acuerdo [un acuerdo, se presupone, que gozará de legitimidad ética-moral, aunque esto no queda del todo claro, porque el autor alemán basa su teoría política en dos puntos claves: a) un pragmatismo realizativo del lenguaje, donde no se llega a superar la noción de la verdad como sentido puramente epistemologizado; y b) en la exclusión de todo lo instrumental (desde luego, en esto último sí hay una referencia moral, pero muy implícita, casi como una elisión crítica originada por razones de un objetivismo formalista y cuasi cartesiano)11].
En toda esta configuración múltiple de opciones por las que articular los mecanismos decisorios, se observa con nitidez el problema de llevar a la práctica la complementación legítima [y eficaz: las bases de la autorreferencia individual y colectiva no excluyen la necesidad teórica y práctica que justifica la dinámica política de la democracia, que es: hallar las mejores soluciones para todos en todo lo relevante] entre la sabiduría de las élites intelectuales, por una parte, y la libertad existencial y política de todos los ciudadanos, por otra. Se plantean graves problemas colectivos y particulares al respecto, para nada nimios, ni escasos; lo cual no constituye sino una prueba adicional de la imbricación constitutiva y compleja entre lo racioetico y las demás dimensiones de la vida humana (el de “lo Uno y lo múltiple” es un carácter estructurante global, e integrado) .
Aranguren habla de “subalternaciones”, pero esto solo tiene sentido desde la óptica analítica del paradigma integrado (con el acordeón epistémico “sonando” por doquier) por el cual, en el estudio teórico-práctico de la realidad, el foco investigador se centra en un punto muy determinado de la explicación de la totalidad. Quiero decir, si bien en nuestro caso no abandonamos la idea de base del Maestro (centrarse en lo ético-moral), para la correcta implementación y desarrollo teórico-práctico de esa idea universal, es necesario comprender la naturaleza ontoepistémica de la totalidad transcendentalizada del ser humano, como una dimensión mereologizada no irracional.
Conforme a esta idea, en el ámbito de la Ética y la Moral, la solución debe concebirse en la forma de una doble unidad dentro del todo. En primer lugar, es necesario admitir el concurso objetivo (pero abierto, falible y trascendente) de los principios políticos de Habermas y de Rawls; pero también los principios antropológicos de Rorty (no como una justificación de la “manipulación” más o menos artística y sofisticada de los demás, sino como un punto de conocimiento de la realidad humana en el mundo), así como las nociones religioso-afectivas de Levinas y de Smith.
En este contexto, multiforme pero a la vez susceptible de un sentido unificado conforme a la clave simbólica potencial tantas veces referida [vuelvo a insistir en el recordatorio de la importancia/necesidad de la comprensión simbólica como síntesis supraformal de lo que es y de lo que puede ser y no ser]; el principio ético valioso que nos dirige (o mejor, que podemos elegir como principio director, desde nuestra libertad) sobre el camino hacia el horizonte objetivado y metafísico de la vida, representa un eje de referencia fundamental.
Dicho principio toma pleno sentido en la perspectiva habermasiana (de raigambre aristotélica) de la esperanza en la educación compartida12, en el seno (teórica y prácticamente integrado) de la sociedad global (así como en el seno de cada comunidad, y de cada grupo étnico, ideológico, etc.); sobre la idea demostrada de la capacidad y del interés humano por hallar (faliblemente) la Verdad, en su sentido integrado más abstracto, y a su vez objetivo, trascendente y espiritual.
Esa verdad, idealmente, y según creo, podrá concebirse como el Uno ontoepistemologizado, vida y racionalidad lógica y metalógica, objetiva, mereológica, ética, política-democrática, jurídica, estética, sagrada… En algún modo inefable pero constitutivo de un principio universal básico, desde su presencia metafísica y, a su vez, no obstante (en la perspectiva crítica del paradigma integrado respecto del paradigma cartesianista), natural.
El Uno trascendente concebido en tal modo estructural podrá Ser Sentido y Significado integrados, idóneos para la praxis individual y colectiva de índole democrática, en todos los niveles y en todos los ámbitos de la vida humana (en los cuales, obviamente, nunca existirá una solución perfecta de continuidad entre la praxis y la teoría que la fundamenta, y viceversa).
En el segundo lugar de este brevísimo solucionario global (el presente ensayo se centra en justificar las bases posibles y necesarias de cuanto antecede, no de cerrar un concurso de soluciones típicas; principalmente, porque esto supondría caer en autocontradicción, pero también porque es imposible); desde una perspectiva bastante realista pero no por ello escéptica, será preciso trazar las líneas justificativas de la legitimidad, de la vigencia y de la aplicación del Derecho; como resorte unificado y sistémico, de base y de naturaleza ética-moral (hay una continuidad esencial clara entre el fundamento del derecho y su naturaleza, como no podía ser de otra forma), y de forma institucional pública.
Este resorte teórico-práctico vendría construido sobre los principios de los apartados anteriores; y representaría la instancia pública, democrática y oficial de máxima garantía para la pervivencia y para la posibilidad de mejora de los principios que le servirían de fundamento/justificación racioetica global. Un fundamento y una naturaleza integrados en la totalidad de lo humano (de la cual, a su vez, aquellos dos toman sentido) que, en todo caso, y gracias a las notas estructurales del paradigma integrado, resultarán bien consistentes con las concreciones técnicas y casuísticas que se imponen en la aplicación de todo ordenamiento jurídico en el tiempo histórico.
Por imperativo racional, asumida la falibilidad estructural de las correspondientes resoluciones judiciales (aunque no serán solo los jueces los operadores jurídicos relevantes, en las sociedades democráticas; las cuales se caracterizan por la participación activa y pasiva de todos), la garantía general del derecho deberá entenderse doblemente, esto es, como posibilidad transcendental y como voluntad e interés ético-trascendentes. Todo lo cual, asimismo, resulta bien consistente con el conjunto de los argumentos presentados anteriormente.

note 1: Si mantenemos la división de la Razón de Kant, que se remonta a Aristóteles.

2: Lo mismo cabe decir desde otro tipo de perspectiva, como la referida a la interconexión seguramente continua entre el Consciente y el Inconsciente (concepto más amplio que el Subconsciente freudiano e, incluso, más que el jungiano sociológico; por razón de que integra los patrones biológicos básicos del cerebro: comportamiento automático -respirar- y comportamiento instintivo -apartar la mano del fuego; y, a su vez, incluiría a las primeras).

3: Sí pueden planear una emboscada (mirar al futuro), pero no pueden trascender del conjunto de los parámetros perceptivos y sensitivos que le han sido conferidos a su constitución natural.

4: Todas estas dimensiones sostienen el eje de lo subjetivo; lo cual es racionalmente asumible; pese a la probada heterogeneidad conceptual que les da forma, sobre todo en la visión clásica de cada una de ellas, pero no tanto en el esquema de la razón mereológica integrada.

5: En los ámbitos de “Uno y lo múltiple”, situados ya en el nivel de la comprensión de totalidad significada, no hay líneas de continuidad absoluta entre ninguna de esas manifestaciones de lo humano.

6: En modo significativo, valorativo, político (sobre los principios que dirigen lo político y sobre los principios que nacen de la acción política: esto es manifestación de la autorreferencia en el plano de la comunidad humana), etc.

7: Sin ninguna necesidad de excluir a las expresiones religiosas respetuosas de los derechos fundamentales; las cuales se integrarían (teórica y prácticamente) en la perspectiva racional no ocluida que nos permite adoptar el espacio metafísico y simbólico del sentido cognitivo abstracto; en el devenir ético-moral, político y jurídico integrado.
Recordemos que, conforme al perspectivismo simbólico-objetivo que preside cualquier conceptualización de “lo Uno y lo múltiple” (sobre el principio del “acordeón epistémico”...), lo “racioético” se considera aquí como la perspectiva suprema y potencialmente universal (al entrar en manifestaciones concretas de tipo religioso o político, entre otras, esta posibilidad se pierde) por la cual enfrentar la teorización práctica del Ser (autorreferenciado pero proyectado en modo ontoepistémico al conjunto de lo existente, como racionalidad objetiva y metafísica integrada); sobre el conjunto de los principios aportados en torno a las relaciones estructurales (transcendentales) de lo ético-moral con el paradigma integrado, la razón clásica, la antropología humana , lo jurídico o lo espiritual.

8: Hay, no obstante, una gradación clara y racionalizable entre la competición honesta y ejercida sobre reglas de base, al menos, ética, política y jurídica; y la explotación o el abuso.

9: Ahora que ya sabemos que lo normativo se halla imbricado en modo substancial con lo racional, no debe haber problemas de comprensión, por razón de expresar el principio en la forma de “amar a los demás” o en la de “ama a los demás”. No obstante, en el primer caso, desde los usos interiorizados del lenguaje cultural, parece como si la significación del axioma ético-moral presentara un punto de neutralidad ideológica; si bien esto es muy poco relevante, y solo me parece digno de ser mencionado como modo de abundar en la casuística global que nos puede ayudar a entender mejor el significado y la necesidad del paradigma integrado.
Lo importante aquí, en verdad, es ver que la objetividad no resulta en ningún modo prescindible, para cualquier ámbito de la vida humana.

10: Y Rawls, quien desde una perspectiva seguramente más realista (y crítica) de la naturaleza humana, plantea una condición formalizada para la validez del planteamiento deliberativo en sentido estricto: el principio del “velo de la ignorancia”. No obstante, no hay que olvidar que se trata de una noción con repercusiones claves con respecto a la problemática de la democracia material; y es que lo formal y lo material, como he insistiendo en la multitud variada de espacios de reflexión que contiene este ensayo, no son perfectamente separables en la vida humana.

11: El problema es que la teorización democrática y política, en general, siempre debe ir hasta las bases explícitas de “todo” (en el sentido, ya tantas veces referido, de un simbolismo objetivo sobre lo esencial y definitorio de lo humano) lo antropológico transcendental; a los efectos de dotarse a sí misma de pleno Sentido autorreferencial y argumentativo. El objetivismo ético-político no puede prescindir de las bases transcendentales y trascendentes de la emotividad, de la empatía natural, del afecto y de la espiritualidad.

12: Aristóteles adapta el simbolismo no empíricamente ocluido de la Idea, propia de su maestro Platón, a los procesos históricos de la vida; por eso he podido decir antes que Habermas se halla influido por el segundo sin contradecirme ahora.

