Cualquier vacío se llena si estás conmigo;
reduces a la nada cansancio y dolor
en cada trozo de alma, como un milagro.
Todavía no puedo hablar de esos instantes,
cuando te vi como la más bella realidad
y me robaste el corazón y el pensamiento.
Para siempre, desde el aroma de tu piel.
No es tu belleza lo que ansío, ni tu fuerza,
ni tu bondad o tu sonrisa, tan sólo quiero...
Tan sólo quiero todo, tu espíritu y tu ser.
Porque débil me pierdo al pensarte,
porque no puedo ver otra cosa en mi mente,
y los instantes de tu mirada han iluminado
antiguos lugares de orgullo y desesperación.
La ternura y paciencia al encontrarte,
aquí, en mi corazón que libre te abro ahora,
me hacen poseer un único y mágico deseo:
que el cielo que vive en ti sea tuyo, eternamente,
y libere tu alma a las estrellas y al amor
como una aparición cabalgado sobre el viento
que no puede parar de alumbrar con su luz.
Ahora me siento débil en este amor;
quiero contarte la verdad y entregarte la vida.
En el cansancio de tantos años sin ti,
y en esta pasión que no se va,
he encontrado, desde tu luz, al fin la paz;
paz por encima de todo, ahora en mi ser.
Y años, para contarte y dedicarte todo.
Que la fortuna me acompañe y dé alas
en la forma y manera de encontrar
la fuente de que se nutre este amor,
para que sepas siempre que te quiero.