El pensamiento de rozar tu mano es locura
que me envuelve de pasión e inocencia,
como una brisa convertida en huracán
al sentir que dentro de tu alma eres mía.
Pensar en ti es sentir el roce de tus labios,
y apagar la sed de mi consciente ceguera
con un simple aliento de volátiles fantasías.
Pero es más, mucho más, este amor.
Estar aquí, ser aquí, vivir aquí.
Te quiero.
Mi cuerpo y mi alma, olvidados de la razón,
buscan refugio en tu felicidad y esperanza.
Mi vida, lo que queda, es tuya.