I Did Finish it!!! cheers


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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeSat Nov 23, 2019 2:15 am

Well, the problems and the lack of Justice i said are real; but Im Not the only non privileged one.
Nietzsche, Kant and Jesús Will be my Inspiración.  
Ill Really Try to Forget the things happened conceptually and factically around this place.
Im a Gentle Person, and quite feet on earth and humble when i Talk to any Gentle Person.  I Know its Known.
Im Alone, in terms of positive Doing (spy, insult and stalk for free Well Never end, i Know Well; but Well, its the price for being different; You wont kill me by It, youll have to pull the trigger for It).
Im Alone, and its OK.  I have God and my Family.
I Hope the Future be Nice to Everybody, im going away with No hate.  True, I Swear.
Its the Human History.  
Dignity, Calm and Goodness before this.  All I Needed to Prove... It is Done.  The problem is coming from the averaged human brain (in term of species, Not iq: the clever ones are Very usually hating more for envy, and the humanity is Not measured by logic iq); Not from me.
It felt good to share my truth, after All these years of marginación and all the other things.  I Did not burn any boat out; i Did Never have a boat to any social good place.  People dont like me; Never Did.  May be some (Only some) Girls (and some gay/bisexual guys i Guess; its OK -if i was, id have done coherently; im "just" Crying or Very sad Autist), when i was younger; but only for the supperficiality i Could be sharing.  
I Can Understand why Im Not liked.
Anyway, Ill be thinking of those kids in hunger or abuse situations; and I Wont be hurting anybody ever (I Never Did; what happened to Ignaci... It was a Trauma to me; and i have to say that when i was a kid i was Much more angry with other kids, those Who were supposedly my Friends and treated me bad even though i Did Never Did any bad to them; i was just different, and Nothing ever happened to them; and they hurt me Much more: betray and margination feelings; and I Pray the Lord Nothing bad ever happen to any of them I Swear; what happened to Ignaci... It was just a Tragic Accident; Rest in Peace in The Heaven, Ignaci  love smiley  flower ).
Sorry me for All the Nonsense, strident and unuseful complaining for All these years.
Well go through the years.  And if my Sister is finally... If at the end any effort from US her Family is Enough... Ill Pray for Her and Ill Help my People.
About staying under bridges... Well, probably wont; and if It happens finally, with the global warming i dont think i am freezing Too much.  In any case, i would Not be the only one.
Ill be Focused in my Duties, My Love and my wisdom; and Ill Also try to have some good times for some time  geek
God Bless You All.
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeSat Nov 23, 2019 8:12 pm

Hi,

Im Very sorry. Im having some heavy time for my Sister problem. Today She admitted to may be go to the doctor (You Cant obligate anybody to Live...and I Hope and Pray for She get to see the Good light Very Soon).
Im Sorry.
Asunción Balaguer, Rest in Peace. She was Adorable. My Hearted Condolences to her Beautiful Family.
Now Watching Cine de Barrio, with my Beautiful Idol Concha Velasco. Today the guest Star is the supertalented Luis Tosar.
Im Sorry.
And Please send a Hug to the Unique Brooke.
Im going for some time.
I have started writing two new books.
Im Very Sorry.
Good-bye, God Bless!
flower love smiley flower
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeFri Nov 29, 2019 11:54 am

Hi, good morning Smile

I think that, for the Videos of the day, my coming is not going to be seen as a petulant sign of fighting for imposing the prevalence of my deep masculinity geek .  It sounds funny but after all... I am Shocked scratch at almost everything that could be related to this from me here.
Assuming the risk, but by some good fundaments i think of certainty for my conclusions, I can say that I dont really believe in those words i said the last week about the "too evident" geniusity of mine compared to all the rest.  I was angry cause the first book i have written has not interested to many People, when I supposed some would intellectualy, at least, pay attention at it.  But well, it's a free world; and the fact the others dont like my work does Not make them "mediocrity".  I'm Very Sorry for those words.  I was very mistaken (though, it's True i was very, very pulled for this situation of my Sister; about it, I can say it's Possible we are taking her to the Dr. on the next week, Praying!).  I apologise.
And I have to add that the academic and social consideration on Nietzsche, even on his own time but before the definitive  wave , does not feel bad at all to me.  I Know what I Did and what I am Doing  cheers , Enjoying like a kid when I'm on it (believe me, my brain and my heart Really Need it).
And well, taking the chance to send Best Spirits and for Wishing Happy Thanksgiving Day (as Happy Birthdays!).
And a Kind LOVING kiss&a hug for the Very Lovely, Beautiful and Bright Brooke!  cheekey smiley  action smiley  Razz
And for bringing some good motivation to anyone interested (for social, political and economical fair stability and prosperity; for fighting the global warming and contamination; for fighting the hunger in the World; for the Peace...), and just from the very little powers I have for motivating anybody, I have to add, I'm sharing the first pages I have written for my two new books.  The first im sharing is even more incipient.  I'll share the provisionary indexes for both ones.
Here it is,

The one less advanced:
La filosofía necesaria

1.- Un primer significado.

2.- Las estructuras de la razón y de la vida.

3.- La formación del Sentido.

4.- El Ser y lo metafísico.

5.- Conclusiones.


1.- Un primer significado.

La actividad filosófica podría definirse como la búsqueda del sentido para la totalidad de las cosas; de una, de cualquier agrupación de ellas y de su conjunto integrado universal.  Esa búsqueda racional, en correspondencia con su ámbito objetivo universalista, deberá incluir a los fundamentos últimos de cada cosa y de la totalidad de ellas.  En su labor propia, la filosofía se presenta como un saber autónomo, autojustificativo y pleno.  Para comprender esta calificación, es necesario explicar mejor su objeto.
Antes de proceder a esa tarea, creo que es necesario primero poner el título de este trabajo (La filosofía necesaria) en su contexto histórico presente.  Porque no son muchos, hoy, los que estarán de acuerdo con la calificación que en él se contiene.  La filosofía ha devenido en la imagen colectiva de un conocimiento esotérico, inútil y extraño, hecho por personajes raros y petulantes que usan un lenguaje intencionadamente oscurantista; y/o, en su caso, por quienes tratan de hacer ver que sus fantasías metafísicas son alga cosa con entidad real, un discurso, por otra parte, a menudo proferido con el fin de destruir el único tipo saber que es útil, y además irrefutable: las matemáticas, la ciencia y la tecnología.
Desde luego, pese a la inexactitud de esta idea dominante, hay algunas razones para su presencia en casi todos los ámbitos de la sociedad.  En primer lugar, no es posible poner en duda los logros materiales de las disciplinas referidas, a lo largo de toda la historia pero sobre todo en estos últimos doscientos años (e, hilando más finamente aun, en estos últimos treinta).  Todos saben que los actuales niveles de la salud, del confort y del ocio no tienen parangón con tiempos pasados (al menos, en el mundo definido como desarrollado), y que buena parte de ello se debe a los éxitos acumulados de la ciencia matematizada y de la subsiguiente tecnología de aplicación.
Por otra parte, "



And the first one, where I'm talking about the main concepts from the socratic reason, explaining their fundaments and the implication between the differente types (from Heraclitus and Parmenid: Plato and Aristotle, mainly), etc.  And, at once, I'm also explaining the "failing" that happens there, in terms of a globally self-consistent argumentation; and by first, obviously, Recognizing the Enormeous Value of the Classics, I'm also explaining, connectedly to my Philosophy, how those logical fails can be saved.
Before sharing the text i have written, i cant evitate my willing for sharing all the lines for the first epigraph of the first book (for just intelletual reasons): 1) art in caverns 2) Homer 3) Classic period 4) Christianism 5) Renaissance 6) Romanticism and the Creative Genius concept 7) the Abstract of the XX century and Cool art of masses (XX-XXI centuries).
I'm Enjoying it all, and the next chapters and books too!

Now, the first new book.  I think you may find some interesting reflections here:

Arte y estética (bases comunes con lo racioético)


1.- Sobre el Arte en la Historia.

2.- Una propuesta integrada: razón y vida.

3.- Lo estético y lo ético.

4.- La conexión social y política del arte.

5.- Conclusiones.



1.- Sobre el Arte en la Historia.

