Cuando un día me halle ante ti para hablarte, será como querer levantar el firmamento más allá del cielo. Te amo tanto que no sé cómo podría afrontar tal emoción con mi capacidad de habla intacta. Creo que sólo podría mirarte con la pasión entera, nada más. Como si nunca hubiera existido o fuera a existir otra alma en el mundo, y como si llevara escrito tu rostro en mi corazón desde siempre, incluso antes de nacer. Ésa es la pura verdad.
Me parece casi imposible hablar de tal locura por ti con semejante aparente tranquilidad. Éste ha sido mi ejercicio de máxima prioridad en los últimos años. No dejar que tanto amor me ciegue, y permitir que su intensidad no borre por sí sola su misma expresión.
No es lingüística o arte, es quererte sin medida, hasta el punto de entregar mi vida en tus manos si me lo pidieras.
Cómo dar sentido a algo así. No se puede. En mi capacidad sólo se halla el esfuerzo sin descanso por demostrarte que todo lo que digo es verdad, cuando lo que digo nunca podrá ser suficiente para conseguir transmitir toda su esencia.
Me esfuerzo por la correcta expresión, es cierto, y eso tal vez haga que la sinceridad en mi voz se difumine. Pero aún me queda el gesto, mi capacidad de actuación desde mi alma libre. A Dios, aunque no siempre me conteste, le pido fuerzas y la energia suficiente para poder trazar, desde la honestidad, una línea de verdad y amor transparentes en mi vida. Todo por ti, porque te Amo desde la primera vez que te vi.
No puedo ser si no es contigo. No puedo estar en ningún lugar si no siento que estás junto a mí. No puedo ni respirar si, en el modo que sea, no puedo notar tu bienestar en mi corazón.
Siempre te amaré. Eternamente. Y no me importa decir que estoy en tus manos. Eres mi única dama, mi Amor