Te amo.
Tan hondamente que tuve que hacer de lo profundo mi vida.
Mas yo sería capaz de contener el ímpetu de amarte
en el aliento que contiene un simple hola ante el mundo,
o en la frugalidad aparente de una mirada predadora.
Sólo por ti, y por sentir momentánea esta eternidad,
que arde y grita como un fuego en el espíritu y la sangre,
condensaría la vida, la felicidad y la esperanza de ser,
en el interior de un casto beso sobre tu mejilla o tu mano.
Tanto siento.