El estudio que a continuación se presenta no tiene como objetivo mostrar una sucesión temporal y conceptual rigurosa/exhaustiva de los diversos períodos artísticos en la Historia, según el modelo académico tradicional; sino más bien de remarcar la realidad de unas líneas que han definido en modo notorio y hasta radical cada época frente a las demás.  
Nuestra tesis diacrónica conceptual no trata de simplificar las cosas; solo de alcanzar una perspectiva global lo bastante amplia como para no perdernos en la contemplación de los árboles del bosque, con el fin de poder analizar con la profundidad necesaria los aspectos que nos interesa destacar; aquéllos que más propiamente definen al arte como tal: sus bases de naturaleza transcendental y trascendente, integradas en el conjunto de la Razón ontoepistémica , reflexiva y creadora;  la naturaleza de los procesos de la creatividad; y, finalmente, la imbricación esencial del arte con otras dimensiones innatas y culturales del ser humano, como es el caso de la Ética, entre otros1.
El arte más antiguo es el llamado “rupestre”, el cual, sobre todo, en los últimos 200 años ha sido redescubierto y reconocido por la ciencia como lo que es en realidad.  Normalmente, sus diversas (y bastante escasas) concreciones han sido halladas en el interior de  cuevas, aunque también sobre piedras a cielo abierto; a lo largo y ancho de todo el mundo, con la excepción de la Antártida2.  Se trata de un arte prehistórico cuya mayor antigüedad data de 40.000 años, si bien un hallazgo reciente en Sudáfrica ha confirmado la presencia de dibujos en una piedra (“rupestre” se refiere a “roca”, por tanto, no implica, por definición, la necesidad de hallarse en el interior más o menos profundo de las cuevas) que datan de alrededor de 73.000 años de antigüedad.
Dada la enorme distancia temporal que nos separa de estas realidades, las cuales, en gran parte, fueron progresivamente olvidadas en las catacumbas de la historia cultural de los pueblos3, a medida que crecieron las concentraciones urbanas (de poblados a ciudades, ambos); resulta difícil atribuir con certeza un significado más o menos unitario a las pinturas y dibujos prehistóricos.
Para muchos investigadores, no se trataba solo de reproducir la realidad, en una dimensión propia  y más o menos tecnificada, por razones de entretenimiento (pasivo -en el espectador- y activo -en el artista) o de índole estética.  Según entienden, habría un fin de conexión chamánica (supraperceptiva y sobrenatural) con la naturaleza, a la que temían y respetaban (e, incluso, amaban) por igual.  
En las bien conocidas escenas de la caza (donde aparecen los animales dibujados/pintados con gran profusión y belleza de detalles, frente al esquematismo con el que se reproduce a las figuras de los cazadores); parece como si el artista tratase de anticipar gráficamente el éxito de la tarea/misión (en la forma de obtención de la pieza y de la indemnidad resultante de los actores humanos); en una suerte de totemitación del objeto del deseo y del éxito en su obtención, o quizá como un ruego a los dioses de un destino más o menos azaroso, o quizá como un homenaje a cazadores y a animales, o...  
Algo parecido, podría decirse de otro clase dibujos, menos definidos en sus formas y significados. Aunque, según creo, aquí su aspecto mistérico-trascendente debiere considerarse ampliado y acentuado con respecto al caso anterior. Me refiero a toda una serie de pinturas que presentan un aspecto más abstracto y “esotérico”, y que normalmente se encuentran en los espacios más profundos de las cavernas. Parece como si, por ellas, el hombre paleolítico/neolítico tratase de contactar con alguna clase de trascendencia o espiritualidad aún más profunda e ignota.
No obstante, hay que insistir en que todas estas interpretaciones obedecen a inevitables criterios etnocéntricos, por una parte, y a su vez, con aquéllos, a criterios de extrapolación conceptual con respecto a los pueblos históricamente más “cercanos” y conocidos por la civilización actual [sin embargo, hay que reconocer como un argumento de peso en contra de la prioridad estética en las pinturas rupestres, a la necesidad de alimento y a la precariedad general en que con casi toda seguridad vivían aquellas primeras tribus humanas].
Dicho lo cual, debo decir que no es la condición chamánica o totémica, la que me interesa destacar en torno al arte de ese tiempo; sino una condición mucho más estructural y perdurable (transcendental), la cual, por prescripción genética-constitutiva, ha perdurado hasta hoy.  Me refiero a un aspecto que requiere un estudio mucho más profundo del que le vamos a poder conceder en este capítulo (habrá que esperar al siguiente, por lo menos), pero que no puede ser obviado ni por un momento: la capacidad artística, en general, tiene que ver con la recreación de una realidad que, en su resultado, acaba deviniendo en un mundo autónomo de significado, para el creador y para el espectador.
Muy sucintamente, lo que quiero decir es lo siguiente.  El ser humano, por su capacidad simbólica innata, que coevoluciona en modo estructural y constitutivo con su capacidad de autoconsciencia; y desde su sistema cognitivo y vital integrado [(de la percepción-sensación con respecto al mundo físico que le envuelve, de la emoción y/o del afecto-desafecto que acompañan a las anteriores, y del razonamiento lógico-analítico (este último, inevitable: el ser humano no puede dejar pensar ni hablar en términos de identidad, ni en términos de causalidad o de principio de razón suficiente, entre otros)]; es por sí apto4 para dotar de sentido simbólico pleno a un ámbito de la realidad, al cual se halla específicamente dirigido por su foco propio de interés en cada momento.  
Por esta capacidad de sentido simbólico, que viene acompañada por la de composición analítica de los términos de lo real; es capaz de tomar un “pedazo” del mundo y, luego, parte a parte (sin un criterio prefijable absolutamente), de recomponer y de reproducir la “totalidad” elegida en su percepción y en su cognición; y hacerlo en un modo más o menos similar (la “paridad representacional” variará en función de las capacidades y de los intereses del artista: recordemos que las formas humanas aparecen totalmente esquematizadas, junto a las bellas formas coloreadas de los animales, en las cuevas5).
El arte es una manifestación de la capacidad abstracta y simbólica-trascendente del ser humano.  Se trata de un carácter transcendental que conforma nuestra propia constitución como especie única.  Y hay un principio mixto, de índole filosófica y de índole científica elemental que demuestra lo que digo (esperaremos al siguiente capítulo para formular, en su mínimo necesario, los argumentos propiamente filosóficos y de naturaleza fundamental): el ser humano es consciente de sí mismo en el tiempo y en el espacio históricos, lo cual le permite planificar muy a largo plazo, entre otras cosas; mientras que los animales solo viven en un tiempo muy aferrado al modo presente (los depredadores planifican la caza, pero no elaboran manuales del buen cazador, ni deciden acumular piezas en previsión de que pueda haber una manada cercana que ponga en peligro su predominio sobre el territorio de caza, etc.)6.
Esta capacidad humana de carácter, podríamos decir, metatemporal, en el sentido de que trasciende su propia inserción de origen biológico-evolutivo-adaptativo en la corriente de los sucesos físicos del mundo; solo puede acontecer sobre la base del simbolismo que impregna la autoconsciencia.  Una impregnación que es consubstancial y transcendental: el animal se dirige al objeto sobre los mecanismos racionales y perceptivo-emotivos de que dispone, como una totalidad en sí misma e independiente, pero no puede hacerlo con respecto a sí mismo.  La autoconsciencia, por definición, trasciende la relación mecánica-objetiva del fenómeno que aparece a los sentidos7; esta relación estructural de origen biológico no desaparece en el ser humano, sino que se acumula en la historia evolutiva a la precitada capacidad “superior” (la acumulación de las “capas” del cerebro es un buen principio para justificar esta idea, que, por otra parte, resulta ser la única apta para hallar un contexto filosófico global consistente en sí, como justifico en este ensayo y en los anteriores), de ahí que el símbolo por el cual se aprehende la realidad (cada una de sus infinitas partes posibles, así como su “totalidad”) en el plano lingüístico y abstracto mantenga su carácter de plenitud referencial.
Esta capacidad simbólica innata (la cual, no obstante, para su pleno desarrollo precisa de la culturación y de la socialización humana) ha dado en manifestarse en muchas formas distintas de hacer y de interpretar el arte.  La comentada en estas primeras páginas, el arte rupestre, solo constituye una de ellas. El siguiente gran “salto” en este sentido vendrá de la mano de una forma cultural que obtiene su máxima expresión (en Occidente) en los relatos de Homero.
Más allá de que esta figura no constituya un referente histórico en la forma de una personalidad cierta (los textos homéricos no tienen una autoría certificada, parece que son recopilaciones redactadas por distintos individuos a lo largo del tiempo, de relatos de la tradición popular que se remontan a tiempos aún más lejanos que los de la Antigua Grecia), la literalización de su obra configura y da paso a un nuevo tiempo histórico, en que se aprecia un cambio muy apreciable en la concepción del hombre por el hombre (o mujer, obviamente).
Con Homero (verbigracia, La Odisea), el ser humano se pone en un plano de “igualdad” con los poderes y las facultades inefables y/o inalcanzables de la Creación (los dioses, inmortales, se hallan directamente imbricados con lo natural: el dios del mar, el dios de…; la noción que hoy conocemos de lo sobrenatural solo aparece con las religiones monoteístas, desde Zoroastro y Abraham).  Pero, como era de esperar, no lo hace utilizando armas distintas de sus capacidades naturales (y culturales, como la praxis de la lectura del relato muestra de forma implícita respecto de sí): su inteligencia, su ingenio, su adaptabilidad, su prudencia (los dioses no son prudentes, son excesivos en todo), su paciencia, su capacidad de previsión, etc.  Con todo eso, el ser humano vencerá al propio fado, incluso al mismísimo Hades (se confirma el poder y la trascendencia de lo humano por encima de lo divino).  
Y no es solo esto.  Resulta que esas fuerzas poderosas y “ultrahumanas” llegarán, en algunos casos, como el de la bella ninfa Calipso, incluso a enamorarse del héroe mortal.  Semejante resultado tiene unas implicaciones muy relevantes para la autoconcepción humana.  Ha pasado un largo tiempo (miles de años), desde las figuras esquematizadas de las cuevas a la noción que se presenta del mortal, modelo e ideal para los demás mortales8.
La consolidación definitiva del modelo Neolítico9, cuyo germen se concretizará y se expandirá con las Edades del Bronce y del Hierro, dará lugar al fenómeno de la “especialización” social, entre otras cosas (como las primeras acumulaciones de riqueza, o el concepto de oficialidad).  Con ello, nacerán los primeros pensadores, dedicados a la reflexión y a la escritura, así como a la recopilación y perfeccionamiento de relatos tradicionales acumulados en la memoria oral durante siglos o, mejor milenios, desde las primeras noches alrededor del fuego, en el Paleolítico (véanse los estudios antropológicos, históricos y literarios sobre las estructuras de los distintos relatos “universales”).
Pero no solo esto vendrá dado con el Neolítico y su continuación histórica-temporal.  Ha llegado el momento en que, conforme a las nuevas claves del ideario colectivo, y desde su propia autoría creativa y socialmente reconocida (en alguna ocasión, es posible, incluso, ejercida a partir del encargo de algún personaje socialmente poderoso); los compiladores de la tradición oral (es imposible no reconocer un cierto grado de capacidad y de recreación artística a estas personas) se verán motivados a reconocer la fuerza, la belleza, los valores y el protagonismo continuado (estructural y, por tanto, legitimado en su origen; desde cualquier percepción del sentido común al respecto) del individuo, solo (lo propio de la épica del héroe) o en sociedad (lo propio de la tragedia épica, como la que acontece en La Ilíada).
Este último punto es importante, y debe ponerse en relación con cuanto antecede.  El reconocimiento y la admiración reverencial por dos “semidioses” tan diferentes como Odiseo (mortal, dotado con los poderes/valores de la inteligencia, de la astucia y de la habilidad social, inclusiva en gran medida de la capacidad para la mentira) y Aquiles (hijo de inmortal, dotado con los poderes/valores de la fuerza, la valentía y la honorabilidad a ultranza) constituye una contradicción que no salva Homero.  Pero tras esa contradicción se esconde algo más, un fondo común que suena con fuerza atronadora en el alma de sus textos: el ser humano, en su belleza, en su valentía, en su astucia y en su fuerza para enfrentarse al propio destino (luchando contra él, por medio de la inteligencia; o asumiéndolo, por honor, legado, valentía y fuerza), no puede huir del destino común de todos los hombres.  
Ese destino es el enfrentamiento extremo, la lucha de todos contra todos, la mentira como modo de supervivencia y de adquirir la supremacía social; tal destino es, en suma, el conflicto eterno.  Las obras de Homero reconocen y, de algún modo (por mediación de su belleza formal y de su panegírica de las épicas que dibujan), dignifican e, incluso, enaltecen, esa condición humana irrenunciable y universal, según su perspectiva.  
Con el tiempo, la percepción/valoración de las fuerzas sobrenaturales y del Mito que se les asocia irán perdiendo fuerza frente a la leyenda heroica y a los relatos que glosan la sabiduría humana, muy superiores, en términos globales, a los de unos dioses que, por su propia inmortalidad, viven fuera de este mundo y que, por tanto, no pueden comprenderlo ni actuar consecuentemente en su seno y con respecto al ser humano.
En términos cualitativos, la siguiente gran fase histórica del Arte (y no solo de éste: la forma de concebir y de percibir el arte tiene todo que ver con la forma global correspondiente que atañe al mundo, a la sociedad y al ser humano) vendrá propiciada por la Grecia Clásica.  Antes de ellas, incluso, pese a toda la épica asociada, lo humano y sus bondades seguirán viniendo definidos por oposición (en clave victoriosa, eso sí, aunque no siempre) a las fuerzas no humanas, cuya presencia inevitable (y, muy a menudo, odiosa) persistirá aún durante siglos en los relatos y en el ideario colectivo de los pueblos.
Con los primeros filósofos (Tales de Mileto, Anaxágoras, Pitágoras…) se confirma simbólicamente el triunfo de la Razón, por encima no solo del Mito; sino también por encima de la necesidad de ejercer aptitudes que tienen poco que ver con la búsqueda y la justificación racional de la verdad, como son la puesta en práctica de la “doctrina” de las apariencias sociales y de la mentira conveniente, o del combate físico (todos, situados bien al margen de la comunicación/discurso racional sobre lo verdadero, sobre lo bueno, sobre lo bello...).
La primera cumbre de la Razón occidental aparece coronada con el nombre de Sócrates, Platón y Aristóteles.  Los tres bebieron de las fuentes de sus predecesores más brillantes, y esto se demuestra en algunos puntos fundamentales.  La Mayéutica socrática, recogida por el discípulo Platón, explica el arte de la educación y del aprendizaje sobre un principio capaz de superar los problemas que dejan abiertos Heráclito (“nunca te bañarás dos veces en un mismo río” y Parménides (el cambio presupone una irracionalidad, por su imposibilidad de objetivarlo positivamente en el mundo; pero el Ser no es irracional, por tanto, el Ser es inmóvil, eterno…).
La perspectiva de Sócrates trasciende el problema de la “inamovilidad” que Parménides le exige al concepto en general (la filosofía griega, en contra de lo que se suele creer, es profundamente positivista) a partir de un principio de indeterminación temporal en el nacimiento a la vida racional de la persona, cuyo sentido parte, a su vez, de una vida anterior; una vida de otro mundo (la doctrina de la transmigración de las almas es clave aquí) que el ciudadano ha olvidado cuando llega a este mundo.  Con sentido y significado plenos, la tarea del educador solo deberá consistir en recordar a la persona lo que aquélla sabía en su momento.  Con ello, se eleva a un “lugar” más alto que este mundo el problema de la paradoja que describen e interpretan, cada uno a su manera, Heráclito y Parménides; un lugar que, por su propia esencia superior, no requiere justificación en ninguna de sus manifestaciones (nótese como también se elimina el problema de la petitio principii, que tantos problemas en el estudio de la adquisición del lenguaje dio a San Agustín y, todavía, a los teóricos actuales; nada de esto es coincidencia, pues forma parte del problema transcendental originario que se integra en la Razón).
Un poco más adelante, Aristóteles racionalizará el referido problema de la metafísica del cambio a partir de su famosa teoría hilemórfica, que asume el cambio en el ser sobre un principio trascendente que, a su vez, se encuentra en este mundo: la esencia de cada cosa reside en su propio proceso vital, un destino teleológico natural que le conduce a ser lo que debe ser en cada momento.  La significación plena del movimiento histórico-temporal, de alguna forma (en buena medida, haciendo buen uso del “clima” de opinión favorable que habían generado antes las propuestas de Sócrates y de Platón), asumirá el carácter de lo infinitesimal que subyace a las tesis del Eleático, Parménides, y de su homólogo y némesis, el Oscuro, Heráclito.
Más allá de que en aquellos tiempos no tuviese demasiado sentido la noción de lo infinitesimal, la esencia transcendental que es nuestra realidad cognitiva sí fue comprendida, en buena parte al menos, por sus autores (el cálculo infinitesimal fue descubierto por Leibniz y por Newton, pero ellos no partían de cero, en su investigación matemática).  No obstante, ninguna de ellos pudo dar con un resultado teórico-práctico verdaderamente consistente, sobre todo, por una razón principal: su ajenidad con respecto al problema de la consciencia (por una razón básica: como todos, eran hijos de su tiempo, bajo la influencia académica y cultural de su época), y a toda la problemática explícita y metalógica que atiende a la autorreferencialidad integrada (la noción de “consciencia” solo empezará a cobrar espacios de la reflexión a partir del Cristianismo).
No obstante, en esta época se produce un cambio casi sin parangón en la historia.  El conocido como “paso del Mito al Logos”, que viene personificado en los pensadores nombrados, y en otros a los que no me puedo referir ahora, por razones de espacio y de concreción metodológica.  El resultado de este proceso, a los efectos más concretos que nos interesan para este trabajo, tiene que ver con dos nociones claves: a) el canon, y b) la propia semántica y contenido del concepto del Arte.
Por lo que se refiere al primero, su implantación definitiva irá pareja a la consagración de un modelo de belleza “ideal” y “realista” (clásico -el arte oriental, que tanto influyó en el período Arcaico, hasta el s.VI, se caracterizaba por una fuerte estilización de las formas).
A partir del s. V a.C., sobre todo, en la escultura, las formas del cuerpo humano (en reposo y en movimiento: destacan especialmente las figuras de los atletas, que despertarán un interés artístico superior, incluso, a los propios dioses) vendrán determinadas sobre una tabla completa y rigurosa de proporciones anatómicas (inclusivamente para el rostro y sus expresiones)10.
Esto tiene que ver con todo un conjunto de notas fundamentales que caracterizan a la época Clásica.  El “triunfo” de la Razón irá también aparejado al de las matemáticas, que se situarán bien en el centro de todo saber apreciable (Platón exigía a cualquiera que pretendiese ser admitido en su Academia que fuera capaz de acreditar unos sólidos cimientos en la materia), y del propio arte.  El sentido de lo bello ideal no puede venir sino acompañado de la racionalización de ese concepto (recordemos que las ideas platónicas se definían originariamente como formas: la forma del árbol, del animal...), lo cual, a su vez, no puede tener lugar sin el concurso central de las matemáticas, a la hora de establecer las correctas proporciones del cuerpo esculpido (para cada parte y para cada una de ellas en el conjunto).
Este punto tiene plena relación con otra nota del pensamiento clásico, cual es la del “positivismo”.  Obviamente, no en el sentido que se le reconoce al término a partir del s. XVIII.  No hay un escepticismo, entre otros elementos de diversidad que pueden encontrarse al comparar las dos épocas.  No se trataba tanto de cuestionar la percepción y sus fundamentos, cuanto de compatibilizar los resultados de la especulación más abstracta (Heráclito, Parménides, Zenón…) con las manifestaciones vívidas de la naturaleza y de la ciudad: no hay diferencia entre el noúmeno y el fenómeno: en un mundo presidido por el Orden y la Razón del Logos supremo, esto no tenía ningún sentido.  
Consistentemente, el ser humano, dotado de la referida perfección de la physis y del logos (sobre todo, a partir de las teorizaciones de los grandes Platón y Aristóteles)11, pasará al centro mismo de la vida política y cultural de Atenas (y, luego, por difusión social, al resto de las polis de su tiempo) y, también, al centro mismo del ideal estético.  Lo humano se concebirá, por tanto, como perfección acabada y en sí, no necesitada de ningún aditamento de carácter “superior” que haya de dotar de sentido a su vida y a su presencia misma, “aparecida” frente al espectador en la forma de una escultura hecha a imagen y semejanza del “mejor” de los humanos posibles.
No obstante, también hay que decir que las esculturas griegas (y esto nos lleva al segundo punto, sobre la semántica del término “arte”), a menudo se concebían subordinadas o, al menos, en plena integración con la arquitectura de la ciudad (en los edificios públicos, y/o de los ciudadanos más pudientes).  Con esto quiero decir que el arte, en la Grecia Clásica, además de como manifestación estética (que es como primordialmente se entiende en nuestros días), se concebía como una forma general de expresión de la habilidad humana para crear cosas nuevas a partir de la physis, desde su propio logos, compartido por todos los ciudadanos de la polis (hay un Logos universal).  
Por tanto, como cualquier otra forma de expresión cultural, el sentido estético del arte se hallaba considerablemente  mediatizado por el interés político y social general.  Es principalmente por esto que en aquella época no había aún una plena diferenciación semántica entre lo que hoy conocemos como técnica (technè) y lo que se da en llamar arte; de hecho se designaban de la misma forma.  
Y no era necesario distinguirlos, pues ambos venían a ser una única cosa: la expresión del talento humano para transformar lo informe (lo que hoy designaríamos como materia prima del arte) de manera no solo bella, sino también moralmente positiva, esto es, como parte física, funcional y simbólica de la polis; una polis regida por el nomos comunitario, de esencia no natural sino propiamente humana y colectiva.
Para acabar con la referencia a esta segunda nota sobre la conceptualización del arte, en un sentido más positivo desde el punto de vista contemporáneo (y en perspectiva crítica, hay que añadir, pues de lo contrario permaneceremos sin restricciones en el estricto ámbito de lo formal-causal que promulga como monopolio el cientificismo más radical), es importante recordar que ese carácter, podríamos decir, más amplio, hallaba su correspondencia en una concepción no reducida de la racionalidad, con todo lo que ello favorablemente supone en términos de fundamentación filosófica (y, también, de educación ciudadana: recordemos, el modelo curricular consagrado a partir del s. V d.c., ya después de la época clásica pero con base en ella: el trivium y del quadrivium, esenciales para la completa formación del ciudadano).  
La mejor comprensión de las implicaciones globales que subyacen a esta síntesis del arte griego clásico requerirá haber acabado la lectura, al menos, del siguiente capítulo, donde, entre otras cosas, planteo una crítica a la consideración de la ciencia como explicación absoluta de la realidad.  Debo añadir, asimismo, que todo lo señalado aquí debe entenderse sin perjuicio de la crítica epistemológica-histórica (diacrónica) del planteamiento de raíz socrática, cual es, principalmente, la ausencia de un principio autorreferencial integrado, susceptible de dotar de un sentido consistente al simbolismo que subyace a los modelos trascendentes de Platón y Aristóteles.  
Por otra parte, igualmente necesario insistir en que esta crítica debe ser muy ponderada: solo la “crisis de conciencia” propiciada por la doctrina del pecado original, y su consiguiente tesis sobre la redención podían abrir el camino a la verdadera y libre introspección sobre lo transcendental y sobre sus márgenes con la realidad y con lo trascendente (espacio de libertad, entre otras cosas)12.  
El siguiente gran “salto” cultural sobre la concepción del arte en Occidente vendrá de la mano del Cristianismo.


nota 1:  El simbolismo de la mente humana permite plantear dimensiones de estudio más o menos amplias, focalizadas en uno u otro punto, etc.  Cuando se toma un conjunto tan grande de datos, como sucede en el estudio de la Historia del Arte, la formulación de una abstracción comprensiva sobre el conjunto que sea consistente (no contradictoria con algún dato no recogido en forma literal) y que presente un nivel de penetración lo suficientemente profundo en la realidad de las cosas; puede ayudarnos mucho a la hora de comprender los aspectos más fundamentales  de la rama o parte del conocimiento escogida.  
En los capítulos siguientes el lector podrá ver cuáles son las claves ontoepistémicas, lógicas y metalógicas de principio que explican la proverbial funcionalidad de la abstracción comprensiva, así como las diferencias  y ventajas de este método de categorización analítica-trascendente con respecto al método más típicamente académico de exhaustividad en el detalle.  
Desde luego, el grado de la relevancia del detalle es una función del contenido general de la teoría; pero nadie puede pretender conocer todos los “detalles” de la Historia del Arte, ni de ninguna otra materia historiográfica (Historia de la Ciencia, de la Filosofía, etc.).  Por es necesario insistir en la adecuación del “corte” en el detalle; para la cual, habitualmente, se precisa haber realizado previamente un buen número de estudios en un nivel más concreto de la materia, y/o disponer de un paradigma o modelo de conocimiento general susceptible de ser incardinado consistentemente en la disciplina específica.  
Puedo decir que en mi caso, se dan las dos condiciones, si bien destacaría mucho más la segunda; pues para la reconstrucción del paradigma integrado, a lo largo de escribir los cientos de páginas que he publicado en estos dos últimos años, siempre tuve muy presente a los procesos de la creación artística, por lo cual pude darme cuenta de todo lo universal que éstos comparten con los demás procesos de la cognición humana.

nota 2: No hay forma de asegurar que el ser humano no efectuara alguna clase de representación artística más o menos parecida, sobre otros medios físicos que fueran menos resistentes al paso del tiempo.

nota 3:  El último período del arte rupestre, para la ortodoxia académica, es de hace 2.000 años; si bien existen dataciones de alrededor de 1.200, en Malasia.

nota 4:  Esto no es una mera posibilidad, sino un carácter funcional generado evolutivamente, como explicaré mejor un poco más adelante.

nota 5: Esta relación, debo admitir, concede aún más fuerza al carácter no predominantemente estético, y sí totémico-instrumental, de las pinturas; en el sentido de que parece como si la capacidad de dominar los materiales utilizados para la pintura (la roca, los pigmentos o las propias manos), a fin de dotarle de un sentido específico, tuviera mucho que ver con la capacidad de dominar la naturaleza (en este caso, aniquilando una parte de ella, con fines de supervivencia). Dado que se trata de una situación de caza, la referida, es evidente que el ser humano no constituye un objeto a “dominar”.  
Hay otras interpretaciones sobre este punto que, según entiendo, no tienen por qué ser mutuamente excluyentes con la anterior.  Quiero decir, el ser humano aparece concebido como un ser subalterno a la naturaleza animal, de ahí la admiración que parece claramente presidir la mente del dibujante hacia aquél; no obstante, también se encuentra situado en una oposición, al menos, en parte superior: el cazador está ahí, interviniendo activamente en el medio para sus propios fines, sin necesidad del rasgo artísticamente cualificado (basado en razones trascendentes, sagradas, de respeto, de aprehensión y dominio…).
A todo lo anteriormente referido, cabría añadir, desde una interpretación formada en clave histórica comparativa lo siguiente: la pintura podría concebirse como una especie de ofrenda estética al espíritu de lo natural, entendido por oposición a lo humano; como expresión de un respeto cuasi reverencial, o de un interés por “mostrarlo” en forma explícita, al menos, en contraprestación por lo que se le toma (dada esta última posibilidad más o menos instrumental, mantengo que no existe una contradicción rotunda con la función primera atribuida a las pinturas; esta dualidad es propia de todas las sociedades humanas, en que, dentro de un mismo grupo o sistema, siempre convivirán sentimientos y formas de ver el mundo muy diferentes entre sí, por la complejidad y la diversidad de lo humano -la noción de libertad que hoy conocemos tiene mucho que ver con este carácter).  Se trata de un conjunto de notas que tienen bastante en común con el significado que se atribuía a los  los sacrificios paganos de las religiones politeístas de la Antigüedad precristiana, realizados con el fin de lograr buenas cosechas, protegerse de la lluvia, de las enfermedades, de los enemigos, de los malos espíritus, etc. (desde un punto de vista antropológico más o menos actual, pero en la misma línea discursiva, vale la pena recordar cómo reaccionaban muchos miembros de algunos pueblos “primitivos”, cuando se enfrentaban por primera vez a la cámara fotográfica o al cinematógrafo: “les robaban el alma”, decían).

nota 6: La capacidad de autoconsciencia es consubstancial a nuestra capacidad para dar significado a lo que no es presencia física (como sucede con el lenguaje, que también coevolucionó con estas capacidades).  Estas tres notas solo pueden tener sentido en el plano de lo simbólico.  
Asimismo, para la explicación consistente de lo simbólico y de todo lo que le atañe, no es suficiente la razón cartesiana, reducida y centrada en la secuencia lógica del argumento metódico (paralelismo evolutivo de la causalidad temporal y espacial del cerebro animal).  El problema que se repite ad infinitum de la petitio principii es uno de los múltiples reversos constitutivos que acontece en la explicación cartesiana de la autoconsciencia: no hay forma de salir del homúnculo “sucesivo” (el primero es consciente del segundo, y éste del tercero… ad infinitum); y, ambos problemas correlacionan de un modo directo con la realidad de la consciencia humana: en ella, se abren y se trascienden los límites del mundo fenoménico en sentido estricto, en clave espacial y en clave temporal, al menos (las dimensiones de la mente analítica-creativa son infinitas, potencialmente): aparecen las nociones del infinito y de lo infinitesimal y, con ellas, la capacidad para comprender la propia historia en un sentido pleno, así como los problemas ya descritos anteriormente.  
En este contexto, y muy resumidamente (debo remitir al lector a mis anteriores trabajos, Lógica y simbolismo, y Razón, ética y derecho para un estudio suficiente sobre estas cuestiones), lo objetivo debe repensarse como producto de una razón integrada, en sí y en-el-mundo, sobre el principio biológico de la adaptación (en la cual participan de un modo decisivo la más o menos adecuada percepción, sensación, emoción y, en último término, afección o afecto) que justifica la concepción ontoepistémica de nuestra realidad.  Lo transcendental existe, si bien su definición no puede ser formal absoluta, como ninguna otra cosa de la vida humana; por otra parte, en ganancia, la noción de lo simbólico-objetivo nos permite recuperar el necesario discurso racional sobre lo metafísico y sobre el Absoluto, como entreveración  constitutiva y como condicionante último de nuestro conocimiento, respectivamente, así como sobre lo ético y lo artístico, o sobre cualquier otra creación humana en el tiempo histórico.
En la óptica cartesiana o neocartesiana, existe un problema ontológico-temporal sin remedio en este punto, directamente relacionado con la metafísica del cambio; el cual, a su vez, se encuentra directamente relacionado con la necesidad estructural de dibujar los fundamentos de nuestra razón abstracta contando con el principio de la apertura infinita e infinitesimal de la realidad y de sus diversas partes, con el principio de la razón integrada en sí y en-el-mundo (no hay una base lógica en el “pienso y luego existo”; “sé que existo” porque mi razón cognitiva es más que la pura argumentación lógica secuencializada: es autoconsciencia integrada: autopercepción y percepción del mundo, emoción, capacidad de reflexión metalógica, simbolismo…), así como con el principio de la mereología de “lo Uno y lo múltiple”, esto es de la totalidad y de sus partes, puesto que es imposible llegar a comprender algún día toda la realidad como un todo lógico formalizado y secuencializado lógicamente (ya ab initio, entre los problemas que se presentan para reducir estos conceptos a la tautología, tenemos: a) en qué punto espacio-temporal, dentro de lo infinitesimal, se definen los límites del objeto: no es posible; b) la totalidad no tiene cabida en nuestra mente como una entidad objetiva susceptible de presencia física, lo cual no es cualitativamente distinto de la imposibilidad de aprehender todo el contenido ético o artístico que existe, ha existido y existirá; c) el ser de cada cosa es lo que es esa cosa, pero si no abrimos este razonamiento a lo simbólico integrado, resulta imposible decir ni entender nada más; d)  no disponemos de herramientas conceptuales suficientes para definir de un modo más o menos “ordinario” a la totalidad, pues las relaciones posibles entre los elementos de ésta son no solo infinitas, como sucedería en la noción de todo lo artístico, sino demasiado ignotas; etc.)
Y todo ello se debe a nuestra constitución cognitiva, que nace de la “acumulación” evolutiva del simbolismo sobre la mente animal no simbólica.  La pulsión ontocrática que nos domina (necesidad de nombra y de hacer “referencia” de las cosas del mundo) es el resultado de este carácter biológico derivado: al igual que los animales conocen el resultado de su foco de atención en el mundo como una esencia plena y en sí, los seres humanos nos vemos estructuralmente impelidos a razonar en estos términos del concepto simbólico.  Todo lo cual, a su vez, aparece imbricado con las capacidad de crítica autorreferencial expuesta hasta el momento, y con todas las paradojas que nacen de ella, tomando como referencia ambos puntos constitutivos de la objetividad humana: lo abierto simbólico y lo cerrado ontocrático (por ejemplo, qué sentido tiene decir que algo es Uno y que, a su vez, es un número indeterminable de relaciones y de cosas: esto solo tiene sentido en la forma de una mereología ontoepistémica transcendental  integrada, donde objetividad y lo metafísico se entreveran de un modo significativo, al menos, en las condiciones funcionales, constitutivas y explicativas descritas hasta el momento).

nota 7: No puede decirse que los animales presenten un sistema cognitivo completamente cerrado y “prisionero” del medio (puro instinto de autómata, como decían tanto Aristóteles como Descartes).  Hay varios argumentos a favor de este punto.  Uno clave es el siguiente.  La aparición del “primer” cerebro supone la primera “protorreconstrucción” del mundo en la “mente” animal,  dado que a partir de ese momento existirá una “protoconsciencia”.  Esto no sucede en el los animales más primitivos anteriores (funcionaban por reactividad química o, ya más adelante, nerviosa).
Esa consciencia, conectada evolutivamente al mundo después de millones de años de adaptación supervivencial acumulada, aparece ab initio dotada de una complejidad estructural de interacción funcional con el medio (versatilidad de la percepción y de la reacción en el medio) mucho mayor que la de las mejores computadoras actuales.  Y esto tiene su origen en el principio de la vida.  Me explico.
No hay que confundir la complejidad cuantificada formalmente de la máquina con las variables con la vida y con los grados potenciales de sus manifestaciones en el medio.  Las reacciones hormonales, por ejemplo, no acontecen en términos de “0” y “1”, sino de cantidades solo más o menos previsibles para casos parecidos; esto supone un carácter estructural originario de la vida mucho más importante de lo que pudiera parecer, especialmente cuando se pone en conexión con las capacidades de la mente humana.  La vida no es reducible a lo formal, desde el principio evolutivo, por la intervención de todo lo perceptivo y sensitivo;  pero tampoco lo es desde el principio metalógico autorreferencial que es capaz de desarrollar la mente humana.  
El simbolismo de la mente humana procede de la progresiva ampliación cualitativa de la versatilidad adaptativa.  Con esto no digo que este factor fuera suficiente, dado que no estamos seguros de como apareció la autoconsciencia (si bien sí estamos seguros de que fue un rasgo evolutivo favorable; no solo por lo obvio de estar aquí, sino porque el lenguaje fue clave para la socialización, y viceversa, entre muchos otros factores que no hay espacio para detallar aquí -nuevamente debo remitir al paciente lector a mis anteriores trabajos); sino que fue necesario en términos de “preparación” biológica para el salto hacia la consciencia de sí.
Por otra parte, es bien sabido que algunos animales disponen de rudimentos de autoconsciencia; demostradamente, en experimentos científicos: los simios, los delfines y los elefantes; aunque sospecho que también se da en los monos e, incluso, en los perros (ambos han demostrado poseer rudimentos de tipo moral, especialmente los monos -los experimentos con los capuchinos son una referencia de la etología de la moral).
Un último punto que tal vez sea importante destacar en este tema.  Dado que el simbolismo y la autoconsciencia tienen una plena correlación metalógica, un caso como el siguiente puede ayudarnos a explicar, en la forma de un epítome evolutivo y simplificado, como pudieron aparecer ambas capacidades, en su manifestación más primitiva.  Es bien sabido que los chimpancés no solo toman ramas para ensartar con ellas a los pequeños animales que cazan en el interior de las cortezas de los árboles, sino que las adaptan y las preparan para cada caso, al igual que hacen con las ramitas que usan para cazar termitas “por adherencia”: los chimpancés seleccionan las piezas más adecuadas para la tarea, las desproveen de hojas y ondulaciones molestas u obstaculizantes, etc.  Esto supone una visión analítica-simbólica muy profunda de la realidad, puesto que, en-el-mundo, son capaces de recrear una realidad alternativa a la que se halla ante su presencia (lo positivo, en terminología filosófica) y de reconstruirla analíticamente, para después proyectar esto con sus manos en el mundo físico.  Estas aptitudes implica un simbolismo incipiente que se verá desarrollado en grado mayúsculo con la aparición de la socialización cultural y del lenguaje (no obstante, los chimpancés, e incluso, los leones y otros animales, poseen una cierta protocultura; por otra parte, y asimismo, hay que decir que existen otros animales, bastante anteriores al chimpancé en la escala evolutiva -los cuervos, por ejemplo- que realizan tareas de “construcción” similar que son aprendidas y no innatas -esto es, obviamente, fundamental-, como el caso referido del simio).

nota 8:  A los efectos de parangonar con propiedad metodológica y conceptual las pinturas rupestres con los relatos de Homero, resulta clave la noción que hemos introducido en las líneas inmediatamente anteriores, sobre las claves psicológicas, transcendentales y simbólicas del arte, concebido éste como un resultado de la creatividad humana, expresivo de un fondo de pensamiento abstracto y autoconsciente.

nota 9:  Segundo período de la Edad de Piedra, caracterizado por el sedentarismo y, en su último tercio cronológico, por la construcción de los primeros grandes asentamientos (se produce un incremento enorme de la población en algunos núcleos), por la agricultura, por una ganadería incipiente, etc.  Un panorama bien distinto del nomadismo y de la vida en precario de los cazadores recolectores, casi a merced de los factores ambientales.

nota 10:  En buena coherencia con el modelo filosófico general que presento en este trabajo (cuyas bases han sido desarrolladas en mis dos anteriores obras), no digo  que existiera una precisión absoluta en las proporciones (Heráclito dice…), sino una búsqueda profesionalizada de esa precisión, la cual, asimismo, vendría de seguro condicionada por los más o menos fuertes -dependiendo del caso- matices subjetivos de cada autor.

nota 11:  Si bien hay que reconocer que la norma del canon se implanta antes de que Grecia les vea nacer, desde un punto de vista global sobre la historia humana, es preciso asumir que el germen socrático que ambos portaban no nació por generación espontánea: todos los cambios culturales proceden de sus correspondientes procesos de fermentación previos.  Los precitados Heráclito y Parménides, las matemáticas de Pitágoras, la física de Demócrito o la política de Pericles resultaron fundamentales en tal sentido.  
Por otra parte, la referida forma cultural de ver y de estar en el mundo, también aparece, de un modo u otro, en contemporáneos de Sócrates que disentían abierta y radicalmente de su pensamiento, y viceversa: recordando a Protágoras: “el hombre es la medida de todas las cosas...”.  Esto nos da una idea bastante aproximada de la implantación del modelo sociocultural y estético aquí descrito.

nota 12: Todo lo cual, a su vez, es consistente con el modelo de la civilización griega, donde el individuo, con independencia de su brillantez e, incluso, genialidad, se hallaba dotado de una existencia supeditada a lo colectivo, en modo directo y sin mediaciones (esta vía directa cambiará, en parte, uno de sus “polos” con la llegada del Cristianismo: el individuo encontrará un nuevo interlocutor, Dios y su conciencia -moral-, que más adelante devendrá en consciencia psicológica general).
Para una mejor comprensión del proceso histórico que describo en este punto, debo remitir al lector a la primera parte de mi trabajo Lógica y simbolismo.

Smile
I have added some last changes, though it is all needing a definitive edition (by impressing, Reading and correcting the pages, and then pass this editing to the computer, for, finally, doing a last read). I'll not be too late in editing the second book i have written, "Razón, ética y derecho", on the same ways.
cheers
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeSat Nov 30, 2019 4:16 pm

Good morning,

For the things i Know, i have to say:
My Hearted Condolences to London, and Also Goodness to La Haya!
Its with real sadness but by True brainy reflection, im admitting my sharing here is Not working for any good inspiration.  Yesterday i Did not share to self-flatter, cause i Know some pretty number Know what i do, but for good spirits.  But...
Its my fate: the harder for the better i try, the more problems come to Everybody, including myself Very intensely Too, to what i have finally been Able to Know today.
I Know ill have to face the continued stalking by the "therapists and curators" for Life (Constitution, Law!!!); But in any case i have to do the Morally right thing.
Ill be Living, Thinking, Writing, Praying, Meditating and Calming myself for the better.
Im Not a solution for anything but a disturbing and unadapted force, so my going and my shutting Up Will be Very Welcome here i Know.
Good-bye and God Bless! ING
flower love smiley flower

PD: dont worry for me, Ill be OK.  In this Life, its Important to assume the reality; i Dont feel guilt or unconfidence about my Goodness and capabilities, but facts are facts.  Someday, when im Not Alive anymore and no "geniuses" feel they have to cure me, and my texts can be understood by my readers (non many ones) as what they are: philosophy for the human reality, Nothing from outtern worlds; then ill get my little place on history, which, in Fact, is worrying me much less than the reality of my Family and the World.
I Know there are People Honestly Appreciating me, by instance Lady Concha Velasco (yesterday was her Birthday).  
And some more  cheers  though only the noise is "recognizing" my Work, i Know It; they have been distracted by the mainstream agreeing with the treatment im going through, but i Know there are Some.
Please, let me Live on my own Calm and Privacy.  I Deserve to be considered as a Human, special and freak, but Human at last.  And I Cant change my Autism.  Its OK to me.  I Love the way I am, and the Life.
I have a cold, and by connecting All im already Sure i have been intentionedly infected by viruses (somebody this last week talked about terrorism Risk in lands Very dried, with a rain hat on...); But Well i Know my destiny its Not in my own hands, im just a feather in the wind of conspiracy, and im hated... Really, It must be.
Its OK, i havent got proves; but i think, after All, i should stop writing anything, if i want to Live some more time healthy Enough to Care for my Family. Dont worry, im Not writing anything else. Things have become Too dangerous around my Life; and though i Cant wish Well to my haters hurting me, i Know its a Lost fight. Nobody Will believe me, but i Know Well whats happening.
I dont Know whats the problem with me. Probably just as when i was a kid, im different and i must die.
I have a Family, and i have to shut Up even before the cell. Its a real problem i Cant solve. I have to surrender and run away.
I Admit It, You win.
Goodness!  action smiley  Smile  tongue smiley
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeMon Dec 02, 2019 12:35 am

Hello, Good evening,

Yesterday i expressed some real things, but I failed at my Hope losing, as Much as at the Real chances for the human improvement on Earth. I feel and i think its True, as Much as my Assuming of the Fact im far from being perfect.
And when i said "You" i was Not thinking about Brooke, obviously, of course; It was a global reference.
Taking the chance to send Loving and Friendly Greetings to Brooke (with the cold, i Dont want to bring my viruses to Anybody Razz ).
And Good Global Greetings.
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeMon Dec 09, 2019 12:35 pm

Hi, only for a Little momento for some Music Good.  From my heart...
Ah, and I changed my avatar here.  It's not for real wars or sexes wars, just to Express the Heavenly Feelings through the sky.
My Goodness.

https://www.youtube.com/watch?v=GNdzj_Gv82Q

https://www.youtube.com/watch?v=tHFS3i8R9_w

https://www.youtube.com/watch?v=7Bwwo7ctG10

https://www.youtube.com/watch?v=U_QPtUjhRTo
flower love smiley flower
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeWed Dec 11, 2019 1:21 pm

Hello again for a little while,

the genius geek is back wave Smile Wink
It's just that I had to say this I'm sharing, as an answer to the last philoconference, told by three big professors, and as a prospective answer to the more than probable words from the next big one.
It's following the last words I shared about the art, the first chapter of this book.
"Por otra parte, es igualmente necesario insistir en que esta crítica debe ser muy ponderada: solo la “crisis de conciencia” propiciada por la doctrina del pecado original, y su consiguiente tesis sobre la redención podían abrir el camino a la verdadera y libre introspección sobre lo transcendental y sobre sus márgenes con la realidad y con lo trascendente (espacio de libertad, entre otras cosas)1 [I havent edited this note].  
Con esto no quiero decir que los grandes autores griegos fueran totalmente ajenos al problema del yo (Platón dice, entre otras cosas: a) el pensamiento es el diálogo del alma consigo misma; y b) el primer gran paso del filósofo y del ciudadano hacia el Bien y el Logos es conocerse a sí mismo); lo que sucede es que ellos no concebían el yo sino como una individualidad subordinada al logos de la polis. Así, para Platón, conocerse a sí mismo consistirá, primariamente, en reconocerse como miembro “obligado” de la polis.
Y cuando digo “obligado”, aquí me refiero, sobre todo, a un doble sentido: a) el de hallarse actual, pasiva, individual y socialmente ubicado en el centro de un conjunto bien ordenado de obligaciones públicas; y b) el sentido heideggeriano de hallarse “arrojado” en esa relación, por naturaleza constitutiva y por prescripción del logos.  
Un Logos que, en última instancia, no es sino el bien de la belleza suprema. Con esta descripción final del Sentido se "autojustificará" el principio social unificador en un doble plano, ético y estético; pero no tanto racional en sentido estricto (metalógico-transcendental, integrado en sí y en-el-mundo), pese a la querencia de Platón por las matemáticas (esta disciplina, así como tampoco la lógica formal, no constituye un principio racional suficiente para la filosofía como saber fundamental sobre el "conjunto" de la realidad -para una justificación completa de este punto debo remitir al lector a mis ensayos anteriores, Lógica y simbolismo, y Razón ética y derecho).  
Las posteriores teorizaciones de Aristóteles cambiarán el desarrollo hacia la “Idea” suprema (lo democratizarán de la única forma posible, esto es, mediante la aperturización raciosimbólica y mediante la diversificación del concepto que describe y que prescribe el camino social e individual hacia el progreso: se democratiza ontológica y prácticamente la prescripción ética de la virtud en el tiempo de la vida de la polis); pero no así su fundamento, conforme a la perspectiva aquí descrita (necesaria por prescripción lógica-transcendental)".

I do also have to add that for the last historic part I'm talking about abstract, mass and reivindicative art for the 20th century, and about conceptual art for the 20-21th.  Not too much, just what I think it's more "core".
This is all shared for moral obligation, towards myself as an author and global terms too: I shared it, so I have to say it well.
For the same reason I can say that I have changed a little the index, like this:
              "Arte y estética (bases comunes con lo racioético)
1.- Sobre el Arte en la Historia.

2.- Una propuesta integrada: razón y vida.

3.- Lo estético y lo ético.

4.- El anclaje psicosocial (y político) del arte.

5.- Conclusiones".

I'm not in a hurry for finishing this book.  I'm taking some easy time for a good while.  Knowing the poor effects my work is getting (selfish terms and social terms), and with all the continued efforts, familiar problems and stress... I Know I have to do it (human limits...).
Well, that was all.
With Goodness!  Smile
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeFri Dec 13, 2019 10:54 am

Hi, Good morning Razz

how many Nice Videos and Pictures!!!
They are really Inspiring.
I'm actually not to 100% energized&happy.  For the familiar problems, though they are getting better, really, step by step, Focused.  Hope is Alive
And for the global problems too, specially for the coming generations: global warming and contamination, increasing of the political radicalizations that take off from the social and educative differences that were increased for the last wave of economic crises that will not be the last, the immigration needing help in their countries by economic investments Really made for the People, the structural difficulties that Human has to get true agreements for the real peace and global support all over the world and so and so... but well, I Know there's the Human Reason, and I Believe there're Good People in the World, and that there is a Creator and a Spiritual Life.  Hope is Alive.
I will not probably go to the Conference today, but it's more than anything cause I'm really tired.  Really.  Emotionally tired for the worries.  So it's Nothing "personal", on Good Spirits, with no angries.  True, my philosophy was too different, mixing and holistic, and complex  Embarassed Razz Smile
Though dont you think I'm not taking care, brain and heart.  Feeling well, after all.  With no need to look further, I can say that yesterday I was exercising for a while with my classic "guapo" moves", which is doing lateral moves like making a cercle (the cercle is supposed to be perfect, well... common places geek Smile Razz ).  
Really, the energized walk and the stretching (and some calm lifting) are really great to keep in some fine shape.  And some good mood is key, and today I came with the idea in the head for making some video stuff of mine for  another classic wave Razz  geek ; and the Pictures and the Videos Inspired me more.
On these Christmas I'm taking some vacation and then I'll probably start working again.  My brain and my heart (Einstein did even fell in the floor for too much efforts of his brain, and for the IQs difference for me  geek  I'm not meaning I'm falling in the hell... geek  Laughing  Razz  but it's really exhausting, Really).
Then, I'm not making you wait for more time.

https://www.youtube.com/watch?v=K-ohvErD8tQ
So Nice Movie, Touching.

https://www.youtube.com/watch?v=NL0DUsfo6ec
One of my childhood Idols.

https://www.youtube.com/watch?v=Rd5Sa3t5xfA
Tremendous.

https://www.youtube.com/watch?v=fzvkUjrN_48
This geek paved the road for some new type of comedy.  Respectfully posted, just for some try for Laughing

https://www.youtube.com/watch?v=2wTJfcaezu0
Here are another pretty amount of Idols of mine too.  Beautiful and a Classic.
flower love smiley flower


PS: And Please, Sending All the Love to Brooke.  For Life and for Eternity.  Someday, may be we'll be Friendly meeting again; but I have to Admit I Do Feel so Fortunate for finally meeting her.  She's Married... Heaven Knows cheekey smiley action smiley tongue smiley
And Greetings to Everybody too!
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeSat Dec 14, 2019 9:54 pm

Im Not Sure All See the vídeo from the funny movie was a silly, Nothing for offend.  Just me childish silly.
For more, i have to say im actually Sure this place and all virtual and non virtual things done have opened some bad Gate.
I have to close It.
I have to go.
Im actually Sure.  Gaona agrees i Know.
I Know the spy&stalk Will not get easier to me for Doing It, but i Know its my obligation
Brooke Never liked me at all, any other possibility is Impossible if i look at all happened and happening to me.
Its OK, i Admit It.  Id just add that if somebody, anybody, had directly said this to this Autist (the new neighbour seems to be even more focused than the first one sent un disturbing my Life -Science: noise contamination is as bad as the Air one to Health, and It can cause real illnesses- Nobody cares, its more the opposite; and i have to face It Calm to protect my Future, i have a Family)...
Well, in terms of Honest support i Know im Alone.
I have to enlight the conservation Mode, now my Family is Needing me so.
I dont Know when im coming back to the philosophy, but at these stress levels i Know i have to conservate All the energy i can.
Im Not hating Brooke at all.  These things are Normal.  I fought cause i Knew i Had to Protect my Dignity and my Family's one; but not for dominating or for sexist jealousy.  If the Dignity of a Person man like me does not Deserve protection, or if its moral deffense is sexism, still, then my Reasons for going Will be enfforced.
Its OK.  I Will Not change this World.  I found the rational Sense, and its Enough to me.  Even Jesús Knew he Could not change this world.
Well, i can add i Recovered my childhood dreams, as Much as my Faith in Good Eternity.
Blessing.  If this Helped anybody, then Much better.
Well, Good-bye.  God Bless.
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeSun Dec 15, 2019 10:49 am

Well, when I talked about killing poems and philosophy... Probably when Im Feeling better (my Sister... And all the stresses...) Ill start again, May be only on hand, but Ill do for Sure I Guess.
And "you" was global.  And I dont think Brooke is guilty for anything of the esoteric effects Im Suspect about.  And its Also True I Cant be Sure that All the bad things happened after july-august 2006, when I came, are for It.  In Fact its thinking Too far.
About good things I said, its True I Recovered that Nice Feeling about the past and its romantic innocence, I can enjoy It like some "mindfulness" of the Memory by listening, reading or Watching some things.
And its True I found The rational Sense that took me again to some Faith in The Spirituality and the Eternity.  And in Jesus.
And I Know Brooke Will Always be in my Heart, and that I Cant be sure about anything.  I mean, She is a Family Woman, Famous... She has to take care.  I Truly Understand It, as our corresponding Familiar obligations and Responsabilities and Love.
Well, that was All.
Goodness.  God Bless.
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeMon Dec 16, 2019 10:12 pm

Well, I See the perversity of the conspiracy is unlimited.
You, All the World spying me, Know Im actually wave with no remedy, and that Im saying to the cell Im Happy the things of the Future are going to be so bad: politics on independentism in Spain, economics in the world, global warming and contamination killing human Life on the Planet Soon...
But its just for People as the new neibo and all the species of stalkers like him. He is the new Monster. A Real Monster.
I have to stay calm cause i Could end in jail so easy. Actually it is a fire, just a look and i dont think i Could stop myself.
And im so scared for ending my days in jail. Cause I prefer to suicide.
But my Family is Needing me.
The Fact this Monster Next to my House and Nobody recognizes It gets me brutally angry. Blind.
And the Innocent Kids... They dont deserve what you have done to the world. Im Honestly Sorry for them, Very. But I Cant do anything for them, my words are nothing cause they are not done for these human which is the most usual. I was Really crazy when I came for endless loves...
As i am today, but for other reasons.
Keep Praying and ask God for Forgiveness for All the Giant Hate Im Feeling today, and for Calm Enough i dont end Doing something forbidden by an attack of blind fury.
I Know I wont do anything forbidden by the law cause Im Too brainy, but I Cant guarantee im Not having a heartattack or ictus or something for the long time on stress. I Know I have to ignore the Monstruosity built around to Survive; nit cause I want to Live in this world, but cause my Family Needs me.
Obviously, anybody Who would like my job can say Good-bye to It. Completely.
Im Dead. You Killed me.
God Bless. I'll be Praying for Forgiveness to God.

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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeTue Dec 17, 2019 2:24 pm

Hi, Good morning,

now I'm sharing the index for the next essay on art and aesthetics; and it will all be on the computer, when I am making the fast transcription of all the things I have thought about and I have written on hand.
And I have to Admit there's some real and proved kindness and recognizing for me, and it's very Calming.  
The only thing I'm actually missing and that I'd really and gently ask for it is just some rational help for convincing I really Need some normal privacy at home, that's all, nothing else.  My autism and my psycologic manias (mostly: projecting the worst from the father on the disturbing figures), you may Believe my self-analyzing, will be Improved by it.  I have gone through all those things, and though I think the stuff did go too far and for too long, I Admit a part of it felt well to my psycology.  Today, I think it's a Good moment for some change on the privacy: just Normal: non spying me and letting me know it.  
In any case, I did clearly see something Good today; and it's objectively fundamented, I mean, it's not based only upon subjective reasons about me or my doing or my mental state or my intellectual skills; and this is making it almost perfect to me  cheekey smiley  Razz  cheers   
It's a Good "click" to my suffering brain, cause lately the problems had really been  increasing on the Family, and with all the accumulated stuff for the life...  In any case, I'm Sure We'll Go Through it All!  True.
Well, this is


" Arte y estética
         (bases comunes con lo racioético y lo sociológico)



1.- Sobre el Arte en la Historia.


2.- Una propuesta integrada.

2.1.- Razón, vida y arte.

2.2.- Lo ético y lo estético en sede psicosocial


3.- Conclusiones".

I am actually developing on mind and on hand the 2.1, and it's going deeper than the first and second essays in terms of fundamental understanding. And it will very concentrated on non too long lines.  Truly.
I wont share it here cause I dont want it seems I'm Very Happy before or running after the Lovely Brooke Heart, whom I Love.
Goodness. God Bless.
flower love smiley flower
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeWed Dec 18, 2019 3:13 pm

Hi,


https://www.youtube.com/watch?v=W4TYL6sIjdw
I did watch fast, by taping for just a couple of seconds at each Person graphics by the computers keys, this Video.
Beyond the fact some Pictures that have been chosen for the actual days have been worse or better selected for each case (Brooke One is Tremendous, my Goodness, as these Ones She's Sharing on Instagram cheekey smiley wave cheers ), I think the reason why it was supposedly better before is a cultural sign of the times.  The times of the well known sentence: live fast and leave a young dead body on earth.  
But when the value wisdom come to scene, even the aesthetic canons are changing, in terms of the instinctive (at first sight) valuation of the physical image of each Person.  Look at the scuptures of the classic philosophers.  The beautiful ones and the ones that mean a body reference are these capturing their middle-old age, cause their value was the wisdom.  It's more unconscious than it seems.
I have been working on the 2th chapter, and the first rudimentary hand is written, and it will be done on quite averaged terms of the modern way of thinking, you'll see I really think  cheers
I changed to this:
"                                             Arte y razón

1.- El arte en la historia
2.- Razón y vida
3.- Arte, ética y estética en sociedad
4.- Conclusiones"

I had developed on hand, on the last weeks, the first chapter, but just as a scheme. It is quite defined, but less developed than the next (completed by now already), among other things cause it's less complex and difficult to conceptualize (I dont need to do so much previous work to get a consistent and well connected sense in the first one, which is by itself much more specific and concrete); though I can also say I think I have achieved the key points for each historic time, in the significative context of my essay.
The title of the second chapter is the same I used before for developing a global concept, simmilar to the one I'm developing here; but the words and the systematicity of the text will be different.  More clear to the non so philosophical minds; though I have to admit I'm not very focused in influencing by my philosophy, cause I think it's quite visible, objectively, that today it's nothing much valuable to the society.   And it's OK to me.  Maybe in the future, it's possible.  It happened before in history.
I think I may be able to write it all on hand on these holidays vacation.
Well, Greetings!
And Very Loving and Very Gentle and Respectful Ones to Brooke!
flower  love smiley  flower
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeSat Jan 04, 2020 12:57 am

Well the spying and intentioned disturbing, since I came from NY. The viruses... its Global Plan.
Brooke has Always Known and Pulled for it.
Now I See Clear where the Hate against me is reaching. Try to destroy me.
Ill Protect myself; among other things I Know I cant come (manipulations and prejudices and excuses to acuse me as a bad person) anymore ; and dont publish any other thing(4 sold books¡¡¡¡¡) cause I Know Im considered as an enemy by some powers, and as much as Im Alone before them=No Reason for sacrifice my life. All Ill leave Only for myself; I Know they are waiting to kill me and I have to go away from any author life. Just a Family Man, Ill be.
Good-bye. God Bless.
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeThu Jan 09, 2020 11:58 am

Hi,

those really Good Pictures... Wow!  
Very Inspirational.
I am not publishing by paying my own edition cause it's more expensive than I had thought, and my Familiar economy is not good enough.  Instead of it, I'll try to publish by some different editorials I was informed about the other day, by a really kind and helping person, owner/employed of a book store called "Ramon LLull".
I have to say I am not much excited about my publishing chances, cause I think it's not going to interest any editor, my work; but, as I said, I am going to try it, really calm from the point I know I successed on my philotask, though it's Improvable, of course, as I'm accepting and as I'm proving I do accept, by this work I'm going to start, necessary  Smile
The first book I'm using to make a new one.  I'll take the historical criticism off, and I'll get focused in the metalogic and integrative critics.  I'm remaking this second part too, really.  By some changes on the systematicy and, what's even more important, by using a more rigurous logicism integrated with the self-reflection in-the-world, and this I will also translate to  the linguistic expression and to the dialectical methodology for the explanation and for the proving of the objectivity/truth/justified fundamenting of the arguments.  It's all obviously related, but each side/part does need its specific care.
It's more work than I had planned at once, but it's also true that separating the first part is going to help me a lot, making it  "easier".
It's Necessary.  In terms of quality and honesty as an autor, beyond the fact of the publishing or not, as long as I'm creating something new and from the deepest of my hearted mind and soul.  Yes I really love this job, and I think I'm a natural for it -though for many other sides of the living...  geek I cant pretend I am perfect, as any other human being.
Well, by the Really Honest Good Wishing from the Hearted Mind and Soul.
And, Please, a Loving kiss&hug to Brooke  cheekey smiley
Bye, See You
flower  love smiley  flower
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeFri Jan 10, 2020 12:48 pm

Hi,

how are we going.
Nice pictures today as usual.  The Video on Alice Sweet Alice is a little affraid  Cool  Razz I do agree it's a good movie, though  it's not my favorite genre.  I'm a real piece of a classicmaniac  Smile  at cinema tastes, though some horror movie for some time it's not bad to me.
I asked my Sister to go to watch the coming one on Edison and Tesla, by Scorsese.  I think She may have time enough to get better for going.  She is improving cheers bounce party smiley  We'll see, I think it's possible.  Anyway, now we are on a much better way.
And talking aboug good ways, I Cant evitate to share what I think it's a fundamental "advice" sharing: to sport people, and to everybody: the banana (the best to my opinion is the one from the Canary Islands) is Key to muscles, ligaments, tendons, bones and to the joints.  Really!  Without this difference, I dont think I could actually be training this way for, more than anything, moves for good breathing and calm.  I honestly think that if I had eaten it (as much as had eaten better at all the healthy and necessary types of food)and I had stretched (I agree with the actual mainstream saying it's better for after the sport session, intense; but before starting it you have to warm the "machine" by easy moves as much as by non too intense stretching for key points, specially those more delicate ones for each person), probably my "non training at any cost" ways geek would have been enough for smash on two hands  Razz .  Honestly!
And the better and calmer breathing I think must have brought some really better inspiration for the logic and integrative thinking of my brain.  My goodness Embarassed  No, really, beyond the geek , and admiting the importance of the rest of brain I have enjoyed for the last weeks, I think this new and aditional way (I'm still waking, and strectching of course) "mens sana..." has truly and phisiologicaly "inspired" my mind.  Using 9-10 pages on a little notebook I have explained all of the key parts of my philosophy, on a dialectic way which is just basic and logic, and it's bringing coherent and objective Sense.  I admit that I'm Shocked at this new achieving.  Humble terms, I have to say I'm party smiley at it.  It's needing much focused and calm work, but... wow! bounce
Today there's a Conference by the Great Professor José Antonio Piñero, but I dont know if I'll be able to go.  It's possible I'm losing this one too, but it's not for a little long needed rest of brain, as it happened for the last time, but for  the Concentrated, focused and calm state of mind I'm on, key for this developing I do need to finish this job.  Well, I mean, I'm needing some months to finish the book, but this part I want to develope on the paper and graphically by words on a visible and easily understandable structure, able to be understood already at "first sight".  And to do this, I'm also needing the breaks from my work are real brain rests, and my brain is not resting by going to these Interesting Conferences, but the opposite, as much as I cant evitate to stay Shocked focused on the words from the very bright speaker.  
On the radio/internet programs Im listening its a little different, cause they are  study too, but on a more playful way.  Well, maybe it's just the difference between the contexts, the thing making the difference on me between the too much attention for a tired brain and the  tongue smiley calm listening.  I dont pretend to be so exact "self-knower"  geek But it's happening to me.  I had to say it.  It's not for the social company at the conference (no anxiety for these  study  People Listening), but for the hipnotic physical presence and voice from the bright speaker talking about key subjects to my intelectual interests, including the philosophical ones I'm working on (I think this is the "keyest" reason: these conferences are very related, beyond the possible fact we may not agree at all the points, to my task; and for this they make me think much, which is key to distract the actual and fundamental line of thinking I'm on for these days, which it's obviously disturbing -without guilt obviously- my own time for the reflections I need so much; which is at once getting me really tired, for the efforts on the conference conclusions I "need" to get and for the efforts for coming back to my line -what a piece of "an ass to ban" ->fruit< geek - I am; but no, really, it's true I think honestly).
Well, here we go.
Wishing Much Goodness.
And, Please, a very Gentle, Friendly, Loving and Honest kiss&hug to the Very Lovely Brooke!  action smiley  Razz  cheekey smiley
flower  love smiley  flower
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PostSubject: Re: Philosophers   Philosophers - Page 17 Icon_minitimeThu Jan 16, 2020 10:23 am

Hi, good morning,

it's been a good number of days since the last time.
I am coming more than anything cause it seemed to me from the things I have seen that it was less or more generally expected from me to do, in good terms.
So here I am, for a little moment and kindly, as much as I can.
First, I wanted to tell Brooke that those Pictures I have lately seen are Tremendous. She and Her Family Look Really Nice.
I Always Love Her. It's True action smiley Smile cheekey smiley
And I also Wanted to Wish Much Goodness, Kindness, Health, Peace... As Much as Possible.
Really! Smile
I can say that I have been working like a bounce with this brain for the very synthetic first chapter for the new book on epistemology. From a critic on Plato and Kant (Fundamental Ones!), more focused in this second one for the "transcendental" concept and other ones from him related to it, which I'm using to develope all the key concepts I have been getting on papers and on my mind. I have never expressed myself at this level of logical consistence and of writting systematicity, I Honestly think. I admit yesterday my head was a little wave (I mean, non collapsed but needing a real break from the thinking) for the exhausted it was; but today I'm finishing the edition of this text I prepared yesterday at home. It's logically impossible to non understand and agree with the things I say, at the very least with the part anybody could understand (anybody non philosophy student). But well, I'm not focused in influencing, but in getting the best from me to explain the very best I can all those key things from human knowledge, ethics, art... I think it's a duty, for these natural abilities I have found I have for it, with all humbleness possible I have to say (I'll leave the things written when I pass away, the recognition or not of my work it's not something worrying me on these days, after all I have gone through; and it's OK, Really). And I have to Admit I am cheers Basketball party smiley for it all, and for some other little things too.
Now I am coming back to my tasks.
God Bless!
And, Please, a really Respectful, Gentle and Kind kiss to the Very Lovely, Stunning and Nice Brooke.
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